EL MUNDO › OPINION

La gran polarización de la era neoliberal

 Por Emir Sader

Por cuarta vez consecutiva se enfrentan en Brasil el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB). ¿Se trata de una repetición burocrática del pasado? ¿Refleja una falta de renovación en la política? ¿O es la misma realidad que plantea a Brasil –y a America latina– las mismas alternativas?

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso (foto) y los gobiernos del PT han polarizado la vida política brasileña de los últimos veinte años, porque corresponden a las alternativas centrales de nuestro tiempo: neoliberalismo versus antineoliberalismo. El primero ha representado, de forma ortodoxa, un programa neoliberal, que logró contener la inflación, pero al precio de un acentuado proceso de exclusión social. Pero terminó con el retorno de la inflación y con el país en una profunda y prolongada recesión.

Los gobiernos del PT se han constituido en base al trípode antineoliberal:

a) modelo de desarrollo económico con distribución de renta sin priorizar el ajuste fiscal.

b) prioridad de la integración regional y los intercambios Sur-Sur, con el rechazo a los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos.

c) rol activo del Estado como inductor del crecimiento económico y garantía de los derechos sociales, en contra de la centralidad del mercado.

Desde entonces, las alternativas de Brasil han girado alrededor de ese eje: neoliberalismo o antineoliberalismo. La derecha no ha encontrado alternativa, aunque haya esbozado un camino distinto con José Serra, en la campaña de 2010, para retornar al mismo cauce del gobierno de Cardoso con la candidatura de Aécio Neves, en el 2014. Eduardo Campos ha llevado al Partido Socialista Brasilero a romper con el PT, pero tanto él como Marina Silva han recaído en alianzas estratégicas con el PSDB alrededor de propuestas de neto corte neoliberal.

La izquierda radical tampoco ha logrado formular un proyecto alternativo al del PT, que le permitiera aglutinar fuerzas propias, permaneciendo –como se ha confirmado en estas elecciones– como partidos sin capacidad de constituir fuerza propia que le permitiera romper la polarización fundamental del campo político. Este sigue reflejando la gran polarización del período histórico actual, entre neoliberalismo y posneoliberalismo.

Por esas razones, parece repetitiva la oposición entre PT y PSDB, porque corresponde a la era neoliberal, todavía hegemónica a escala mundial y en America latina. Teóricamente, se puede divagar sobre el problema, pero la realidad concreta es implacable, selecciona los proyectos que corresponden a la situación concreta del período histórico actual. El resto queda en el papel.

Los gobiernos progresistas latinoamericanos, con sus particularidades, corresponden a esa polarización. Por ello perduran en el tiempo. Hugo Chávez y las fuerzas que lo suceden en Venezuela. Evo Morales en Bolivia. El kirchnerismo en Argentina. El Frente Amplio en Uruguay. Rafael Correa en Ecuador. El PT de Lula y Dilma en Brasil.

Porque son gobiernos que contestan al desafío mas grande de nuestra época: la superación del neoliberalismo y la construcción de alternativas a ese proyecto de radicalización del capitalismo. La polarización de hoy actualiza la contradicción fundamental de Brasil y de America latina contemporáneos, entre neoliberalismo y posneoliberalismo.

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