Sáb 08.05.2004

EL PAíS

Jorge Rodríguez, el amigo de María Julia, la tiró debajo de un camión

El ex jefe de Gabinete de Menem dijo que no contaba con fondos reservados. Eso empeoró la situación de “Mari July” y apuntó a mejorar la suya propia en la causa por los sobresueldos.

› Por Irina Hauser

Con María Julia Alsogaray “tengo una relación amistosa”, comentó el ex jefe de Gabinete Jorge Rodríguez apenas se sentó frente al tribunal oral. Pero a los pocos segundos le clavó un puñal: aseguró que él nunca supo del pago sobresueldos y que el organismo a su cargo no manejaba fondos reservados. Esto es malo para la ex funcionaria que, como estrategia de defensa, justifica parte del aumento de su fortuna con que durante seis años cobró un plus en negro que dos colaboradores suyos retiraban de la jefatura de ministros. El ex ministro menemista decidió dejarla a la deriva en defensa propia, porque hay otras dos causas en que se investiga la legalidad de los misteriosos sobres en las que podría quedar involucrado. El jueves próximo empiezan los alegatos y el fiscal Oscar Amirante acusará a la ingeniera de enriquecerse.
Rodríguez comandó el gabinete entre 1996 y 1999. Ayer tuvo que presentarse en el juicio por enriquecimiento ilícito contra Alsogaray porque tanto ella como algunos testigos relataron que en la repartición que él comandaba se entregaban sobres con efectivo para funcionarios de alto rango sin recibo a cambio. Era un pago extra basado, decían, en una ley secreta de fondos reservados.
El ex ministro, sin embargo, ayer refutó con aire relajado: “La Ley de Presupuesto no establecía que la Jefatura de Gabinete tuviera gastos reservados. Los tenían otras áreas como las Fuerzas Armadas, la SIDE y otras vinculadas a tareas de seguridad”. Además, dijo que nunca se enteró del pago de sobresueldos y que sólo sabe “por los medios que la ingeniera” los incluyó “en su declaración jurada”.
María Julia usó el argumento de los cobros en negro para explicar cómo consiguió parte de los 2,5 millones de aumento patrimonial que le imputan. En los juicios por enriquecimiento, al revés de lo habitual, el acusado debe probar su inocencia y no la Justicia. Por eso ella dijo que entre 1992 y 1997 percibió una “retribución” mensual con la que juntó 622 mil dólares. El dinero, detalló, debían buscarlo a su nombre Enrique Kaplan y Raúl Castellini en la Secretaría General de la Presidencia durante los primeros años y luego, cuando se creó, en la Jefatura de Gabinete. También dijo que Domingo Cavallo había recomendado declarar ese ingreso, que usó para consumo propio, como fondos de la ley secreta 18.302.
Lejos de ayudar a su amiga, Rodríguez le complicó el panorama. “No conozco la ley secreta, recién ahora por los diarios”, sentenció el ex ministro, con traje oscuro de rayas finitas. “En la Ley de Presupuesto figuraban los fondos reservados” y eran para “seguridad”, precisó. “Entiendo que los gastos reservados son para la función del área”, contestó cuando el fiscal le preguntó si los funcionarios podían usar ese dinero para sus asuntos personales. “No recuerdo menciones de la ley secreta en reuniones de gabinete”, agregó. También le patinó la memoria cuando el interrogante fue si conoce a Rodolfo Aiello, el ex funcionario que trabajaba en la Jefatura de Ministros señalado en distintos testimonios como pagador del famoso “extra”. “No lo conozco, sólo me habré cruzado con él alguna vez en un pasillo”, respondió.
Si Rodríguez decidió arrojar a María Julia a los leones, es porque él busca resguardarse. El juicio contra la ex interventora de ENTel hizo detonar la historia de los sobresueldos cuando declaró Roberto Martínez Medina, el ex secretario privado de Raúl Granillo Ocampo que acusó a su jefe de llevarse 50 mil pesos mensuales bajo ese concepto cuando era ministro de Justicia. Otros dos ex funcionarios de Medio Ambiente y hasta el ex titular de la DGI, Ricardo Cossio, admitieron que cobraron hasta 4000 pesos aparte de su salario por la ley secreta. Todo esto determinó que se abriera un expediente en el juzgado de Jorge Ballestero y la fiscalía de Guillermo Montenegro, en que se analiza la legalidad de los pagos. También el juez Rodolfo Canicoba Corral tiene una investigación sobre gastos reservados. El ex jefe de Ministros podría, entonces, convertirse en acusado. Sus abogados ya estuvieron pispeando esas causas. Por la audiencia de ayer pasaron dos secretarias de Aiello, Mónica Gallina, una morena robusta con blusa de seda marrón peinada a la croquiñol, y Sandra Speranza, también de rulos mullidos, pero platinada. Ambas dijeron que no sabían nada de nada, ni recordaban visitas de secretarios de ministros, aunque la primera acotó que su jefe la instruyó para decir que no estaba si Martínez Medina lo buscaba. Con ellas terminó la ronda de testigos, pero el juicio sigue el lunes.

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