ECONOMíA › DUHALDE HABLO EN EL WEF CONTRA EL PROTECCIONISMO Y LOS PRIVILEGIOS PRIVADOS

Un discurso herético para irse de Davos

El Presidente hizo su única intervención en la reunión del Foro hablando contra el cierre de los mercados del primer mundo. Como le habían pedido aumento de tarifas, criticó la “seguridad jurídica”. Curiosamente, Lula dijo lo mismo y fue ovacionado.

En su primera presentación oficial y también despedida del Foro Económico Mundial de Davos, el presidente Eduardo Duhalde volvió a reclamar contra la doble moral de los países centrales cuando se trata de proteccionismo. También criticó la muletilla de la “seguridad jurídica” cuando es utilizada para garantizar beneficios extraordinarios de las empresas amén de las circunstancias internas que atraviesan los países. Las expresiones de Duhalde, que habrían sido consideradas heréticas en los liberales años ‘90, se sumaron al largamente aplaudido discurso antiproteccionista de Luiz Inácio Lula da Silva. Ambas alocuciones expresaron el descontento de al menos parte de los asistentes a Davos hacia las políticas económicas que degeneraron en la prolongada recesión mundial.
Duhalde contó que apenas llegó a Davos, los “amigos de Europa” que se “habían esforzado” para que la Argentina alcance un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, le pasaron la factura y le reclamaron por el aumento de tarifas para sus empresas (ver aparte). Claro que el Presidente no lo dijo de esta manera ni los europeos tuvieron tan poco tacto. Según sus palabras: “Me planteaban la necesidad de que la Argentina reconstruyera rápidamente la seguridad jurídica de los contratos diciéndonos que de esa manera íbamos a recuperar la confianza y volverían las inversiones”.
“Claro que lo sabemos”, afirmó. “La seguridad jurídica vinculada con los contratos es importantísima, pero también está la seguridad jurídica vinculada con los derechos humanos básicos, como la vida, la salud, la alimentación y la educación, que en una situación de las características de las que vivió la Argentina se torna realmente dramática”, explicó.
Duhalde trazó también una descripción optimista sobre la recuperación experimentada por la economía argentina. “Lo peor de la crisis ya pasó”, sostuvo. En los últimos meses se produjo una expansión industrial, que llegó al 11 por ciento en el último semestre, se estabilizó el mercado cambiario, aumentaron las reservas en 3 mil millones de dólares y, “lo que es más importante, creamos 800 mil puestos de trabajo”, afirmó.
El Presidente expresó estas opiniones en un panel donde se analizaban los riesgos que enfrenta el proceso de globalización. Allí también dijo que “quienes diseñaron el proceso, los países más industrializados, no tuvieron en cuenta los intereses de los países emergentes o en desarrollo y están imponiéndole al mundo un doble estándar muy injusto”. “Parece ser que hay un proteccionismo bueno y otro malo”, se quejó. “En realidad, si queremos avanzar debemos coincidir en que en un mundo libre todos los proteccionismos son malos”, concluyó.
Antes del discurso de Duhalde, su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, también había criticado en la Sesión Plenaria del Foro el doble discurso de los países más ricos. Luego de proponer un fondo mundial contra el hambre, Lula dijo que su país está tratando de reconstruir su economía para escapar “del círculo vicioso” de tener que pedir nuevos créditos para poder saldar viejas deudas. Estos esfuerzos económicos, aseguró, requieren también “de cambios en el orden económico mundial”. “Queremos un comercio justo, que se caracterice por su reciprocidad.” “De nada nos valdrá el esfuerzo exportador que queremos impulsar si los países ricos siguen defendiendo el libre comercio y practicando el proteccionismo”, disparó.
Lo sorprendente resultó que, tras su breve discurso, Lula haya recibido un prolongado aplauso, lo que puede ser interpretado como una inconsistencia de los asistentes o como una aprobación al reclamo de transformaciones en el orden económico mundial.
Otra descripción sobre los riesgos de la continuidad del proteccionismo fue expresada por el presidente de la multinacional británica Unilever, Niall Fitzgerald, en una mesa donde se trataron los riesgos del fracaso de la próxima ronda de la OMC. Fitzgerald consideró que si no crecen los mercados de los países en desarrollo, donde vive un 85 por ciento de la población mundial y donde se producirá prácticamente todo el crecimientodemográfico en los próximos años, el impacto será igualmente grave para los países ricos. El ejecutivo reconoció que “hay una ira creciente contra los países desarrollados por no cumplir todo aquello a lo que se comprometieron en Doha hace algo más de un año”, y agregó que “hoy el mundo en desarrollo está mejor informado y más cohesionado, y no se contentarán con las migajas que les dejen Estados Unidos o la Unión Europea”.
El empresario recordó que los mil millones de dólares diarios gastados en agricultura van a sólo el 1 por ciento de la población de Estados Unidos y a un 2 por ciento de la UE, mientras que un 85 por ciento de esos subsidios son recibidos por las grandes explotaciones y no por los pequeños agricultores, reseñó.

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El argentino pasó por los mismos temas que el brasileño. A él no lo aplaudieron, pero no lo criticaron.
El punto principal fue el ataque al proteccionismo del primer mundo: “¿Hay uno bueno y otro malo?”.
 
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