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La CGT que conduce el camionero Hugo Moyano no hizo ayer, durante la reunión que mantuvo con el presidente Eduardo Duhalde, mayor gala del mote de rebelde con el que comúnmente se la conoce: si bien sus dirigentes recordaron que esa central sindical “se encuentra en estado de alerta y movilización”, aclararon también que no impulsarán ninguna medida de acción directa sin antes escuchar la respuesta del Gobierno a sus planteos. Lo que pidieron, entre otras cosas, fue la convocatoria al Consejo del Salario para discutir sueldos acordes a la remarcación de precios que siguió a la devaluación, la derogación del Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) y el respeto a las leyes de subversión económica y de quiebras, además de exhortar a la administración duhaldista a que rechace “las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) por ser humillantes para nuestra dignidad nacional”.
Duhalde recibió a la CGT rebelde en el marco de una ronda de diálogo con las centrales sindicales, que proseguirá hoy cuando se reúna con Rodolfo Daer y el resto de la conducción de la CGT oficial (ver aparte).
La mesura por la que ha optado la CGT que lidera Moyano quedó reflejada en boca del propio camionero antes de que concurriera a la Casa Rosada, cuando declaró que “si no hay soluciones no queda otro camino que comenzar a reclamar para que se comiencen a actualizar los salarios”, pero al mismo tiempo se apiadó de Duhalde y destacó “está haciendo lo posible en una situación como la que vivimos los argentinos”. Entonces, marcó también que “en muchas cosas” de la gestión duhaldista “no estoy de acuerdo”, aunque interpretó que lo que el Presidente está haciendo “es tratar de estabilizar medianamente un país para que, después, los gobernantes que lo sigan puedan tener un país ordenado”.
Duhalde recibió a los sindicalistas junto a sus ministros de Trabajo, Alfredo Atanasof, y de Producción, José Ignacio de Mendiguren. Del encuentro participó también el viceministro de Economía, Jorge Todesca,
También antes de la reunión y después de recibir al jefe de la misión del FMI, Anoop Singh, en su despacho de Trabajo, Atanasof hizo declaraciones y sostuvo que “hay condiciones de libertad para el debate salarial”, así como que “la negociación colectiva es el instrumento más apropiado” para el desarrollo de la discusión al respecto. La frase le valió la réplica de Moyano cuando ambos estuvieron cara a cara. “Esto de discutir salarios en paritarias es puro verso”, le reprochó el camionero.
La apertura de la discusión salarial fue tema central de la agenda con que la CGT disidente fue a ver a Duhalde y que incluyó también la demanda de que se reactive el sector de las Pymes y que se busquen mecanismos para frenar la suba de los precios. La posición quedó sintetizada en un documento, donde los sindicalistas advirtieron que “los efectos de la devaluación y de la especulación que llevan adelante los ‘dueños del poder’” ha provocado “un derrumbe más profundo del nivel de ingreso de los trabajadores” y “condena cualquier intento de reactivación”.
“El pueblo sabe el precio de la sumisión al FMI y la rechaza”, señaló la CGT de Moyano en el mismo texto. También expresó que “detrás del FMI no hay una fórmula de salida económica, sino la pretensión de abortar cualquier posibilidad de encarar un proyecto nacional” y que “definir el rumbo hacia una Argentina de producción y trabajo implica necesariamente desandar el camino recorrido en materia económica y social” y “discutir salarios y rediscutir la injusta distribución del ingreso”.
“Aunque consiga el respaldo del FMI no va a ser de ayuda porque significará seguir con la misma política recesiva”, le advirtieron los sindicalistas a Duhalde puertas adentro, aunque no tuvieron mayor éxito. “Duhalde está convencido de que con ayuda del FMI será más fácil salir adelante”, se lamentó un rebelde al término de la reunión.