EL MUNDO › PARAGUAY DESPIDIO A CECILIA CUBAS

Lágrimas de miles

Miles de personas despidieron ayer los restos de Cecilia Cubas, la hija asesinada del ex presidente Raúl Cubas, en el cementerio de La Recoleta de Asunción, la capital paraguaya. Una multitud acompañó el féretro y a sus padres, Raúl Cubas Grau y Mirta Gusinky, y a su hermana menor Silvia. No faltaron los gritos de repudio contra la policía y el reclamo de renuncia de los principales responsables de la seguridad del país.
Un inmenso cortejo formado por familiares, amigos y decenas de habitantes de Asunción acompañó el desplazamiento de la carroza fúnebre por la principal avenida Mariscal López hasta el cementerio, donde se realizó el sepelio. Los restos de Cecilia, que había cumplido 32 años durante su cautiverio, envueltos en una bandera paraguaya fueron depositados en el panteón de la familia. La madre de Cecilia había autorizado a la gente a acercarse hasta el féretro antes de que éste fuera cerrado. En el trayecto al cementerio, las veredas se llenaron de personas que despidieron a Cecilia con pañuelos blancos o negros o arrojando flores a su paso. La mayoría en silencio y algunos, más exaltados pidiendo justicia, despidieron de esa forma a la joven asesinada que, en forma espontánea, comenzó a ser objeto de veneración. “Cecilia va a ser un símbolo de la sed de justicia que tenemos los paraguayos contra la impunidad. Acuérdese de mí”, dijo el abogado Mario Elizeche.
Emilio Cubas, ex senador por el Partido Colorado oficialista, recordó entre lágrimas que su hermano ex presidente llegó al gobierno el 15 de agosto de 1998 y que fue depuesto por un grupo que dijo que lo hacía para derrotar al autoritarismo.
El ex abogado de Cubas, Elizeche calificó de “cínico” al fiscal general del Estado Oscar Latorre, por no haber permitido la liberación de los bienes del ex presidente embargados en un proceso que se le sigue por la crisis de 1999 iniciada con el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña. Hubo gritos de repudio contra la policía y el reclamo de renuncia de los principales responsables de la seguridad del país. “¡Policías inútiles! ¡Que renuncie el ministro del Interior! Que renuncie el fiscal general!”, gritaba la gente en el momento del sepelio. A los padres de Cecilia y a su hermana Silvia se los vio con los rostros desencajados por el dolor y las dos mujeres fueron las últimas en abandonar el panteón familiar. El Colegio Teresiano, donde estudió Cecilia, convocó a un acto de repudio contra la violencia en la Catedral de Asunción en horas de la tarde.

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