EL PAíS › GEREZ CONTINUA APORTANDO DATOS A LA FISCALIA

Investigan la pista del galpón

Los investigadores creen que Gerez no dice todo lo que sabe por el shock o por miedo. Escribe en un cuaderno lo que se va acordando. Aseguran que están cerca de ubicar el sitio donde estuvo secuestrado.

 Por Alejandra Dandan

La declaración testimonial de Luis Gerez aparentemente no está completa. Los investigadores creen que no dice todo lo que sabe porque un cuadro de shock postraumático se lo impide. O por temor. En ese sentido, no descartan que pueda reconocer a uno o varios de sus secuestradores. Por estas horas, sus amigos se turnan para acompañarlo en la casa donde está alojado. Tiene un cuaderno siempre encima donde escribe lo que va recordando y una línea abierta con los fiscales de Escobar para trasmitirles nuevos datos. Entre los últimos detalles, habló del galpón donde estuvo secuestrado. Anoche todo hacía suponer que los 4000 hombres que buscan el lugar estaban a punto de localizarlo.

Durante la mañana de ayer, uno de los cuatro fiscales del equipo de investigación de Escobar lanzó la hipótesis del testigo del relato incompleto: “Creemos que Gerez –dijo el fiscal Facundo Flores– no dice todo lo que sabe”.

En el gobierno bonaerense abonan esa hipótesis. No descartan que Gerez pueda saber quiénes eran sus secuestradores y tenga miedo de decirlo. Gerez permaneció cautivo en el galpón 48 horas y estuvo a cara descubierta.

Fuera del ámbito del gobierno provincial, en la fiscalía descentralizada de Escobar manejan la hipótesis del relato incompleto con más cautela. En declaraciones públicas, los fiscales abocados a la causa prefirieron explicar la falta de datos como una consecuencia del shock postraumático.

“Imagínese que una persona cualquiera, luego de un robo común y en una situación más leve, va a una comisaría y habitualmente no dice todo. Cuenta algunas cosas, y días más tarde luego del shock, se va acordando de que la chomba de la persona era de color roja o la camisa colorada. Acá pasa lo mismo”, explicó a este diario Paula Gaggiotti, una de las fiscales de la causa.

De acuerdo con ese criterio, Gerez no se acuerda de todo lo que atravesó no porque no quiere recordarlo sino porque no puede. En algo de esto piensa Alberto Linares desde el Centro bonaerense de Atención a la Víctima. Encargado de seguir de cerca el caso Gerez desde el primer día, consultado por Página/12 comparó el cuadro del shock con una especie de amnesia, producto de la situación. “Lo mismo les sucedió a las víctimas de Cromañón –dice–, que un año después todavía están recordando cosas o les sucede a las víctimas de la dictadura militar, muchas de ellas después de treinta años recién se animan a recordar.”

Jorge Altamirano es uno de los compañeros políticos de Luis Gerez. El dueño de la casa del barrio Lambertucci, el lugar de Escobar desde donde se llevaron a Gerez. “Es cierto –dice–, Gerez se va acordando muy de a poco de lo que pasó y va hablando todo el tiempo con los fiscales.” Altamirano es una de las personas que se turna para acompañarlo. El miércoles pasado estuvo desde las 11 de la mañana hasta las 9 de la noche en la casa donde está alojado. Ahí vive transitoriamente Gerez con su mujer, la hija de su mujer y su hijo, en un ambiente muy chico protegido por un cordón policial.

Los amigos intentan no dejarlo solo. Se turnan para acompañarlo a comer o llevarlo a caminar. “En todos los lugares donde estuvo –dice Altamirano– es como que se siente encerrado por eso le preguntó a la fiscal el otro día si podía salir a la vereda. Ella le dijo que sí. Yo lo llevé y él caminaba y caminaba de punta a punta la cuadra.”

En ese lugar Gerez no lee los diarios. No ve la televisión ni escucha las radios. “No le da la mente –dice su amigo–. El otro día le pasamos un diario para que vea sus declaraciones, pero dijo ‘ah’ y no lo leyó.” El mismo vio a Gerez con el cuaderno en la mano. “Capaz que vos estás contando algo –explica Altamirano– y de repente se acuerda de algo y se va a escribirlo en el cuaderno.” Según dice, las anotaciones le sirven para apuntar cosas que más tarde le cuenta a la Justicia o con un llamado telefónico o en forma personal.

Con esos canales de comunicación abiertos, los fiscales estuvieron buscando nuevos detalles sobre el lugar donde Gerez estuvo cautivo. Desde el comienzo creen que el sitio está cerca de donde fue liberado, en los alrededores de Escobar o Pilar. Para rastrearlo cuentan con una flota de cuatro mil hombres de la Policía Federal, la Bonaerense y la SIDE. Y con un croquis “fisonómicamente muy completo” reconstruido por Gerez, a partir de su condición de albañil.

Ese dato del galpón ahora es clave. Sin testigos que hayan aportado datos fehacientes sobre quienes y por qué se produjo el secuestro, el galpón se trasformó en la única pieza tangible de la que esperan sacar los datos para llegar a los responsables. Los fiscales creen que la banda no tuvo tiempo o intención de preparar el secuestro anticipadamente como ocurre en otros casos con contratos de alquiler a nombre de terceros o nombres falsos. Creen que si la banda o el grupo que lo tuvo detenido hubiese contado con una estructura preparada no lo hubiesen liberado inmediatamente como lo hicieron. Ni lo hubiesen hecho en los alrededores de Escobar.

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Luis Gerez en la casa donde vive transitoriamente junto a su mujer.
Imagen: Pablo Añeli
 
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