EL PAíS › MARTA MAFFEI HABLA DE SU CANDIDATURA POR EL ARI

“Vamos a hacer masa crítica y legislar para el pueblo”

La líder de la Ctera explica las razones que la llevaron a dar su primer paso en política y aceptar la oferta de Carrió para ser primera candidata a diputada bonaerense. Sus críticas a Chiche Duhalde y Solá, su visión de Kirchner y la CTA y cómo ve una campaña que promete ser complicada.

 Por José Natanson

La líder de Ctera, Marta Maffei, recibe a Página/12 en la sede de su gremio, un viejo edificio reciclado de San Telmo. Ella misma sirve el café. Y explica por qué, luego de ocho años al frente del gremio, decidió dar su primer paso en política: el martes anunció su decisión de encabezar la lista de diputados del ARI para las elecciones bonaerenses del 14 de septiembre. Maffei –una mujer de una larga trayectoria, inteligente y además encantadora– repasa también otros temas: habla del gobierno de Néstor Kirchner y de la CTA, critica a Felipe Solá y Chiche Duhalde (sus futuros adversarios). Y vuelve, una y otra vez, a la decisión de lanzarse a la actividad partidaria, en una campaña que se perfila complicada y en un territorio que se ha tragado a más de una figura.
–¿Por qué aceptó el ofrecimiento de Elisa Carrió?
–Hubo varias cosas. Por un lado, yo consideraba que no debía seguir en Ctera. No me parece bien que una institución se aferre a determinadas personas o las personas a la institución. Está bien para hacer una construcción, darle una impronta, pero con el tiempo uno va ayudando a que aparezcan dirigentes nuevos, dirigentes jóvenes, y hay que hacerles un lugar. Entonces creo que es buena la renovación. Ya en la anterior elección de Ctera a mí no me parecía bien seguir en el cargo, pero estábamos en un momento histórico conflictivo, fue a fines del 2001, y los compañeros consideraban imprudente que me alejara. Ahora pienso que es un buen momento para dejar el cargo. La idea es aprovechar la experiencia en otros espacios.
–Pero usted tuvo otras posibilidades. El ARI le ofreció ser candidata a gobernadora y otros partidos también la tentaron. ¿Por qué en este momento y para este cargo?
–La figura de Carrió es importante: es una mujer de coraje, lúcida, de palabra, algo que no se ve en la política argentina. Es honesta, tiene decisión, busca rescatar las instituciones. Quiere construir un futuro común, sin especulaciones económicas, y tiene la decisión de hacer una construcción al servicio de causas nobles. Es un punto de partida. Además, hay muchos compañeros, de Ctera y de las entidades base, militando allí. Cuando uno decide una construcción trata de tener una base lo más amplia posible, no estar solo contra todos, para dar una serie de batallas: por la unidad y la integración, contra el temor que generan los sindicalistas a veces en la política. Por otra parte, yo tengo muy presente el rol del ARI en el Frenapo: no puso ningún tipo de condicionamiento y trabajó con generosidad para algo que no era una iniciativa propia, sin buscar protagonismo ni intentar copar el espacio. Yo no pienso, por supuesto, que el ARI sea el punto final de mi trayectoria política, si la tengo, ni que sea el punto final de unidad del pueblo argentino. Es un buen punto de partida que debemos ampliar.
–¿Por qué ahora?
–Por mi alejamiento de Ctera, que va ser a fin de año, y por otra cosa. Creo que en este momento se abre una buena oportunidad porque, más allá de compartir o no algunas cuestiones, el actual gobierno está demostrando que hay otro modo de hacer política.
–Pero usted va a ser candidata de un partido que se plantea como oposición al actual gobierno.
–Más que oposición al Gobierno es una oposición al modelo que se aplicó en la Argentina en los últimos 30 años. Nos oponemos a ese modelo depredador. Y creemos que el Presidente y un pequeño grupo, tal vez cuatro a cinco de sus ministros, tienen una coincidencia con muchas de las cuestiones que nosotros planteamos. Pero no podemos decir que esto sea el Gobierno. Tampoco podemos decir que sea el partido al que pertenece el Presidente ni los candidatos a gobernadores o las listas legislativas. Por ejemplo, en la provincia el Presidente apoya a candidatos como (Carlos) Ruckauf, (Graciela) Camaño o (Alfredo) Atanasof. Es la rémora del pasado que se vuelve a posicionar aprovechando el espacio de consenso que construyó el Presidente. Estoy seguro de que ellos no van a construir, ni a legislar, para la Argentina que necesitamos. Entonces, nosotros nos oponemos al modelo, pero vamos a ser los primeros en levantar la mano si lo que viene del Poder Ejecutivo es a favor de los trabajadores, la educación pública o la distribución del ingreso.
–Parece difícil, de todos modos, oponerse a la mayoría de las iniciativas del Gobierno.
–Sí. No hay motivos para oponerse a muchas cosas y de hecho no lo hacemos. Creo igual que hay algunas políticas que no se comprenden bien.
–¿Por ejemplo?
–Una economía social. No es construir una cooperativa de cuatro o cinco personas. Eso está bien, pero es otra cosa. Es un emprendimiento muy serio y organizado, que tiene que ver con una burguesía nacional de fondo solidario. En esto no se ha avanzado lo suficiente, son emprendimientos de carácter social o estratégico. No es que me parezcan mal muchas medidas, pero sí me parecen insuficientes. No digo que esté en desacuerdo con lo que se está haciendo, pero sí que es necesaria una profundización, sobre todo en los temas de redistribución del ingreso. Hay una buena voluntad de ponerle límite al saqueo, pero hay que ver cómo, además de evitar el saqueo, se puede ayudar a una redistribución más justa. Pero algo es cierto: hace cinco meses nadie pensaba que Kirchner podía darle esta dirección al Gobierno. Y eso no es poco.
–Su principal adversario va a ser el gobernador de la provincia, ¿qué opina de Felipe Solá?
–Tengo una opinión desfavorable de Solá y de cómo ha ejercido el poder el PJ en la provincia. Hubo mucho puntero, mucho clientelismo, faltó valor para enfrentar a los grupos económicos que han saqueado el Banco Provincia. Faltó iniciativa en la producción, en la industria nacional. Por ejemplo, acá se habla mucho de la conexión entre la mafia política y la judicial y se omite decir que también hay una mafia empresaria. Y de esa conjunción el gobierno de Solá forma parte. Solá integró el gobierno de Ruckauf. Cuando fue secretario de Agricultura permitió el uso de los transgénicos y los contaminantes para la tierra. Ni hablar de la depredación de las riquezas de la pesca. En la provincia, las napas están a flor de tierra. Solá ha permitido la ubicación de la basura sin tratar, en franca connivencia con (Mauricio) Macri. Por eso no me asombra la reunión que han tenido.
–¿Y qué opina de Chiche Duhalde, que encabeza la lista del PJ?
–La conozco, aunque no demasiado, por su actividad en el Congreso. No parece una mala persona, pero una cosa es ser una buena persona y otra tener el liderazgo para construir un partido. Y en acción social vimos la vergüenza de que en Tucumán se sigan muriendo de hambre los niños, la aparatosidad de montar un espectáculo para la resolución de los problemas, que en la práctica no se solucionaron. No todas las buenas personas saben construir políticamente o pueden ejercer un liderazgo político. En este sentido yo opino modestamente que la señora es un brazo de Duhalde. No creo que tenga autonomía suficiente como para liderar un proyecto político.
–Tres militantes de la CTA competirán en las elecciones bonaerenses: Ariel Basteiro, candidato a vice del Socialismo, Luis D’Elía, que lanzó su postulación a la gobernación por un partido propio, y usted. ¿No es una contradicción?
–Con los compañeros del Socialismo estamos conversando para construir en conjunto. Pero sí, aun si lo logramos habría dos opciones, dos modos de interpretar el mandato de la CTA. D’Elía y los compañeros que lo acompañan han construido una unidad. No es un papel menor el de Luis, su fuerte presencia, y ahí se entenderá también por qué no acepté ser candidata a gobernadora del ARI.
–Pero va a tener que confrontar con ellos.
–La intención no es rivalizar con otros compañeros de la CTA. La CTA apostó a la creación de un movimiento social, político y cultural. No tiene, y tal vez nunca tenga, una única forma de construcción, porque las realidades son diferentes. Evidentemente, Luis entendió que el mandato de la CTA de construir un movimiento social, político y cultural se resolvía mejor creando un nuevo partido. Hay otros compañeros que piensan que hay que esperar tres o cuatro años. Y otros pensamos que hay que integrar lo que está y no crear nuevas alternativas. Lo importante es que cuando estemos todos en el Congreso tiremos juntos, porque el mandato de la central es claro: legislar para los trabajadores. No vamos a construir una unidad revolucionaria en dos días, pero sí una masa crítica para construir consenso suficiente para legislar a favor del pueblo.
–Cuando ingrese al Congreso se va a encontrar con una serie de presiones y condicionantes, que en algunos casos coinciden, pero en otros no, con los gremiales, ¿cómo piensa lidiar con eso?
–Yo voy al ARI con esperanzas, pero no estoy atornillada a nada. El día que sospeche que no puedo hacer lo mejor para la gente, me voy. En este sentido no tengo medias tintas. No concibo verme en una situación contraria a mis principios, como pasa con mucha gente, que se justifica diciendo que por esta vez vale, por esta única vez. O que le dice a sus compañeros que por suerte están ellos porque si no sería peor. Yo voy a estar si sirvo para ayudar al cambio y la transformación. Y, si veo que no puedo, me voy a mi casa, que es un buen lugar.

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