CIENCIA › DIáLOGO CON MARCELO OTERO, DOCTOR EN QUíMICA, INVESTIGADOR DEL CONICET

Epidemiología del dengue en la ciudad

Si bien el dengue suele ser un tema del verano y no asociado en general a Buenos Aires, las poblaciones aparecen a partir de la primavera, pero se incuban durante el invierno. Los estudios epidemiológicos sugieren que el control debe empezar desde el invierno.

–Cuente qué es lo que hace aquí.

–Yo empecé en el año 2003 con una beca posdoctoral del Conicet, en la que decidí cambiar de tema: si hasta entonces me había dedicado a la química, quería hacer algo de biología y matemática aplicada. Empecé a dedicarme a la ecoepidemiología matemática. La idea era hacer modelos para dengue y fiebre amarilla teniendo en cuenta la dinámica poblacional de los vectores de esas enfermedades: el mosquito Aedes aegypti. Inicialmente, queríamos hacer modelos matemáticos que describieran las variaciones de mosquitos en la ciudad de Buenos Aires, como función de la temperatura, de la cantidad de criaderos. Después, la idea era ir aumentando la complejidad de los modelos e incorporar, por ejemplo, a la población humana y ver la interacción con los humanos. Si el mosquito está infectado puede contagiar a los humanos, si el mosquito está sano y pica a un humano infectado puede levantar el virus, desarrollarlo en su interior y transmitirlo. Así se va propagando la enfermedad. En una primera etapa, hicimos un modelo muy sencillo de cómo varía la población de mosquitos en la Ciudad a lo largo del tiempo. Como son de sangre fría, su actividad varía de acuerdo con la temperatura: en invierno desaparecen y en la primavera empiezan a eclosionar los huevos que quedaron del invierno, empiezan a aparecer las poblaciones adultas y luego en la época estival hay una alta población de adultos. Es allí donde empieza el riesgo de propagación de la enfermedad.

–¿Cuánto dura el ciclo de vida de un mosquito?

–Una hembra adulta pone huevos; esos huevos pueden permanecer varios meses, de acuerdo con la temperatura: pueden sobrevivir a todo el invierno. Con la primavera, los huevos eclosionan, nacen larvas. Esas larvas maduran, pasan a otro estadio que se llama “pupa” y luego, de allí, emerge el adulto. La duración del ciclo depende de la temperatura. A temperaturas muy bajas, no hay ciclo porque no hay adulto. En general, dentro de los límites de temperatura de Buenos Aires, a mayor temperatura más cortos son los ciclos: si todo el ciclo del mosquito le lleva 20 días a 25 grados, a 30 grados le puede llevar seis. Los números que digo son inventados, téngalo en cuenta. Pero es la idea. Si hay temperaturas muy altas, el mosquito ni siquiera se va a desarrollar: se muere. En las temperaturas medias de Buenos Aires, al aumentar la temperatura se hacen más cortos los procesos.

–¿Hay grandes poblaciones acá en la Ciudad?

–Sí. Nosotros trabajamos en colaboración con un grupo que investiga específicamente a los mosquitos, y ellos son los que hacen relevamientos de las poblaciones semana a semana en toda la Ciudad. No se puede contar cuántos mosquitos hay, en realidad, pero sí se puede contar cuántos huevos ponen. Lo que uno hace es poner trampas para huevos: uno supone que los mosquitos ponen huevos tanto en las áreas naturales como en las trampas y cuantos más mosquitos haya más huevos se van a encontrar en las trampas.

–¿Cuáles son los criaderos naturales?

–Aegypti no es un mosquito que crezca en lagunas o charcos, sino que se acostumbró a crecer en lugares donde está solo como individuo. Por eso crece en tachitos, en recipientes, y por eso siempre en las campañas se dice que hay que eliminar pequeños recipientes. Todos esos lugares donde uno no encuentra gran diversidad de especies son aquellos en los que crece el mosquito. Si uno va a buscarlo en un charco, allí no está: tiene una forma de vida que hace que esté muy expuesto a predadores, y por eso crece solo. Esos ambientes son muy cercanos al hombre. Originalmente, en su hábitat natural, eran mosquitos que ponían huevos en los huecos de los árboles o en los pliegues de las hojas. Lo más parecido en el ambiente domiciliario son recipientes pequeños.

–¿Se puede dar una cifra de cuántos mosquitos hay?

–No, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es cómo es el patrón espacio-temporal: las poblaciones aparecen a principios de la primavera en ciertas zonas de la Ciudad (que son la periferia: la zona sur y noroeste) y van avanzando hacia la zona del río. Por ejemplo, Palermo y Recoleta son los barrios que reciben la última oleada de mosquitos. Si uno detecta con esas trampas huevos de mosquito en Mataderos a principios de septiembre y recién los detecta en febrero en otros barrios como Recoleta, es evidente que la población es más alta desde más temprano en Mataderos. Uno lo que tiene son esas medidas, pero no hay forma de medir la cantidad de adultos. Se mide en forma indirecta, y usando modelos se puede obtener información. Lo que sí se conoce bien es el patrón espacio-temporal del mosquito.

–No hay demasiados casos de fiebre amarilla y de dengue en Capital.

–En general, fiebre amarilla no se reporta. En el caso del dengue, se suelen reportar casos importados y si existe el mosquito en la Ciudad con gran actividad, con una población alta, y tenemos infectados provenientes de una zona endémica, nada impide que otro mosquito pique a un infectado, levante el virus, lo desarrolle en su interior y pique a otra persona transmitiéndoselo. Influyen muchos factores, entre los cuales está el azar. Nosotros lo que estudiamos es cuáles son los factores que pueden incidir en que estas epidemias ocurran o no. En el caso de que una epidemia ocurra, vemos qué tipo de medidas pueden tomarse para evitar que la epidemia prospere.

–¿Y cuáles son los factores que inciden y las medidas que hay que tomar si hay una epidemia?

–Los factores que inciden son la temperatura y la cantidad de criaderos (disponibilidad de recipientes). Uno no puede controlar la temperatura ambiente, pero sí se puede bajar la disponibilidad de recipientes. Entonces, en general, lo que se recomienda en invierno es que se elimine todo el tacherío de los patios para evitar que el mosquito pueda desarrollarse. Según algunos estudios, el mosquito cuando tiene que poner huevos busca un nuevo lugar, es parte de la estrategia. Si uno en pleno verano le saca los sitios de cría, el mosquito no sabe dónde ponerlos, pero empieza a volar hasta encontrar nuevos lugares. Si uno en verano hace una campaña de eliminar tachos, lo que puede producir es que el mosquito vuele más de lo normal y llegue a zonas en las que no estaba. La estrategia de eliminar tachos es buena para utilizarla antes de que sea la fecha de alta actividad de adultos. Una vez que está la actividad de adultos, uno lo que puede hacer es controlar un poco la cantidad de recipientes; hay medidas que se suelen usar, que a los ecólogos no les gustan, como aplicar insecticidas (porque no solamente se mata al mosquito sino a otras especies) y se pueden tomar medidas de control. Una de las cosas que nosotros planteamos como medida de control es bloquear la transmisión del virus del mosquito al humano. En aquellas enfermedades que se transmiten de forma directa, como la gripe, uno sugiere que la gente se quede en la casa. El asunto es que si una persona tiene dengue, el mosquito que la pica puede entrar y salir y se infecta igual. Entonces con eso no alcanza: necesitamos otras medidas de aislamiento, como el uso de repelentes, el uso de insecticidas, de mosquiteros, de redes: cualquier cosa que impida el contacto entre el mosquito y el humano. Otra estrategia que estuvimos trabajando es la aplicación de insecticidas que maten a los adultos pero no de forma indiscriminada. No se trata de aplicar insecticidas en cualquier momento y en cualquier lugar: si yo sé que apareció dengue en cierta manzana, puedo suponer que los mosquitos infectados están en esa manzana y entonces dedico mi estrategia de fumigación allí y no pierdo el tiempo fumigando en un barrio en el que no pasa nada. Nosotros hicimos modelos y lo que vimos es que la combinación de ambas cosas (métodos de aislamiento y fumigación localizada) es la estrategia más adecuada. Tal vez así no logremos evitar una epidemia, pero sí que sea lo más chica posible.

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