EL MUNDO › LULA Y FOX ESTARAN PRESENTES EN LA CUMBRE DEL G-8

Brasil, México y los más ricos

Los mandatarios representan a los países emergentes y pedirán a los poderosos una reducción en los subsidios agrícolas.

Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y México, Vicente Fox, alzarán la voz de América latina y del G-20 ante los países más ricos del mundo, en la Cumbre que el Grupo de los Ocho (G-8) celebrará el fin de semana en Rusia. Lula y Fox han sido invitados en representación de los países menos desarrollados, junto con los jefes de Estado de China, India y Sudáfrica, y se sentarán a la misma mesa que los líderes de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia. China, Brasil, México, India y Sudáfrica forman parte del Grupo de los 20 (G-20), que presiona en la Ronda de Doha por una reducción de los subsidios agrícolas que otorgan los países más desarrollados y que, según los más pobres, distorsionan el comercio mundial.

Lula, como principal impulsor del G-20, ha dicho que pretende aprovechar el encuentro con los líderes de los siete países más ricos del mundo y Rusia para intentar salvar las negociaciones en la Organización Mundial de Comercio (OMC), que para muchos parecen condenadas al fracaso.

“Será la última oportunidad”, ha dicho Lula sobre esta Cumbre del G-8, que si bien no tiene las discusiones de la Ronda de Doha en su agenda formal reunirá a los jefes de Estado más influyentes en las decisiones. Según el presidente brasileño, las discusiones técnicas están agotadas y los negociadores no tienen más margen de maniobra, por lo que salvar la Ronda de Doha depende sólo de decisiones políticas que deben ser tomadas por los líderes.

Fox ha coincidido con ese enfoque y declarado que las trabas en las negociaciones tienen “nombre y apellido”, en alusión a EE.UU. y la Unión Europea (UE), “que tienen subsidios enormes que impiden el acceso al desarrollo de pequeños países que sólo viven de la agricultura”, apuntó.

Para Lula, la OMC ha sido asunto recurrente y sus esfuerzos la han llevado a telefonear reiteradas veces a los jefes de Estado de EE.UU., George Bush, del Reino Unido, Tony Blair, y de Francia, Jacques Chirac, e intentar convencerlos de que el asunto debe ser abordado en San Petersburgo.

“Ha llegado el momento de que los líderes políticos digamos si queremos o no queremos un mundo más justo, un mundo más solidario, si queremos o no combatir el terrorismo, si queremos o no un mundo con menos mortalidad infantil, con menos enfermedades y menos hambre”, declaró Lula esta semana. Según el presidente brasileño, la Cumbre del G-8 no puede pasar de puntillas sobre el estancamiento de las negociaciones en la OMC, y supone la “última oportunidad” para resolver el entuerto. “No es posible que los presidentes de los países más importantes del mundo se reúnan y no debatan uno de los objetivos primordiales”, insistió Lula.

Otro asunto fuera de agenda y que puede entrar en las discusiones del G-8 es la posible ampliación de este “club de países ricos”, con la incorporación de los cinco invitados en esta ocasión y la conformación de lo que sería un Grupo de los Trece.

En la última asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI), el subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Tim Adams, opinó que el G-8 debería abrir las puertas a algunos de los países “emergentes”, pues considera que tienen “mucho que aportar” en términos de “ideas y potencial”.

Esa opinión la reforzó el primer ministro británico, Tony Blair, quien anunció esta semana que tiene previsto plantear el asunto en la ciudad rusa de San Petersburgo.

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Vicente Fox y Luiz Inácio Lula da Silva en el 2004.
 
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