ECONOMíA › ACUERDO ENTRE LAS CUPULAS DE LA
CGT Y LA UIA PARA UN MUTUO FORTALECIMIENTO
Vieja pareja con un renovado compromiso
No tuvo el tono de disputa de una paritaria, sino de reencuentro entre viejos amigos. Las conducciones de la UIA y la CGT, con Alvarez Gaiani y Moyano a la cabeza, empiezan a caminar juntas. Nuevo bloque de presión que prescinde de otros actores.
Por Raúl Dellatorre
Nunca estuvieron distanciados, pero esta vez consideraron conveniente hacer explícito el nivel de acercamiento. El almuerzo que compartieron ayer las cúpulas de la CGT y la Unión Industrial, profusamente anunciado, fue interpretado como una señal al Gobierno, al cual probablemente llegarán de aquí en más con propuestas conjuntas, sumando presión o con la intención de imponer la agenda. También es una señal hacia otros sectores del campo laboral y empresario, al mostrar que se privilegia este encuentro de a dos a las discusiones multisectoriales. “Siempre estuvimos en contacto con la CGT y siempre logramos resultados más rápidos que en las reuniones multitudinarias”, respondió Alberto Alvarez Gaiani, titular de la UIA, ante la consulta sobre ese punto de Página/12. No se puede decir que se ha formado una pareja, pero sí que acaban de anunciar su compromiso.
El escueto comunicado de la UIA, en cuyo texto ocupa más lugar la nómina de los participantes que la descripción de lo resuelto, destaca las siguientes coincidencias:
1. “Apoyar (la recuperación de) el proceso productivo en marcha y comprometer sus esfuerzos para la continuación del desarrollo nacional con inclusión social y fortalecimiento del mercado interno.”
2. “Trabajar conjuntamente para propiciar la distribución más equitativa del ingreso con crecimiento de la producción, del empleo y de la calidad de vida de los trabajadores, a través del mejoramiento del poder adquisitivo de los salarios.”
3. “Propiciar la regularización de la economía informal y combatir el trabajo en negro, recuperando dignidad en el mundo del trabajo, con educación para la empleabilidad y la producción argentinas.”
Alvarez Gaiani refirió que “son los temas en que más profundizamos”, aunque admitió que hubo otras cuestiones tiradas sobre la mesa que quedaron para futuros encuentros. “Acordamos volver a reunirnos a fines de enero o a principios de febrero para trabajar en estos tres puntos, pero hay otros que nos preocupan: tendremos que ver qué se hace con la doble indemnización (por despidos) o con los aumentos de salarios por decreto, buscando otro mecanismo”, explicó Gaiani.
Hubo expresiones de satisfacción desde ambos lados al término del almuerzo, que tuvo lugar en la sede de la CGT de la calle Azopardo. El clima del encuentro no fue el de una negociación paritaria, donde lo que prevalece es la confrontación de intereses, sino más bien un diálogo entre sectores políticos que nunca se consideraron estar en veredas enfrentadas. El trío de conducción de la CGT –Hugo Moyano, José Luis Lingeri y Susana Rueda– estuvo acompañado por dirigentes que los empresarios difícilmente puedan calificar como “duros”: Luis Barrionuevo, Armando Cavalieri, Vicente Mastrocola y Juan Manuel Palacios. Por el lado empresario, la representación estuvo integrada, junto a Alvarez Gaiani, por quien lo sucederá en el cargo, Héctor Méndez, y por Héctor Massuh, Juan Carlos Sacco y Daniel Funes de Rioja, un emblema de las políticas de flexibilización a ultranza que, sin embargo, ayer no desentonó con los otros comensales.
La flamante “mesa de diálogo” entre la UIA y la CGT –así la denominó Palacios a la salida del almuerzo– tomó en sus manos el tema de la mejora del ingreso de los trabajadores. Habrá propuestas en materia salarial que –a propuesta de los empresarios– tratarán de evitar la injerencia del Estado. Pero también en cuanto a la formalización del empleo –a propuesta de los sindicalistas–, apuntándole a la reducción del trabajo en negro. De la mano de estas propuestas, vendrán las demandas de protección a la industria, en lo que algunos de los participantes de estos futuros encuentros ya anticipan como “un acuerdo sobre el perfil industrial que debe tener el país”.
¿Sustituye este nuevo armado al Consejo del Salario, creado en septiembre en el ámbito del Ministerio de Trabajo? La pregunta le fue formulada ayerpor este diario a dirigentes empresarios y sindicales. Coincidieron en que “no lo reemplaza, pero lo dinamiza”. Es decir, UIA y CGT creen más en la discusión cerrada entre ambos para luego volcar los acuerdos en la mesa con el gobierno presente y, si es inevitable, con otros sectores patronales y gremiales. Prácticamente desde que se votó por consenso elevar el salario mínimo a 450 pesos, la UIA no participó en espacios clave del Consejo del Salario. La CGT, en tanto, nunca ocultó su incomodidad por tener que compartir el mismo lado de la mesa con la CTA.
“Le quieren imponer la agenda al Gobierno”, interpretan distintos analistas del mercado laboral esta entente UIA-CGT. Y seguramente no sólo al Gobierno. Cada una puede ver fortalecida su propia posición en sus respectivos frentes, ante esta demostración de reconocimiento mutuo y de relación privilegiada. Juntos, de la mano y a plena luz del día. Como para que todos los vean.