Tirar manta para sobrevivir: cómo resisten las vendedoras ambulantes
Salen a la calle, tiran la manta en la vereda, una sábana, un pedazo de nylon o hule, acomodan ropa, mochilas, juguetes, medias, barbijos, cartucheras, fundas, pañuelitos. Están de lunes a lunes, desde muy temprano, cuando aún se puede caminar en el centro porteño, hasta que anochece. Si la venta fue buena, algunas vuelven temprano a casa, otras tienen actividades: estudian, bailan, hacen cursos o deben cuidar a sus hijxs y nietxs. Silvia, Nancy, Delia, Carmen, Marina y Evangelina, son manteras. También, madres solteras, abuelas, trabajadoras de tiempo completo y amas de casa.