El crack colombiano reflexiona sobre la política en su país, su presente con formador de jugadores y su profunda amistad con Diego Maradona.
La vida pasa junto a los muros de la cárcel que cada uno se ha fabricado. Son muros de interior donde las inclemencias del prójimo habitan como espectros que parecen hologramas.
Se fue. Seguramente con una sonrisa de arroz con leche y con un puño en alto.
El ex jugador de Huracán, Racing y la Selección Argentina repasa su participación en el concurso de cocina, su pasado con la droga y su visión sobre el coronavirus.
Desde Freud sabemos que el odio al otro es la expulsión física y simbólica del odio que sentimos hacia nosotros mismos.
La esperanza es una impostora dulce, apacible, esclavizante. El mundo, a lo mejor vuelve, a lo mejor no. Son plegarias serenas que ya nadie escucha.
A los 70 años y en tiempos de pandemia, el Pato abre su corazón para contar que nunca se pudo recuperar de la muerte de sus padres y su hermano, los tabúes que se rompieron en el fútbol y el significado de la vejez.
Hay historias cortas que para ser entendidas requieren de una vida larga, de lejanía. Es la vida que transcurre entre las grietas de la memoria, lugar poco habitado, crepuscular.
En el fondo de todos los viajes nunca se sale de casa. Este es un viaje que parte de un sentimiento de ausencia, de dolor lánguido, de hambre acumulada.
No sabemos quienes vamos a ser, pero podemos sospechar quienes fuimos. Eran días de vino y rosa, de sangre y alambrada, de alegría seca, de encono ciego. Estábamos de rodillas y no lo sabíamos.