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La situación de Estados Unidos en vista al declamado conflicto con Irak y el crédito que Israel solicitó al gobierno norteamericano hizo que el premier Ariel Sharon rechazara de plano en la reunión de su minigabinete de seguridad una reacción militar fuerte al atentado del domingo, en el que 24 personas, según el nuevo parte médico, murieron por la acción de dos suicidas en el centro de Tel Aviv. Sharon (en la foto, visitando a uno de los heridos) ordenó distintas represalias políticas. La primera le provocó un serio altercado con Gran Bretaña, ya que prohibió la salida de una delegación palestina que debía asistir a una conferencia en Londres, organizada por el premier británico Tony Blair. El canciller británico Jack Straw criticó la decisión, pero Estados Unidos dijo entender “la necesidad de autodefensa de Israel”. Segundo, el gobierno israelí prohibió una reunión a realizarse mañana en Ramalá (Cisjordania) del Consejo central de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Y tercero, decidió cerrar tres universidades islámicas de Cisjordania consideradas como “nidos de terrorismo”, según fuentes israelíes.