EL MUNDO › ITALIA ACCEDE A DATOS, PERO CONDENA A EE.UU.

Vigilar y vigilar

 Por Elena Llorente

Los servicios secretos estadounidenses no sólo habrían espiado personas y entidades fuera del propio país, con el consentimiento de otros Estados, sino que habrían espiado directamente a los gobiernos de países aliados, como Italia –pero también Francia y Alemania, además de Grecia, Japón, India, México, Turquía y Corea del Sur–, colocando microespías y haciendo interceptaciones telefónicas en la embajada italiana en Washington y en la sede diplomática ante la ONU, en Nueva York. Esta revelación, publicada por el periódico inglés The Guardian en base a los documentos secretos filtrados por el hoy superfamoso estadounidense Edward Snowden y conocidos como “Datagate”, parece extraordinariamente inusual. Pero algunos piensan que era previsible, conociendo la larga y agresiva trayectoria de Estados Unidos en materia de espionaje.

Después del atentado contra las Torres Gemelas en 2001 –sólo por mencionar algunos hechos más recientes–, las medidas de control de los propios ciudadanos y de los habitantes de otros países se ampliaron y profundizaron con el acuerdo, tácito o expreso, de otros gobiernos. Estados Unidos, en ese momento presidido por George Bush, hizo aprobar por el Parlamento el llamado Patriot Act, una ley que reforzaba el poder de la policía y de los cuerpos de espionaje, como la internacional CIA (Central de Inteligencia Americana), la nacional FBI (Federal Bureau of Investigations) y la NSA (National Security Agency), con la que colaboraba Snowden. En Italia, por ejemplo, dos años después del atentado a las Torres, con el tácito acuerdo de los servicios italianos, la CIA secuestró secretamente a un imán de origen egipcio en Milán, acusándolo de ser el alma de una célula terrorista musulmana. Lo torturaron repetidamente en la base de la OTAN de Aviano (norte de Italia) y en Egipto, y al no poder comprobar nada, lo dejaron en libertad. El imán, Abu Omar, les hizo juicio varios años después y los agentes de la CIA, procesados en ausencia, fueron condenados. Pero, vaya casualidad, después consiguieron el indulto de la presidencia italiana.

Acuerdos entre aliados, dicen algunos como para justificar esas viejas y atroces noticias. Pero ahora el hecho de haber espiado directamente las sedes diplomáticas de sus socios no les ha caído nada bien a los países de la Unión Europea (UE), que han puesto en suspenso un acuerdo de libre comercio que se estaba discutiendo con Estados Unidos. El ministro de Defensa de Italia, Mario Mauro, al parecer fue tomado por sorpresa. “Si somos aliados, no es aceptable que uno se comporte de esta manera”, dijo. El italiano Antonio Tajani, vicepresidente de la Comisión Europea, trató de calmar las aguas: “Si estas noticias fueran confirmadas, este tema no facilitaría el acuerdo de libre comercio que se está discutiendo”.

Pero lo que ha subrayado últimamente algún medio italiano es que los servicios secretos italianos también tratan de controlar a la población, firmando acuerdos con empresas telefónicas, correos, empresas de transporte, productores de gas y de energía, entre otros. Un largo artículo publicado por el diario La Repubblica habló precisamente de un decreto firmado por el ex premier Mario Monti en enero pasado. Gracias a ese decreto, al parecer por primera vez en la historia del país, la Agencia de Informaciones y Seguridad Exterior (AISE) y la Agencia de Informaciones y Seguridad Interna (AISI) tienen acceso a los bancos de datos de las empresas con las que se han firmado acuerdos. Digamos que una de las más importantes compañías telefónicas de Europa y de América latina, Telecom, está entre los firmantes. ¿Qué podría significar esto para los usuarios de Telecom en América latina? Es difícil decirlo. Se sabe que la empresa posee una infraestructura impresionante: cerca de 55 mil kilómetros de redes de fibra óptica en Europa, 7 mil en el Mediterráneo y 30 mil en Sudamérica, gracias a un cable submarino que recorre 15 mil kilómetros bajo el mar desde Europa. Entre los firmantes de los acuerdos italianos se encuentran también Correos Italianos, Alitalia, Trenitalia, la empresa productora de armas Finmeccanica, la productora de electricidad Enel y la petrolera ENI.

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