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Golpe en el talón de Aquiles del Imperio

El atentado del pasado miércoles contra el cuartel general de los carabineros italianos que mató a 27 personas en la ciudad iraquí de Nasiriya fue un fenomenal golpe a las alianzas de Washington. Entre las víctimas, había 19 italianos (dos civiles) y ocho iraquíes. Para Italia, cuyas tropas no combaten en contextos difíciles desde la Segunda Guerra Mundial, ésta fue la mayor tragedia militar registrada desde el final de ese conflicto bélico. El incidente causó estupor de Italia. Su presidente, Carlo Azeglio Ciampi, y el primer ministro, Silvio Berlusconi, abrirán hoy el homenaje a los italianos muertos en una capilla ardiente instalada en la plaza Venecia, en Roma. Según difundió ayer un diario saudita en Londres, la red Al-Qaida se atribuyó el atentado en esa sureña ciudad. Se hace evidente que la resistencia local (y la filtración extranjera) en Irak ha cambiado en sofisticación y está más organizada.

El País

La sucesión de atentados suicidas de gran envergadura y de ataques selectivos contra las tropas de ocupación hace cada vez más insostenible la situación en Irak. Matanzas como la del miércoles en Nasiriya, ciudad bastión de los chiítas (opositores a Saddam) donde han perdido la vida 19 italianos y ocho iraquíes, ponen de manifiesto que en el país árabe puede ocurrir cualquier cosa en cualquier momento. No existen condiciones para garantizar la seguridad de los contingentes allí desplazados; y si Italia, estupefacta y conmocionada, ha anunciado por boca de su primer ministro el mantenimiento de su compromiso en Irak, es probable que otros gobiernos inicialmente dispuestos a colaborar con Estados Unidos se lo piensen dos veces antes de enviar tropas a un escenario que se libaniza a toda prisa.
(Editorial)

Libération

La decisión no se tomó, pero el debate que hizo rabiar a Washington la está preparando: se trata de la retirada, parcial y progresiva, de Estados Unidos. El nombre de esta retirada estratégica es “iraquización”. La “vietnamización” que antiguamente ya había preparado la salida de los soldados norteamericanos de Saigón. La prioridad de Bush es simple: reducir el número de los féretros que llegan de Irak y el flujo cotidiano de las imágenes de ataques y atentados suicidas. La escalada de la hostilidad contra la aventura iraquí de parte de la opinión norteamericana hipoteca sus chances de reelección el año que viene.
(Patrick Sabatier)

La Vanguardia

Diferentes miembros de la administración Bush se han empeñado en las últimas semanas en desdecir las informaciones periodísticas sobre la situación en Irak. El país, han dicho en síntesis, se está normalizando y las noticias negativas son la excepción. Atentados como el que ayer costó la vida a varias decenas de personas subrayan la gravedad de la situación. La posguerra iraquí es la prolongación de la guerra por otros medios. Washington parece emplazado ante dos posibles opciones: la aceleración del traspaso del poder a los iraquíes, aunque los nuevos dirigentes no parecen preparados para esta responsabilidad. O la simple intensificación de la escalada militar estadounidense.
(Editorial)

The New York Times

El abrupto llamado para que el más alto funcionario civil en Irak, Paul Bremer, viajara a Washington de urgencia para realizar consultas con la Casa Blanca señala un nuevo nivel de alarma entre las personas encargadas de diseñar las políticas norteamericanas. La ansiedad en Washington seguramente se profundizó el miércoles luego de la explosión de la base de la policía militar italiana en la ciudad al sur de Bagdad. Desde el presidente Bush para abajo, todos los funcionarios han estado presionado a Bremer para que apure el traspaso de la soberanía a funcionarios iraquíes y para comprimir radicalmente el cronograma que diseñó para llamar a elecciones en uno o dos años.
(Editorial)

Miami Herald

Hay muy pocas pruebas de que la administración Bush haya reflexionado sobre el altísimo costo en sangre y dinero en Irak. Exportar la libertad es un ideal noble, pero si la administración habla en serio, debería empezar por abrazar la diplomacia como la vía correcta para alcanzar su meta. Esto significa trabajar con los aliados y la ONU. El desdén del gobierno, casi bordeando el desprecio, por algunos aliados tradicionales y las Naciones Unidas no funciona a largo plazo. El diario conteo de víctimas en Irak y el repentino llamado a Paul Bremer para que volviera a Washington para desarrollar una mejor estrategia para lidiar con el Irak post Hussein son la prueba de que la táctica unilateral del gobierno no está funcionando.
(Editorial)

The Boston Globe

Enfrentado a las crecientes y públicas dificultades en Irak, el Partido Republicano intenta cambiar los términos del debate político de cara a las elecciones presidenciales del año que viene. Ahora intenta concentrarse en la “doctrina preventiva”, retratada por George W. Bush como una idea visionaria para prevenir futuros ataques terroristas contra Estados Unidos a pesar de los altos costos y víctimas involucradas en el extranjero. Al seguir con la ofensiva sobre Irak, Bush está tomando un riesgo político. Ha empezado a abrazar una cuestión que ha probado ser inmensamente problemática tanto para él como para las encuestas. Claramente está apostando a que la situación en Irak va a mejorar.
(Sarah Schweitzer)

The Jordan Times

La administración Bush está frustrada con el consejo de gobierno interino iraquí porque éste no hizo lo que Estados Unidos le había pedido. La disputa, de hecho, tiene el propósito de cubrir el fracaso del virrey norteamericano Paul Bremer III en hacer serios progresos en la reconstrucción y la rehabilitación política y económica de Irak. Como el presidente George W. Bush está empeñado en ganar un segundo mandato al frente de la Casa Blanca (en noviembre del próximo año), no puede darse el lujo de que las culpas recaigan sobre su procónsul, que vive muy protegido de los ataques de la resistencia en el Palacio Jumhurriya, en Bagdad. Este juego se llama “culpen a los iraquíes”.
(Michael Jansen)

Jerusalem Post

Irak se está convirtiendo en una tragedia de una profundidad tal que los sectores proguerra o antiguerra, con sus superficiales seguridades, no están en condiciones de abordar. Hay dos razones sobre por qué Estados Unidos no puede retirarse de Irak en la forma en que actualmente se encuentra. Una es que esto le daría un espectacular espaldarazo a Al-Qaida y al resto del movimiento que auspicia la “jihad” (guerra santa). La segunda razón es que abriría la puerta a un baño de sangre en el cual los iraquíes que no se opusieron a Estados Unidos serían asesinados por los que sí lo hicieron. Así que el fracaso, como la administración Bush lo llama, no es una opción. El problema es que el éxito tampoco es una opción.
(Larry Derfner)

Palestine Chronicle

Cuestionar a la guerra en Irak ahora es una tendencia muy popular. La campaña para tratar de que los medios informaran sobre el lado “positivo” de la ocupación no ha sido recordada. Los analistas conservadores podrán decir que la oposición –“reducida” a coches bomba– está desesperada y diezmada. Pero la violencia no es una baja ni una depresión y el pueblo estadounidense lo sabe. Lo más probable es que empeore. Por supuesto que todavía no hay armas de destrucción masiva -el argumento por el que se lanzó la campaña militar en Irak en marzo de este año), pero se dice que Bush está buscando otros 600 millones de dólares –¡600 millones!– para seguir buscándolas.
(Alan Bock)

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