DEPORTES › NO ASOMAN AUN LOS CANDIDATOS A SUCEDERLO EN LA PRESIDENCIA DEL CLUB A PARTIR DE DICIEMBRE

La carrera política de Macri enrarece la elección en Boca

A diferencia de la votación por el gobierno porteño, la campaña en Boca no se inició y ningún candidato asomó la nariz. Aunque los aspirantes a sucederlo se arraciman a su sombra, la posibilidad de que el ingeniero sea derrotado en el ballottage por Aníbal Ibarra inquieta a sus herederos, que incluso no descartan su continuidad en el club, aunque se lo impida el estatuto.

 Por Gustavo Veiga

Nadie repara hoy en la otra elección. Ni siquiera pensando en que una votación semejante, allá por diciembre de 1995, erigió al ingeniero Mauricio Macri en presidente de Boca. Tampoco parece demasiado significativo que el candidato de Compromiso para el Cambio, gracias a aquella victoria electoral y a la de 1999, en que revalidó su mandato en el club, ahora pretenda gobernar la principal ciudad del país. Los éxitos futbolísticos y una buena dosis de marketing filantrópico posicionaron al empresario. Y opacaron –al menos hasta el 24 de agosto, el día de los comicios en Buenos Aires– la elección boquense pautada, en principio, para el próximo 14 de diciembre. Sin embargo, en la institución que el empresario comienza a dejar atrás se dirimen conflictos interesantes. Los aspirantes a sucederlo se arraciman a su sombra, la posibilidad de que Macri sea derrotado en el ballottage por Aníbal Ibarra inquieta a sus herederos –que no descartan su continuidad en Boca, aunque se lo impida el estatuto– y hasta vecinos del club lo denuncian por no cumplir un contrato que fija determinada asistencia social para el barrio, donde se lo rechaza en actos proselitistas que organiza su propia gente.
Para el referéndum boquense, a diferencia de la votación por el gobierno porteño, no se inició la campaña porque ningún candidato asomó la nariz. Hay varias razones de peso: algunos especulan con el futuro de Macri en el distrito y esperan su bendición para sucederlo (acaso porque no les da el piné), los pesados avales que fija el reformulado estatuto también disuaden para conformar las listas y, por último, “todos desconfían de todos, cada uno juega su partido...”, sintetizó uno de los postulantes. Pedro Pompilio, Gregorio Zidar y Roberto Digón, los tres vicepresidentes del club, no ocultan sus aspiraciones. Tampoco Orlando Salvestrini, el ex tesorero, ex funcionario de Carlos Grosso y pieza clave en el holding familiar de Francisco Macri. Ese es el panorama en el oficialismo, que abarca desde el timorato papel que desempeña Pompilio hasta el respaldo crítico de Digón.
Ciertas encuestas que se mandaron a realizar no son favorables a Salvestrini, un hombre que el ingeniero vería con simpatía en la presidencia. Tanto quienes acompañan a Macri de manera incondicional como quienes lo respaldan con reservas son refractarios a los candidatos de afuera. Y eso incluye a personajes de la farándula como Gerardo Sofovich o Adrián Suar y a ciertos empresarios de perfil bajo. Oscar Vicente, el ex CEO del poderoso grupo económico Pérez Companc, sonaba para una candidatura, aunque hace un tiempo que ya no se deja ver por el club.
Las dificultades que encuentra el oficialismo para perfilar el relevo de Macri también aparecen en la oposición. Carlos Heller habría desistido de participar en la elección que se concretará en poco más de cuatro meses y, desde su sector, tampoco surge con nitidez un candidato irresistible para los socios. Por eso, la apelación a un personaje que goce tanto de fama como de simpatía para el electorado es una alternativa. El periodista César Mascetti fue tanteado en base a mediciones que le otorgan un consenso superior a otros reconocidos boquenses.
Como si la escasez de candidatos populares y la morosa campaña no resultaran suficientes, acaba de surgir un contratiempo: la fecha de los comicios. El estatuto establece que debería convocarse para la primera quincena de diciembre. Pero la final por la Copa Intercontinental contra el Milan se fijó para el domingo 14 de ese mes y la participación en el campeonato Apertura está condicionada por una serie de amistosos que el equipo de Carlos Bianchi tiene pautados en el exterior. En principio, el domingo 7 hubiera sido el día ideal. Pero Boca jugará de visitante con Colón por la decimoctava fecha y esa circunstancia le restaría una concurrencia masiva a la votación.
Estos problemas motivaron la semana pasada una serie de reuniones entre las agrupaciones internas y las autoridades del club, y podrían ocasionar el adelantamiento de las elecciones para el 30 de noviembre. El corto publicitario que Mauricio Macri difundió como parte de su campaña a la jefatura de gobierno el miércoles 2 de julio –la noche en que Boca se consagró campeón de América ante el Santos en Brasil– tuvo como trasfondo la sensiblería y la pasión que despiertan ciertos símbolos de un barrio postergado. Mientras hablaba ante la cámara, el acaudalado empresario se dejaba ver entre imágenes del tradicional pasaje Caminito y el Transbordador del Riachuelo. El objetivo del spot, según denunció la agrupación Vecinos por los Terrenos de Casa Amarilla, era “promocionar una supuesta ayuda a cientos de niños y provisión de alimentos a comedores comunitarios en una desconocida actitud social del club que preside...”.
Dos días después de aquella gloriosa final para los muchachos de Bianchi, el ingeniero arribaba en un automóvil rojo de vidrios polarizados –seguido de cerca por otro azul que llevaba a su custodia– a la esquina de Almirante Brown y Olavarría, donde se encuentra el tradicional bar Roma. En su interior lo esperaba un módico auditorio de adherentes e integrantes de su Comisión Directiva y en la calle un nutrido grupo de vecinos que portaban volantes con las inscripciones: “Macri, en La Boca y en la Ciudad, lo único que hiciste fueron buenos negocios turbios”, “En la nueva Argentina no hay lugar para vos” y “Te sacaron la máscara, andate con la banda de Menem y De la Rúa”.
Mientras una cámara del programa de televisión “CQC” filmaba la escena, el presidente de Boca partió hacia otro sitio ante la demostración de repudio que había generado. Era la segunda oportunidad que Macri abandonaba un acto programado antes de comenzarlo. El 27 de febrero, una movilización más masiva ante el muelle en que se encuentra atracado el vapor “Nicolás Mihanovich”, sobre el Riachuelo, lo desaconsejó de concurrir a una charla proselitista a bordo del buque.
Los vecinos que encabezan estas protestas, como el pintoresco presidente vitalicio de la Tercera República de La Boca, Rubén Granara Insúa, y el ex atleta Roberto Naone, son quienes juntaron 1222 firmas entre los habitantes del barrio para que el gobierno de la ciudad construyera un polideportivo y un colegio de educación media que funcione de día. Solicitaron además que se abran las calles cerradas por Boca de manera irregular y mediante portones, en un tramo comprendido entre Almirante Brown e Irala y que, en un amplio sector, es utilizado como estacionamiento privado.
Estas son apenas algunas de las demandas vecinales, ya que, según Naone, “el club nos debe nueve años de clases de educación física para todos los niños de escolaridad primaria y pública de los barrios de Barracas y La Boca, de lunes a viernes de 10 a 17, en complicidad con los gobernantes que no exigen un compromiso escriturado”. El vecino y denunciante se refiere a la transferencia de dominio que la Comisión Municipal de la Vivienda extendió a favor del club el 30 de marzo de 1995 para cederle 43 mil metros cuadrados de terrenos en la zona de Casa Amarilla y que costaban por entonces 3.600.000 pesos. La escritura fue firmada por el licenciado Jorge Domínguez, intendente en aquella época de la Capital Federal; el ex presidente de Boca, Antonio Alegre; su secretario general, Jesús Asiain; y el tesorero Osvaldo Spataro.
Ese documento, que le ratificaba a Boca la posesión extendida el 18 de junio de 1992 durante la gestión de Carlos Grosso en el gobierno porteño, obliga en su cláusula 5ª al comprador (el club) a “ceder gratuitamente el uso de las instalaciones a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y a las escuelas municipales del distrito escolar correspondiente a Barracas y a La Boca para realizar en ellas eventos deportivos y culturales”. En el punto 11º de la escritura se sostiene que “la falta de cumplimiento por parte del comprador de cualquiera de sus obligaciones facultará a la vendedora para declarar de pleno derecho la caducidad de este contrato y exigir la restitución del inmueble”. Cuando firmó el acuerdo de traspaso de las tierras, Boca designó a su gerente Antonino Eduardo Cafaro y al profesor Horacio Anselmi, director del Departamento de Educación Físicadel club, para coordinar con el gobierno la programación de actividades. La contraprestación, lejos de estar comprobada, separa a la conducción de Boca de los combativos vecinos del barrio. Digón, el dirigente con quien Macri mantiene más diferencias, le comentó a Página/12: “Estoy seguro de que se han hecho cosas, aunque a lo mejor los vecinos tienen razón en otras”. Estos sospechan hasta de la veracidad de ciertas donaciones que anunció el ingeniero con todos los oropeles. En el fondo, lo que está en discusión es la forma de hacer política que, fustiga y practica casi simultáneamente, el propio candidato. La difusión de la asistencia social en tiempos electorales, más que un acto político, semeja un golpe bajo. Y si se utiliza la pasión que despierta una camiseta, mucho peor.

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Mauricio Macri, el presidente de Boca que aspira a ser Jefe de Gobierno de Buenos Aires.
 
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