DEPORTES › ¿QUé ES LO QUE LE FALTA A LA SELECCIóN?

Sabella no descarta los cinco

Por ahora, Messi y los jugadores ganan la pulseada, pero el entrenador no enterró definitivamente sus ideas de equilibrio compulsivo. El equipo todavía no sabe a qué debe jugar en el Mundial y de ello se trata la puja.

 Por Facundo Martínez

Desde Belo Horizonte

El entrenador de la Selección, Alejandro Sabella, todavía atragantado por lo que fue el primer tiempo frente a Bosnia, ensayó una explicación de vuelo corto. “Lo importante era ganar el primer partido”, dijo, y después intentó justificar lo injustificable. Ningún argentino pudo quedar conforme con lo visto, incluso haciendo un balance que sopese el resultado final. Simplemente porque lo hecho durante esos 45 minutos iniciales rozó el espanto.

El primer indicador del desacierto fue el propio Messi, desdibujado e impreciso dentro del campo de juego, sin socios para el fútbol y, por lo tanto, impotente. Por eso sus palabras de ayer (ver aparte), en las que reafirma lo que esbozó en la zona mixta del estadio Maracaná, merecen el debido análisis. Sabella dudó siempre del equipo, por eso de que lo siente desequilibrado entre la defensa y el ataque y porque es un convencido de que si no defiende se puede ir del Mundial antes de tiempo.

Por el contrario, Messi se siente más cómodo con el esquema con el que la Selección se adjudicó anticipadamente su pasaje al Mundial de Brasil en las Eliminatorias. Uno podría remontarse al partido frente a Colombia por esa competencia para entender que la de ayer no es la primera vez que la idea del entrenador choca con la del crack. Messi no esconde lo que tiene; al contrario, lo muestra, lo regala cada fin de semana en la liga española y entre semana en la Champions League, lo da también y cada vez más con la Selección y, obviamente lo quiere hacer aquí en Brasil, donde busca terminar de una vez con esa cuestión de que para ser grande entre los grandes debe ganar un Mundial. Ni que fuera así.

Durante el partido del domingo, el delantero habló de la mejor manera que lo hace, jugando. Le respondió con apatía al poco entendible planteo conservador del entrenador ante un seleccionado menor como lo es el de Bosnia y con el que incluso en el peor de los casos debió haberse medido como lo debería hacer contra los grandes de Europa, que de avanzar en la Copa se le cruzarán en el camino. “Lo ganamos cuando nos paramos como estamos acostumbrados a jugar”, dijo Messi ayer, una obviedad de la que Sabella debió tomar nota el mismo domingo. Su sistema tan mentado no favorece en absoluto a la ofensiva que conforman Messi, Agüero e Higuaín. Para los resultadistas, fue difícil encontrar el lugar exacto para criticar el planteo el DT argentino. Se ganó y eso, a fin de cuentas, es lo que importa.

En cambio, los brasileños se hicieron un festín. En los principales diarios de este país hubo mucho de burla para tocarles el orgullo a los jugadores argentinos y, por qué no, a los hinchas, que tanto alborotaron la ciudad de Río de Janeiro durante la previa.

Sabella, escondedor de sus grandes ideas, no descartó volver a utilizar la línea de cinco defensores en lo que resta. Por supuesto que no volverá el sábado frente a Irán y tampoco el jueves siguiente ante Nigeria, en el partido que cerrará el Grupo F de la Copa.

Irán y Nigeria jugaron ayer un partido horrible, el único que terminó sin goles entre todos los que hasta ahora se han jugado en el Mundial, y sería el colmo de los colmos mostrarles temor, incluso sintiéndolo.

Pero no, el problema es otro: que a Sabella no le agarre otra vez el virus que le nubló la vista para el debut y que lo llevó a decir en conferencia de prensa que se fue conforme con el resultado, pero con el rendimiento “no tanto”. Después admitió errores propios, pero no profundizó. No es bueno que la Selección, después de tres años de preparativos, de haberse armado como grupo, no sepa a qué juega en el Mundial. Por suerte, la Copa recién comienza a ponerse en marcha y hay que confiar en Sabella, el conductor, o, sencillamente (y en el peor de los casos, por supuesto), en que Messi agarre la batuta, que de fútbol ofensivo debe saber más que Pachorra, e incluso le pone más ganas, y que la Argentina gane o pierda pero con las botas puestas.

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Agüero, Zabaleta, Gago, Maxi Rodríguez y Messi, ayer en Cidade do Galo.
Imagen: AFP
 
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