EL PAíS › EL FONDO Y LOS EUROPEOS QUIEREN UN AHORRO FISCAL AUN MAYOR

Superávit súper, la superobsesión

El Fondo y los acreedores despliegan su menú de opciones. Por un lado elogian el crecimiento y revelan preocupación ante el perjuicio que podría ocasionar una crisis energética. También reconocen que los acreedores están menos ansiosos. Pero no cejan en su presión por cobrar más deuda.

Escuchó el mismo reclamo hasta minutos antes de subirse al avión que anoche lo traía a la Argentina. La última fue Anne Krueger, pero horas antes habían sido los ministros de Finanzas y Economía de Grupo de los países europeos más poderosos. Todos quieren lo mismo: que la Argentina tenga una meta de ahorro fiscal “más ambiciosa”, de manera de mejorar la propuesta a los acreedores privados de la deuda. Durante los 60 minutos de reunión con la Dama de Hierro, Roberto Lavagna también recibió cuestionamientos por la crisis energética.
“Se realizó una evaluación completa sobre la marcha de la economía”, contó un allegado al ministro. No obstante, los voceros del Palacio de Hacienda negaron que en el encuentro se hayan delineado las metas fiscales para los próximos años. “Eso lo conversaremos más adelante”, señaló la fuente.
Visto desde la Argentina, el resultado de la reunión de Primavera del Fondo Monetario fue claro: existe una renovada presión desde los países centrales, y del propio Fondo Monetario, para que la Argentina se comprometa a un superávit fiscal más importante para los próximos años. Y que mejore su propuesta de pago a los acreedores que quedaron atrapados en el default. Se repitió el discurso que trajo la semana pasada a Buenos Aires John Taylor, número dos del Tesoro estadounidense.
Ayer lo hicieron suyo los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea. El representante de Irlanda, Charlie McCreevy, fue directo: “Argentina debe aspirar a un superávit fiscal primario más ambicioso en los años venideros, así como a un esfuerzo de reformas estructurales más ambicioso en el mediano plazo”.
Uno de los puntos centrales que llamó la atención de Krueger, ayer, fue la crisis energética. La funcionaria quiso saber qué hará el Gobierno para salir del problema. Lavagna repitió su conocida posición: “Mientras se buscan soluciones coyunturales se piensa en los esquemas de fondo”, señaló. Para el ministro, el arreglo total sobrevendrá cuando se renegocien los contratos con las empresas que operan en el negocio gasífero, lo que incluirían aumentos de tarifas. Lo que aún se desconoce es quiénes serán los primeros damnificados por esos incrementos y las magnitudes de éstos.
Mientras tanto, Lavagna reconoció el impacto fiscal que tendrá el subsidio estatal a las empresas que reemplacen al gas con el fuel oil importado desde Venezuela, a un valor más caro. El ministro, posteriormente a la reunión con Krueger, en una conferencia de prensa, se negó a revelar si ese subsidio ascenderá a 1000 millones de pesos, tal cual fue calculado por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
El propio titular del Palacio de Hacienda comentó que Krueger le preguntó si se podrán concretar las importaciones de gas desde Bolivia, en atención a las tensiones políticas que existen en el país vecino. “Le dijimos que sí”, confirmó Lavagna.
La preocupación del Fondo por la cuestión energética se debe al eventual impacto que la crisis tendrá en el crecimiento. Ni el ministro ni sus voceros quisieron estimarlo. Alfonso Prat Gay, informó que la Argentina perdería 500 millones de dólares de su superávit comercial por esta situación, y recibió un reto público del ministro Julio De Vido.
El responsable del caso argentino en el Fondo Monetario, John Thornton, calificó como “muy positiva” la reunión Krueger-Lavagna. “Hubo un intercambio general de opiniones sobre desarrollos recientes, y todo salió muy bien”, se limitó a decir. Sin dudas, uno de los avances que notaron en Washington fue el inicio de las conversaciones con distintos grupos de acreedores, aun aquellos que son más críticos del Gobierno, como el que comanda el italiano y ex banquero Nicola Stock.
Alfonso Prat Gay, presidente del Banco Central, y su vice, Pedro Lacoste, tuvieron su propio encuentro con la titular interina del FMI. Duró media hora y fue en la oficina que Krueger posee en el piso 12 del edificio del Fondo, en Washington. El jefe del Central le entregó en mano el último informe de inflación elaborado por la autoridad monetaria, en el cual se da un detallado informe sobre la situación económica, financiera y social de la Argentina, y sus perspectivas. Tras una rápida ojeada al material, Krueger fue al grano: les preguntó a los banqueros cuánto tiempo más se iba a demorar las compensaciones a los bancos. Prat Gay y Lacoste dijeron que son cuestiones operativas que ya están en marcha. Y replicaron la ofensiva con algunos datos positivos sobre el sistema financiero, como la expansión de los créditos durante el mes pasado y la normalización en el funcionamiento de los bancos después de la crisis.
Antes de reunirse con Krueger, Lavagna tuvo un round con el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, por el desembolso de dos créditos por 900 millones de dólares, y que forman parte de un financiamiento total por 5000 millones entre este año y el 2008. De este total ya fueron aprobados 2000 millones y Economía reclama la puesta en marcha del programa.

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Anne Krueger y Roberto Lavagna, una pulseada que forma parte de los clásicos internacionales.
El ministro le dijo que la Argentina podría cumplir el acuerdo de gas con Bolivia.
 
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