ECONOMíA › OPINION

Las dos eliminatorias

Por Eduardo Aliverti

En la eliminación concretada, la tristeza es enorme porque sucede a la decepción. Se esperaba otra cosa, pero el juego es así. Intervienen los hombres con su mayor o menor calidad competitiva, pero también el azar y los estados anímicos que en un segundo pueden cambiar un resultado.
Tras la eliminación a concretarse, no habrá tristeza porque la decepción no existe y no se espera otra cosa porque el juego es así. Intervienen los hombres pero no hay azar, ni bajón de nadie ni aspecto psicológico que en un segundo, o en meses o en años, pueda cambiar el resultado de siempre si continúa jugándose de la misma manera.
En la eliminación concretada nos hicieron un gol de penal y otro de tiro libre, lo cual habla bastante bien de la defensa. En la que se viene ya perdimos la cuenta de las veces que nos llenaron la canasta, invariablemente, con la misma jugada, porque cambian los jugadores pero se saben el libreto de memoria. Sale Krueger y entra Koehler, sale O’Neill y entra Singh, sale Singh y entra Thornton. Cada vez que sacan mandan al lateral por la derecha, el tipo corre setenta metros sin que le salga nadie, llega al Fondo, manda el centro y alguno la pone como sea en el fatídico rincón de la derecha. Duhalde la va a buscar mientras putea a los dos centrales del Fondo, Lavagna y Blejer, que a su vez se putean entre ellos para hacer ver que les corre alguna cosa por las venas.
En la eliminación concretada la gente se fue tranquila porque eran todos japoneses. Pero en la otra son todos argentinos y va a haber goma. No cualquier goma, además. Entre otras cosas, avisan tajeando a un estudiante secundario en el pecho con una triple A.
Naturalmente, la eliminación que se viene alude a los nuevos cortes de manga del equipo del Fondo; sea que quieran decir “andá a cantarle a Gardel” o fuere que se trate de algún arreglo que va a costar más sangre y más lágrimas todavía.
Y una última cosa, como para definitivamente preferir la eliminación habida a la que habrá. Porque Batistuta y Cía. por lo menos tuvieron la dignidad de ponerse a llorar. En la que se viene, en cambio, nos van a dejar afuera y encima hay varios que se van a cagar de la risa.

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