CULTURA › ABELARDO CASTILLO Y SUS REVISTAS SARTREANAS

“Sartre llevó la filosofía a sus orígenes poéticos”

Por S. F.

“Sartre no sólo llega a la revista sino a toda nuestra generación”, dice Abelardo Castillo a Página/12. “Yo recuerdo haber discutido en San Pedro con un amigo, cuando tenía 18 años, sobre la polémica entre Sartre y Camus”, cuenta el autor de Cuentos crueles. “Estábamos hablando de las implicancias ideológicas de esa polémica, bajo un farol, cuando todavía no había pisado Buenos Aires y no tenía ningún vínculo con ‘la república de las letras’.” Las tres revistas que dirigió Castillo –El Grillo de Papel, El Escarabajo de Oro y El Ornitorrinco– se destacaron por la impronta sartreana que destilaban sus páginas. Especialmente El Escarabajo...: ahí el escritor reseñó El ser y la nada (en el número 34), además de proponer una relectura de la obra, y publicó numerosas intervenciones de Sartre, entre ellas la recordaba cobertura del viaje a Cuba del filósofo francés junto con Simone de Beauvoir.
–¿Usted fue uno de los primeros que, en la Argentina, reivindicó a Sartre como escritor?
–Sí, aunque antes hubo sartreanos en el grupo Contorno. Pero la reivindicación que pasó por El Escarabajo de Oro era también del Sartre novelista, dramaturgo y cuentista. Los cinco relatos de El muro son para mí de lo mejor que se ha escrito en la literatura francesa. Y sigo pensando que La náusea es una de las grandes novelas del siglo XX. De tanto en tanto vuelvo a La náusea con mala fe, para ver qué es lo que hoy, a mis 70 años, me resulta discutible o intolerable, pero nunca lo encuentro (risas). Sartre era esencialmente un gran escritor de ficciones y, además, el existencialismo como filosofía se adecuaba perfectamente a la ficción.
–¿En qué sentido?
–Es como si Sartre hubiera llevado la filosofía a sus orígenes poéticos, es como si, a través del existencialismo ateo, la filosofía hubiera vuelto a la literatura. Pero esto también está en Sören Kierkegaard, en su diario, que es esencialmente el diario de un escritor, o en muchos de sus textos literarios que pertenecen a la literatura de ficción. Pero en Sartre, como en Simone de Beauvoir, como en Camus, aunque no se llamara existencialista, la ficción es como si se apoderase nuevamente de la filosofía, y esto estaba muy cerca también del pensamiento de Unamuno, que decía: “La filosofía se acuesta más a la poesía, que no a la ciencia”. Para Unamuno, un modo de filosofar era a través de la poesía.
–¿Cómo definiría hoy a Sartre?
–No fue ni el más grande filósofo ni novelista ni dramaturgo del siglo XX. Sin embargo, fue un novelista, un dramaturgo y un pensador que conformó una personalidad que es única en el siglo XX. Sartre, en su conjunto, es probablemente uno de los hombres más completos del siglo XX. Nunca hubo en la literatura francesa, y diría en la literatura europea, un hombre de la dimensión intelectual y espiritual de Sartre; el único cercano sería un hombre como Thomas Mann.
–¿El pensamiento sartreano sigue vigente?
–Sartre volverá a ser descubierto, si es que no ha sido descubierto ya. Su pensamiento sigue teniendo una vigencia inmensa en el mundo, lo que pasa es que se incorporó a la cultura, es más o menos lo que pasa con Freud: todos somos freudianos sin saberlo, aunque no hayamos leído un solo libro de Freud. La palabra “compromiso” y la angustia existencial son de dominio público.

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