A horas de cumplirse el 19º aniversario del atentado contra la AMIA, la agrupación Memoria Activa, que reúne a una parte de los familiares de las víctimas, encabezará la serie de actos de reclamo de justicia y homenaje a quienes murieron aquel 18 de julio de 1994. Será a las 18 frente al predio de la AMIA, donde se produjo el ataque, Pasteur 633. Serán oradores la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el periodista de Página/12 Raúl Kollmann y un integrante de Memoria Activa. En la mañana del jueves, a las 9.54, se realizará el acto oficial, también frente al predio de la mutual judía: hablarán el presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky, y Sofía Guterman, que perdió a su hija en el atentado.

Memoria Activa ha sido la agrupación de familiares más combativa, la que en su momento denunció al Estado argentino ante la OEA por no prevenir el atentado –que se produjo después del ataque contra la Embajada de Israel– y por las maniobras que se hicieron durante la investigación. La causa judicial sobre el desvío de la pesquisa está al borde de un demoradísimo juicio oral en el que están imputados el ex presidente Carlos Menem, varios jefes de la SIDE, el comisario Jorge “Fino” Palacios, los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, el ex juez Juan José Galeano y hasta el ex titular de la DAIA Rubén Beraja. La Corte exigió recientemente que se aceleren los tiempos para que dé comienzo el juicio oral, mientras la Cámara Federal ordenó que se incluya también al ex ministro del Interior Carlos Corach.

Memoria Activa, que respaldó algunas decisiones de Néstor y Cristina Kirchner –como el decreto que obligó a declarar a agentes de la SIDE—, pero es muy crítico del Gobierno por lo que consideran falta de cumplimiento en lo dictaminado por la OEA, estuvo de acuerdo con la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán, según el cual deberían declarar ante el juez Canicoba Corral los imputados de ese país. Como lo dijo recientemente la titular de Memoria Activa, Adriana Reisfeld, “nosotros tenemos dudas de la labor del fiscal Alberto Nisman, qué es lo que tiene como pruebas. Por lo tanto esperamos que se efectivice el memorándum, podamos tener a los acusados sentados en el banquillo y avanzar de una vez por todas. No podemos seguir como estamos”.

La realidad actual del memorándum es que sigue sin ser aprobado por Irán, pese a que aquí se decía que los términos eran muy favorables a los persas. Evidentemente no es la mirada que tienen en Teherán: el texto se firmó en enero y ya pasaron seis meses sin que lo rubricaran. El nuevo gobierno iraní, moderado pero con el respaldo de un hombre clave, el ex presidente Akbar Hashemi Rafsanjani, imputado por Nisman porque era el titular del Ejecutivo en tiempos del atentado, deberá decidir si se firma o no el acuerdo. Seguramente lo resolverá después de asumir el 1º de agosto.

El fiscal –acusado por Teherán de reflejar las posiciones de la CIA, el Mossad y la Secretaría de Inteligencia argentina– ha puesto el acento en la responsabilidad iraní y presentó hace un mes un dictamen sobre la penetración de ese país en América latina. Su mirada parte de una reunión realizada en Irán en 1982 y en la que se habló de exportar la revolución islámica mediante el terrorismo. En los 31 años transcurridos desde entonces, Nisman consigna tres atentados: los dos de Buenos Aires y una polémica tentativa de ataque al aeropuerto de Nueva York, que terminó con los protagonistas detenidos. Entre ellos un homeless, un hombre con problemas de drogas y un iraní que registraba vínculos con el agregado cultural de Irán en la Argentina, Mohsen Rabbani, principal acusado por los ataques de Buenos Aires.

La causa sobre el atentado mismo no registra avances, básicamente porque pasó demasiado tiempo y, sobre todo, se perdieron las primeras semanas, claves en cualquier pesquisa. Para Nisman, Rabbani fue el hombre clave, pero no hay ni un solo preso de lo que sería la conexión local y es muy poco lo que se sabe sobre los que participaron directamente del ataque.