No debe sorprender que al interior de la coalición gubernamental surjan diferencias de opinión y matices respecto del acuerdo con el FMI.
Ante la demanda de ajuste, Argentina responde: “No es que no queremos un arreglo rápido, es que estamos convencidos de que un mal arreglo es peor que un no arreglo”. Este es el escenario en el que estamos.
El FMI pronosticó una caída del PIB argentino del 9,9 por ciento para este año. Esta fuerte reducción no sería una excepción. No lo sería en Latinoamérica y tampoco respecto a los países desarrollados.
La intervención sobre Vicentin no se produce debido a su éxito empresario: por el contrario, es una consecuencia de su fracaso como empresa.
Las disposiciones del BCRA se suman a otras tomadas por la CNV y la AFIP, entre otras, que se orientan a desincentivar las operaciones especulativas del dólar, como el MEP y el Contado con Liqui (CCL).
La brecha es funcional a quienes pretenden incrementar sus precios locales injustificadamente o quienes apuestan por una devaluación para obtener mayores ingresos por sus exportaciones.
Se busca instalar una discusión falsa para decir que el tipo de cambio real está atrasado, que se necesita una devaluación, y además, para justificar aumentos de precios.
Obtener un largo periodo de gracia y plantear una fuerte baja de las tasas de interés y una reducción del monto del capital. La posible recepción de un nuevo préstamo del FMI para cubrir las necesidades derivadas del coronavirus.
Se puede pensar que el mundo enfrenta al menos dos pandemias.
El diputado Mario Negri, cuando anunció que su bancada se retiraba del recinto de la Cámara de Diputados este último jueves, dejó en claro que su objetivo era judicializar lo que se iba a tratar en