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La caída de ventas en los súper abrió el paracaídas

En marzo se registró una nueva caída en las ventas físicas de los supermercados. Pero los empresarios consideran como un signo alentador que se haya desacelerado la caída. Esperan una recuperación a partir de mitad del año, aunque hay pocas razones para un repunte del consumo.

 Por Raúl Dellatorre

La cantidad de productos vendidos en supermercados siguió descendiendo en marzo, aunque los empresarios del sector encuentran razones para el optimismo. “Desde principios de año se está desacelerando la caída”, observa Ricardo Basualdo, gerente de la Cámara Argentina de Supermercados, que además pronostica un amesetamiento de las ventas hacia mediados de año y una posterior recuperación. Pero, por ahora, las cifras muestran una realidad mucho más cruda: en los primeros meses del año, las ventas físicas estaban todavía un 30 por ciento por debajo de las de los mismos meses de 1996, cuando el Indec empezó a elaborar la Encuesta de Supermercados.
La comparación desestacionalizada de las ventas –a precios constantes— entre marzo de este año y el mismo mes del año pasado arroja, de acuerdo con el Indec, una caída del 23,3 por ciento. Igualmente descendente, aunque en forma mucho más moderada, resulta la evolución de las ventas entre febrero y marzo (-0,3 por ciento). El mes pasado fue, así, el decimocuarto consecutivo de caída en las ventas respecto del período inmediato anterior.
Los 1433,5 millones de pesos vendidos en marzo por las 29 cadenas relevadas superaron, a valores corrientes, en un 14,4 por ciento el monto facturado un año atrás. Entre ambos períodos, la variación de precios de los productos vendidos alcanzó al 70 por ciento en promedio. Considerando todo el período enero-marzo en conjunto, mientras que los precios promedio aumentaron en un 67,6 por ciento respecto del año anterior, las cantidades vendidas cayeron en un 29 por ciento.
Sin embargo, no es sólo por una cuestión de precios que el público dejó de comprar en los supermercados, según resulta de observar una serie más prolongada. La caída de ventas es constante desde la segunda mitad del año 2000, mucho antes de que la devaluación desatara el violento salto en alimentos y otros bienes transables. “A partir de 2001 la caída se hizo mucho más abrupta y se fue agudizando con el correr de los meses”, recordó Basualdo, vocero de la cámara, para quien la caída en las ventas está estrechamente relacionada con la baja en el consumo y no con un corrimiento de los compradores hacia los almacenes de barrio. “No hay datos técnicos ni estudio consistente que lo indiquen, pareciera que no es así”, respondió.
En tanto, reaparecieron las agresivas campañas comerciales de las principales cadenas para conquistar compradores basadas en ofertas de precios. Aun se duda de que puedan ser campañas perdurables para reposicionarse en el mercado o simplemente responden a necesidades puntuales de efectivo. Las acciones comerciales de estas cadenas se centran en productos de consumo masivo –alimentos, artículos de limpieza– para captar un gran público y, en general, obtienen buena respuesta, según observadores del sector.
Las expectativas de la recuperación de las ventas en un período relativamente corto no difieren de las expresadas en otros momentos de la crisis. Esta vez, sin embargo, hay un par de factores que juegan a favor de los optimistas: se verifica efectivamente una desaceleración de la caída y la estabilización de precios en los últimos meses facilitaría el retorno de los consumidores. Por el momento, desde el lado de los ingresos no se perciben razones que permitan alentar un repunte del consumo.

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Las ventas en las mayores cadenas están un 30 por ciento por debajo de los volúmenes de 1996.
 
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