EL MUNDO › LA AMENAZA DEL ARSENAL SIRIO SEGUN LA INTELIGENCIA DE EE.UU.

De qué hablamos si hablamos de armas

Por Mercedes López
San Miguel

Estados Unidos trasladó ahora su retórica de amenaza a Siria, a la que acusa de poseer armas de destrucción masiva, uno de los principales argumentos por los que se lanzó a la ofensiva contra el vencido régimen de Saddam Hussein. En declaraciones que empezaron este fin de semana y continúan, tanto el Departamento de Defensa como el de Estado norteamericano insistieron sobre la existencia de “pruebas” de que Damasco tiene esas armas. Los datos que siguen son los que maneja la inteligencia estadounidense en estos días sobre el tipo de armas de destrucción masiva que Washington le endilga a Siria, además de la presunción sobre la utilidad de las mismas.
La información de los documentos que maneja el Pentágono consiste en una cronología estimativa sobre la adquisición de Siria de armas químicas y biológicas. Las fechas empiezan de 1973, cuando Damasco adquirió pequeñas cantidades de armas químicas provenientes de Egipto. La producción de gas nervioso persistente VX comenzó en 1984, y debió haber tenido ojivas de misiles tan pronto como en 1985. Los expertos estadounidenses creen que Siria tiene almacenadas entre 500 y 1000 toneladas métricas de agentes químicos, que también incluirían el gas nervioso no persistente sarín, así como ampollas de agentes. También estiman que los sirios habrían comenzado a desplegar VX entre 1996 y 1997. La CIA reportó en junio de 1997 que Siria había adquirido un año antes nueva tecnología de armas químicas de Rusia y Europa del Este.
Las mismas fuentes informaron que en octubre de 1999 hubo una prueba de una bomba química que fue lanzada por un MiG-23 de Siria. De acuerdo a los documentos, Damasco tendría gas sarín y VX en bombas incendiarias soviéticas ZAB modificadas y bombas de fragmentación PTAB-500. Se estipula que Siria tiene entre 50 y 80 misiles Scud Cs, con un alcance de más de 550 kilómetros. La producción de ojivas de gas nervioso con bombas pequeñas de fragmentación parece que habría empezado en 1997. También se habla de la existencia de dos o tres plantas en el norte de Damasco para la producción de agentes químicos: una está ubicada cerca de Horns, que produciría varios cientos de toneladas de gas nervioso por año; la otra sería la principal planta en Safira, ubicada cerca de Aleppo.
Con respecto a los agentes biológicos, un informe del Departamento de Estado de 1996 reportó que Siria probablemente tenga capacidad de producción de ántrax y botulismo, además de otros agentes. Pero los mayores interrogantes acerca de las armas biológicas son sobre las capacidades de Siria en cuanto a su poder de diseminarlos. Los expertos advierten que los tipos de armas biológicas que usan agentes húmedos emplazados en bombas viejas y ojivas diseñadas con una capacidad limitada de diseminación son poco eficaces a la hora de matar. Además, el diseño de las cabezas de misiles adecuadas para agentes letales como el ántrax es difícil. No obstante, de acuerdo a la CIA “es altamente probable que Siria esté desarrollando capacidades para armas biológicas”.
En lo que concierne a armas nucleares, la inteligencia norteamericana admite que no hay evidencia de progresos en esa dirección. Hubo intentos de Siria de hacerse de reactores nucleares. Por ejemplo, el plan de negociación que tuvo con Argentina a mediados de los ‘90, que incluía la venta a Siria de un reactor de 10 megawatts. Eso se frustró por presión de Estados Unidos. El último informe que cita la CIA de enero de este año indica que Damasco y Rusia alcanzaron un acuerdo de dos millones de dólares para la construcción de una instalación que incluiría un reactor nuclear. Rusia negó que haya habido tal venta.

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