EL PAíS › LA CANDIDATURA DE LAVAGNA HACE RUIDO EN LA UCR

Iglesias tiene otros tiempos

“No son tiempos para lanzar candidaturas”, fue la frase que eligió ayer el mendocino Roberto Iglesias para no hablar del ex ministro de Economía Roberto Lavagna. Luego de haber hecho públicos sus reparos a la candidatura fogoneada por Raúl Alfonsín y los restos del duhaldismo nucleados en el denominado Grupo El General, el titular del radicalismo esquivó una definición concreta y destacó la necesidad de que su partido construya una alternativa que supere la expresión testimonial y se acerque a ser una opción que pueda disputarle el poder al kirchnerismo. Entre las principales corrientes partidarias se especulaba ayer con postergar la definición para el primer trimestre del 2007.

Molesto ante la indefinición de Lavagna, Iglesias había relativizado que el radicalismo lo convirtiera en su candidato. El tema estuvo una semana en la cartelera de las principales noticias de la política y agitó la ya bastante agitada interna de la UCR. Los antialfonsinistas vieron en los dichos de Iglesias una señal propicia para cargar contra la candidatura del ex ministro y armaron más de un encuentro en el que se analizaron otras variantes. El más ruidoso fue el que concretó la Fundación Alem que dirige el chaqueño Angel Rozas. Aunque defendió la necesidad de impulsar la candidatura del ex ministro de Economía, el chaqueño no se privó de cuestionar la alianza con los ex duhaldistas.

Luego de los dichos de Iglesias, el sector que impulsa Margarita Stolbizer, que alienta una fórmula presidencial con candidatos radicales, también creyó encontrar un guiño de la principal autoridad partidaria. Algo que el mismo Iglesias ayer se encargó de relativizar. Al hablar de las candidaturas del radicalismo para la elección presidencial, Iglesias destacó que ésta “debe ser competitiva, no testimonial”. Incluso fue más allá y consideró que “la totalidad de los dirigentes tienen una visión muy clara de la necesidad de que el partido conforme una alternativa”.

En medio de tanta interna, las principales corrientes radicales comenzaron a evaluar la conveniencia de postergar la definición del nombre de los futuros integrantes de la fórmula presidencial para el primer trimestre del 2007. Así se entienden los dichos de Iglesias sobre lo inoportuno que sería acelerar las definiciones. En este mismo esquema se inscribe la postergación de una nueva convocatoria a una Convención partidaria, algo que originalmente se pensaba concretar antes de fin de año.

Los radicales no sólo están enojados por la indefinición de Lavagna, sino también porque, en exclusividad, el tema es un resorte que maneja Raúl Alfonsín. “Existe la sensación de que alrededor del tema Lavagna juegan otros dirigentes que no ocupan cargos formales y que, de alguna manera, limitan la capacidad de movilización del partido”, criticó el dirigente bonaerense Juan Manuel Casella. A buen entendedor, pocas palabras.

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