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ASI LO VEN

George Bush para rato


La Administración Bush recibió esta semana un espaldarazo en sus planes de gobierno al ganar cómodamente las elecciones legislativas que le permitieron conseguir mayoría en ambas Cámaras del Congreso norteamericano. Los demócratas sufrieron una derrota aplastante y el espectro de la reelección de Bush ya ronda en Washington.

The Washington Post

Nosotros no tenemos la buena costumbre de los japoneses, cuyas figuras públicas piden perdón por sus disparates. Deberíamos tenerla. Luego de la catastrófica elección demócrata, tenemos un hombre que en medio de la debacle se postula para la presidencia. Richard Gephardt renunció a la jefatura del bloque demócrata de la Cámara de Representantes. Eso es como si el arquitecto que diseñó una casa que se derrumbó durante un huracán dijera que merece el premio más alto de su profesión. Gephardt se castigará él mismo. Su campaña no irá a ninguna parte y sus chances de ganarle a Bush son tan débiles como las de los otros candidatos. De hecho, los demócratas harían bien en formar una coalición en las próximas elecciones.
(Mary McGrory)

The Nation

El Presidente tuvo una victoria histórica al comprometer políticos agresivos y astutos, mientras que el partido opositor hizo lo contrario. Ahora, el Senado y la Cámara de Representantes están en condiciones de hacer grandes daños con largas consecuencias para el país, como llenar la Corte Suprema con más jueces de derecha o avanzar con la agenda que la mayoría de los norteamericanos no apoya. De todas formas, los progresistas deberían saber que estas elecciones no fueron un fraude como en el 2000. Bush y su partido usaron brillantemente lo que tenían en su ventaja, mientras que los demócratas flaquearon y siguieron una estrategia minimalista, más vacía que su campaña presidencial del 2000.
(Editorial)

The New Republic

¡Traigan las guillotinas! Una vez que el shock de la semana pasada desaparezca, demócratas enfurecidos deambularán por el Capitolio en busca de chivos expiatorios. Pero deberían resistir la tentación de elegir un culpable fácil. Sí, el partido podría haber tenido candidatos más precisos. Pero los que posee ahora tenían una gran desventaja: falta de dinero, una atmósfera “de guerra” y un presidente inmensamente popular que hizo campaña furiosamente. Tampoco es cierto que esos demócratas son incapaces de encarar una ofensiva. Este verano, tuvieron la Casa Blanca preocupada con la economía y los escándalos corporativos. Pero luego los demócratas fueron aplastados por el debate sobre Irak, algo que simplemente no podían ganar. Nunca se recuperaron.
(Michael Crowley)


¿Ariel Sharon para rato?

El premier israelí Ariel Sharon disolvió su gobierno y convocó a elecciones anticipadas ante la pérdida de su mayoría parlamentaria por la deserción del laborismo. Pero su partido, el Likud, lidera cómodamente lasencuestas. El problema para Sharon es que Benjamin Netanyahu, canciller en este período de transición, amenaza con vencerlo en las primarias.

Haaretz

Durante su mandato, Sharon creó un ciclo de terror y represalias. Fortaleció el odio y la violencia y convirtió al suicidio en una práctica aceptada. Sharon, con su mentalidad de comandante parapolicial, ha probado que las iniciativas políticas están fuera de su alcance. Ni siquiera puede desmantelar una carpa en un asentamiento ilegal. El hombre que prometió paz ha convertido nuestra seguridad en una ruleta rusa. Las opciones del Likud son Sharon o Netanyahu, ambos con la misma actitud sin compromiso de sangre, sudor y lágrimas. Hay que mirar al laborista Amram Mitzna, alcalde de Haifa. No es un chico glamoroso, pero tiene una plataforma de la que no se avergüenza. No ofrece un Likud II, sino una clara alternativa: un acuerdo con los palestinos y una separación unilateral entre los dos pueblos.
(Yoel Marcus)

The New York Times

Las nuevas elecciones en Israel caen en un momento delicado. La amenaza de terroristas suicidas palestinos no ha terminado y la guerra en Irak es inminente. Pero el primer ministro Ariel Sharon tuvo razón en llamar a elecciones anticipadas en vez de aceptar las provocativas condiciones de la extrema derecha para reforzar su minoría gobernante, lo que podría haber dañado las relaciones con Washington. El Likud y el Partido Laborista tendrán elecciones internas en las próximas semanas para elegir a sus candidatos. Para ellos, el desafío es satisfacer al electorado proporcionándole políticas de seguridad efectivas sin destruir el proyecto de una solución con dos estados.
(Editorial)

Jerusalem Post

Más allá de la conmoción alrededor de las elecciones, hay un tema crucial: la reforma electoral. Un gobierno debe tener funcionarios que sirvan a los que los votaron y éstos puedan castigar o recompensar a los funcionarios según su actuación. La función de la Legislatura es legislar, no gobernar, que es lo que el Parlamento israelí trata de hacer. Además, nuestros legisladores no responden a su electorado sino al partido, donde el proceso democrático se abandona a unos pocos que arman arreglos e intrigas. Un partido presentó hace poco un proyecto de ley para la elección directa de algunos legisladores. Si esto ocurriera, podría restablecer la relevancia que el Parlamento perdió.
(Editorial)


Planes y turbulencias

Mientras la Bolsa de San Pablo y el real caían durante algunos días de la semana pasada, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, prosiguió sus contactos para armar una alianza con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y presentó el consejo económico-empresarial con el que pretende lanzar “un pacto social”.

O Globo

Nosotros votamos para cambiar todo. Ellos –el FMI, los banqueros, los grandes capitales– dicen que el año que viene va a ser difícil. Sabemos que es difícil cambiar. Pero ahora que ganamos, no aceptaremos que ellos ganen siempre a costa de aumentar nuestro sufrimiento. Nosotros ganamos y estamos vigilantes y movilizados. Y vamos a defender nuestra previsión social y nuestros salarios contra las privatizaciones y las amenazas de los fondos de pensión. Y contra “ellos”, que nos quieren dividir. Y vamos a garantizar nuestra victoria.
(Luiz Bicalho, dirigente sindical)

Financial Times

Estimado presidente Da Silva: le doy mis felicitaciones y conmiseraciones. Ha sido electo con una aplastante victoria. Pero ganó en tiempos de crisis económica y lo que usted haga en los próximos meses determinará no sólo su suerte sino la de su país e incluso la de Latinoamérica. Hereda una gran deuda externa, el real ha perdido dos tercios de su valor desde la devaluación del ‘99 y este año el desarrollo económico fue apenas del 1,1 por ciento. Entonces, ¿qué puede hacer? Puede declarar default y aguantar las consecuencias. Puede seguir el camino de su predecesor, que probablemente lo lleve al default. O puede devolver la confianza en las finanzas de Brasil. Debe elegir la tercera opción porque es la menos odiosa. Elija esto. Atentamente, Martin Wolf.
(Martin Wolf)

Washington Times

Lula tiene un dilema. Debe alejar a Brasil de la ruina económica sin traicionar la meta de su Partido de los Trabajadores: mejorar las vidas de 100 millones de brasileños que viven con dos dólares por día. Lula tiene poco margen de error. Se despertó formando parte del establishment que durante la mitad de su vida se dedicó a combatir. Y esto le genera dudas para gobernar. Los mercados extranjeros temen que Lula siga los pasos de Hugo Chávez, que ha dividido Venezuela. Pero todo indica que un Lula moderado intentará gobernar seriamente. Todo el año proclamó sus políticas de “amor y paz” y llamó a los brasileños a construir el país. También prometió que no habrá “sorpresas” en su presidencia. Desea ser económicamente responsable y parece dispuesto a tomar las difíciles decisiones en política fiscal que podrían llevar a Brasil hacia la prosperidad.
(Bradley Brooks)

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