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Un clásico rápidamente “desmilitarizado”

Los dos llegaban como figuras estelares de sus equipos. Diego, por el gran momento que venía atravesando en los últimos partidos y porque era la principal carta de triunfo que mostraba Racing. Y Gabriel, porque a pesar de su juventud es el capitán y uno de los referentes de Independiente. Sin embargo, para los hermanos Milito, el de ayer no fue un clásico que quedará entre los recuerdos positivos, más allá que para Gabriel cuente la alegría por el triunfo. Antes de los 20 minutos, los dos debieron abandonar la cancha y sufrir el partido desde afuera. El primero en dejar su lugar fue Diego cuando apenas se jugaban 9 minutos. El delantero de Racing picó apareado por su hermano cuando sintió un pinchazo en su muslo izquierdo –probable desgarro– y enseguida solicitó atención médica. En ese rato ya había mostrado que podía ser muy peligroso para los defensores rivales. Gabriel sólo duró 10 minutos más. En una jugada sobre la izquierda, Sebastián Romero le adelantó la pelota y el zaguero de Independiente le entró muy fuerte, por lo que el árbitro Héctor Baldassi lo expulsó de inmediato. Ya en los vestuarios, Gabriel admitió que estuvo bien echado y se refirió a la situación que les tocó vivir junto a su hermano. “En mi expulsión no había nada que reprochar. Fui fuerte, llegué tarde y le pegué. Tal vez si mi viejo sabía esto no venía a la cancha, porque antes de los 20 minutos Diego y yo ya estábamos afuera”, comentó resignado.

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