ECONOMíA › DENUNCIAS CRUZADAS EN EL GREMIO DE LOS MECáNICOS

Internas sindicales en Aerolíneas

 Por Cledis Candelaresi

“Lo que (Ricardo) Cirielli quiere es que Aerolíneas sea transferida a un empresario privado, concretamente a Eduardo Eurnekian. Por eso impulsa medidas de fuerza que las bases no sostienen.” La acusación que formuló ante este diario Juan Pappalardo, secretario gremial de los técnicos mecánicos, contra el secretario general de su sindicato (APTA) es la prueba palpable de la división que existe en una de las organizaciones más díscolas de la actividad, que días pasados resistió con trabajo a reglamento la designación del gerente de Operaciones de la empresa, Guillermo Ballesteros. Esta vez, el presidente de la reestatizada, Mariano Recalde, decidió mantenerlo en el cargo, aunque con atribuciones acotadas.

Ayer fue una jornada de discusiones febriles en los dos sindicatos que cuestionaron el nombramiento de ese gerente, al que Recalde ya removió hace meses y restituyó días atrás. Los pilotos de Austral, congregados en Uala, y los mecánicos, en APTA, no declararon formalmente un paro, pero instrumentaron un quite de colaboración que la semana pasada alteró los diagramas de vuelos. La promesa oficial de acotar el margen de acción de Ballesteros habilitó una impasse, que esos sindicatos amenazan abortar si tuvieran indicios de que Recalde no honrará su palabra.

El conflicto –que esta vez no está fundado en reivindicaciones laborales específicas– trazó una primera divisoria entre esos dos sindicatos, opuestos a la designación, y el de los pilotos de Aerolíneas, APLA, que la avaló. Otra separatoria dejó en distinto terreno a los otros cinco gremios de la actividad, al margen de esta discusión. Pero también exacerbó las diferencias que existen entre los mecánicos.

Las distancias políticas entre Cirielli y Pappalardo llegaron a los tribunales cuando el primero quiso desconocer el mandato del segundo. Finalmente, la Justicia avaló al secretario gremial, quien, según se queja, no puede ejercer su función abiertamente debido a la resistencia del secretario general.

Según asegura Pappalardo, muchos de los afiliados al gremio no tenían idea de por qué la semana pasada debían trabajar a reglamento y, menos, por qué Ballesteros era un gerente objetable.

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