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Aunque no provoque inflación, por ahora de subas salariales ni hablar

El jefe de Gabinete, el ministro de Economía y el de Trabajo coincidieron en negar que se estudie un aumento por decreto. El titular del Banco Central aportó el dato destacado, sin embargo, al referir que una suba de remuneraciones no necesariamente se traduce en inflación.

El Gobierno negó que estudie aumentos salariales para los trabajadores del sector privado similares a los aplicados en 2003. Desde el ministro de Economía, Roberto Lavagna, al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, pasando por el titular de la cartera laboral, Carlos Tomada, la plana mayor del Gobierno rechazó todas las versiones que hablaban sobre aumentos. Las negativas coexistieron con la difusión de proyecciones gubernamentales optimistas sobre la evolución del empleo y de los salarios. En la conferencia de prensa en la que difundió el Informe de Inflación trimestral, el presidente del Banco Central sostuvo, sin embargo, que los datos de la primera mitad del año confirman la inexistencia de una relación directa entre aumentos de salarios e inflación.
Lavagna aseguró que “hasta este momento, todavía no está planteado” disponer subas salariales. Sin embargo, dejó una puerta abierta al afirmar que “en algún momento” podría discutirse, pues los aumentos son “posibles y deseables”, y reforzarían “el círculo virtuoso” de crecimiento económico. El jefe del Palacio de Hacienda se refirió también a las declaraciones de uno de los flamantes titulares de la CGT unificada, Hugo Moyano, quien sostuvo que “por más resistencia que (Lavagna) ponga, si el Presidente da la orden (de aumentar salarios) no tiene más que cumplirla”. “Lo que dice Moyano tiene bastante gracia, es normal”, replicó el ministro, pero indicó que “si uno concede a todo el mundo, termina en el desorden más completo”.
“En el caso particular de los salarios, no he dicho absolutamente nada hasta este momento. El tema no está todavía planteado a nivel de Gobierno y hay que remitirse al comunicado escrito de (el Ministerio de) Trabajo hace más de siete días, señalando que el tema todavía no estaba en discusión”, concluyó.
Por su parte, Alberto Fernández agregó que “no estamos analizando absolutamente nada parecido” a un aumento. Lo mismo hizo el titular de la cartera laboral, quien fue más tajante. “De ninguna manera” se estudia aumentar salarios, afirmó Tomada. La respuesta de los ministros no fue sólo a las versiones periodísticas, sino a la propuesta planteada la semana pasada por la nueva conducción de la CGT unificada al presidente Néstor Kirchner para que se convoque al Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil con el objeto de aumentar “el poder adquisitivo de los trabajadores”.
En tanto, Prat Gay, que a la hora de predecir el crecimiento del PIB para el año en curso fue aún más optimista que Economía, 8 por ciento contra 6, explicó que los aumentos de salarios no tienen necesariamente efectos inflacionarios. Al menos, sostuvo, ése no fue el caso durante el primer semestre del año, cuando la inflación del 4,9 por ciento, concentrada básicamente en el segundo trimestre, respondió a otras razones. Entre ellas, la suba de los precios regulados y administrados, como los de algunas tarifas energéticas y los combustibles líquidos. Estos ajustes contribuyeron con 0,8 puntos a los aumentos de la primera mitad del año, a los que se sumó la recuperación de márgenes de comercialización en las ventas minoristas (0,4 por ciento) y algunos alimentos que se mostraron muy volátiles (0,3 por ciento).
Estas contribuciones dejarían una inflación “subyacente” (es decir, corregida de los aumentos temporarios y de los que ocurren una sola vez) que, según el presidente del Central, es de sólo el 1,8 por ciento, un nivel similar al registrado en 2003. Por lo tanto, esto significaría que no es necesario introducir modificaciones en la política monetaria, evaluó.
No obstante, el titular del Central desestimó la posibilidad de que se produzcan subas salariales generalizadas. Volviendo a sus preocupaciones aclaró que, incluso en el caso de que efectivamente existan aumentos en algunos sectores, ello no se traducirá necesariamente en más inflación, ya que “existe un colchón de productividad” como para absorberlos. Este mismorazonamiento también justificaría los ajustes, pues significa que los empresarios no están distribuyendo la mayor productividad obtenida.
Además de su versión sobre el aumento de la inflación, a su juicio “transitorio”, Prat Gay explicó también la desaceleración del crecimiento del Producto en el segundo trimestre, la que habría respondido a la presión fiscal estacional. Para el funcionario, el segundo trimestre “le prestó” crecimiento tanto al primer trimestre como al segundo semestre. Al primero, porque las empresas acumularon stocks en previsión de potenciales problemas de provisión de energía. A la segunda mitad del año, por el impacto del superávit fiscal, pues en abril y mayo operaron vencimientos impositivos muy concentrados, con la consecuente postergación de decisiones de inversión y consumo.

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Alfonso Prat Gay, presidente del Banco Central. Buenos augurios en materia de precios y crecimiento.
Predijo un aumento del PIB para el año del ocho por ciento, más optimista que el pronóstico de Lavagna.
 
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