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Consternación en Israel por la muerte de su primer astronauta

El desastre ocurrido con la nave espacial Columbia, que se desintegró debido a una explosión minutos antes de aterrizar, causó gran estupor en Israel, cuya población se aprestaba a celebrar el regreso a Tierra del primer astronauta de su país, Ilan Ramon, uno de sus siete tripulantes. Ramon, de 48 años, era coronel de la Fuerza Aérea israelí, y tuvo que esperar cuatro años con su familia en la ciudad de Houston antes de abordar finalmente la nave, el pasado 17 de enero, para llevar a cabo una serie de investigaciones de carácter científico. Las banderas de Israel fueron arriadas a media asta en la residencia del presidente, Moshé Katzav, en la sede del gobierno del premier Ariel Sharon y en el Parlamento en homenaje a Ramon.
El astronauta israelí, precedido en los vuelos espaciales por otro aviador de Medio Oriente, de origen árabe, era un experto en armamento y fue recomendado a la NASA por el comandante de la Fuerza Aérea, general Eitán Ben Eliahu, actualmente en la reserva. El vuelo espacial para el cual había sido escogido Ramon fue aplazado en distintas ocasiones desde 1999, y su presencia en la Columbia había obligado a fortalecer el dispositivo de seguridad. Como piloto de combate, Ramon participó con Ben Eliahu y otros oficiales de las Fuerzas Armadas en el ataque de 1981 contra la central nuclear de Irak (Osirak) a 18 kilómetros de Bagdad, destruida por medio de un bombardeo que se prolongó durante dos minutos. Asimismo, combatió en la guerra de Yom Kippur de 1973 y en 1982 participó en combates con las Fuerzas Aéreas de Siria tras la invasión israelí de Líbano para erradicar a los guerrilleros palestinos instalados en el sur de ese país, al norte de Galilea.
Todos los medios de comunicación en Israel, en la tarde de la jornada sabática, la del descanso semanal, estaban preparados para transmitir a millones de espectadores el aterrizaje de la nave, y de su “primer astronauta”, al trascender la noticia de la tragedia. El día en que Ramon abordó la nave Columbia con sus demás colegas los israelíes “olvidaron” su grave crisis con los palestinos y la recesión económica, y convirtieron a Ramon, junto con la prensa local, en poco menos que un héroe nacional.
Luego de la tragedia, el presidente norteamericano, George W. Bush expresó su pésame e informó del mismo a Sharon, quien a su vez lo exhortó a transmitir las condolencias de Israel a las familias de los otros seis astronautas muertos por la desintegración de la nave espacial. Sharon se comunicó por teléfono con Eliezer Wolferman, el padre de Ramon, para transmitirle sus condolencias. Por su parte el ex ministro de Asuntos Exteriores Shimon Peres, que acordó en 1999 con el ex presidente estadounidense Bill Clinton la participación de Ramon en el vuelo del transbordador Columbia, manifestó ayer que el astronauta “elevó al pueblo israelí a alturas sin precedentes, con él nos sentimos allí tan alto y en un instante todo terminó”.
Uno de los experimentos llevados a cabo por el astronauta israelí fue una medición del polvo espacial, proyecto científico del Politécnico de Haifa, y para otro tuvo que pedalear una bicicleta dentro de la nave, a fin de analizar su respiración. Ramon, hijo de un sobreviviente del Holocausto nazi durante la Segunda Guerra Mundial, estaba a cargo de varios de los 80 proyectos de investigación durante los 16 días de la misión, entre ellos la medición de acumulaciones de polvo en el espacio.
Un mayor de la Fuerza Armada israelí, que forma parte del equipo del astronauta israelí en la NASA, había informado ayer, horas antes del tiempo previsto del aterrizaje, que todos los proyectos habían concluido con éxito y que despertaban gran curiosidad. Tras el penoso incidente, la compañía aérea israelí, El Al, envió un avión con los familiares de Ramon, a petición del ministro de Defensa, Shaúl Mofaz, para unirse a la esposa y sus cuatro hijos en Houston. En una ocasión, Ramon habló desde la nave con el primer ministro Sharon, al que comentó que “el planeta luce bellísimo”, pero se quejó porque la nave “pasó a gran velocidad sobre Israel”, por lo cual no había podido ver su país de 21.400 kilómetros cuadrados.

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