EL PAíS

“Se investiga o se es cómplice”

 Por Eduardo Tagliaferro

Su rostro habla por sí solo del impacto que representó la muerte del comisario Jorge Piazza. Desde el momento en que Piazza estuvo a cargo de la instrucción interna para dilucidar el asesinato del comisario Jorge Gutiérrez, la suerte de ambos policías quedó marcada. “Esta mafia es el brazo ejecutor de negocios que continúan funcionando”, le dice a Página/12 el diputado Francisco “Barba” Gutiérrez, hermano del comisario fusilado en un tren en agosto del ‘94 mientras investigaba un depósito involucrado en el caso de la Aduana Paralela. Compara ambos crímenes y sugiere incluso que el largo brazo que antes aparecía mencionado en la investigación por la Aduana Paralela, hoy ocupa importantes asientos en el directorio de Aeropuertos 2000. “Acá el que no quiere investigar es cómplice”, concluye.
–¿Por qué considera que el crimen del comisario Jorge Piazza está vinculado con el de su hermano?
–Descarto cualquier otra hipótesis delictiva sobre el crimen de Piazza. Un robo común no puede ser, un robo de autos normal tampoco, un secuestro extorsivo quedó demostrado que no y las características de este asesinato han sido muy similares a las de mi hermano. Se utilizaron fuerzas de seguridad. Dato no menor, ya que a dos comisarios la presencia de uniformados les transmite cierta confianza. Para empezar no estaban frente a enemigos. Esto les permitió descuidarse. En el caso de mi hermano, porque iba en tren y ni se imaginó que podían asesinarlo dos uniformados. En el caso de Piazza es evidente que se preparó un camino y que lo estaban esperando ahí.
–¿Cómo es eso?
–Nadie puede imaginar que un comisario de la experiencia de Piazza, que tenía una rutina habitual y que había estado al frente de causas de mucho peso, podía descuidarse. Más allá de que estaba retirado y que estaba trabajando en forma privada, no descuidó ciertos métodos para manejarse en forma pública. Un comisario siempre sabe que en la calle puede enfrentar algún peligro. Queda claro que es muy difícil que a Piazza lo hubieran paseado dentro de un auto. Es evidente que ha habido una entrega de alguien a quien conocía y que lo ha llevado a algún lugar para asesinarlo y luego lo dejó. Y el lugar en el que lo dejó es un depósito de autos siniestrados que maneja la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Un lugar para el que tendría facilidades para ingresar. Es muy difícil que alguien que no estuviera fuertemente vinculado a la Policía hubiera podido entrar o llevar a alguien a esa zona.
–¿Por qué?
–Por sus características. Un delincuente común es muy difícil que ingrese a esa zona. Por el lado del barrio hay un 99 por ciento de dificultades, ya que sólo se puede ingresar con auto por una calle de barro, se tendría que estacionar frente al barrio y hacerlo de noche. La única posibilidad era ingresar por la entrada principal al depósito, que es por donde entra la policía para dejar los autos siniestrados y asegurarse que nadie volvería a pasar. Es tan evidente que resulta un mensaje claro.
–¿Qué tipo de mensaje?
–Es tan evidente, que sobre estos temas no habla nadie. Y Piazza había acordado con el comisario instructor de la comisión especial formada para esclarecer el asesinato de mi hermano que testimoniaría. En esa comisión hubo otras declaraciones que se tomaron en enero y en una de ellas un testigo dijo que tuvo un enfrentamiento con los dos principales sospechosos del crimen de mi hermano. También sostuvo que está en condiciones de reconocer a Alejandro “Chiquito” Santillán y al Colorado como los que protagonizaron el hecho. Los guardas, que en su momento dijeron que no vieron nada, ampliaron sus declaraciones y señalaron que en su momento fueron amenazados. Es evidente que a los asesinos les preocupaba lo que Piazza pudiera aportar, porque creo que esta banda mafiosa, brazo ejecutor de aquellos negocios de la aduana paralela, hoy esbrazo de negocios que continúan existiendo. El negocio no desapareció, el negocio existe. Es ese poder mafioso el que quiere que nadie más impulse la investigación ni del caso Gutiérrez, ni de las causas en las que la banda aparece involucrada.
–Y en esa mafia están involucrados policías de la Federal y de la Bonaerense?
–Han sido tan brutales, tan cínicos, tan certeramente traicioneros, que considero que esto debe golpear a la institución policial para que se ponga al frente del esclarecimiento y de alguna manera demostrarle a la sociedad que no son ellos. Y si hay policías involucrados tendrán que depurarse, identificarlos y ponerlos presos. Si yo hiciera hoy una encuesta en la opinión pública, el 99 por ciento me diría que cree que fue la policía la que mató a Piazza.
–Además de ese sumario, ¿por qué a Piazza?
–Porque Piazza tuvo una actitud muy valiente. No sólo se enfrentó a Klodzick sino también con la Policía Federal. La causa de mi hermano se reabrió y Piazza participó de la comisión investigadora junto al comisario Segura, quien ahora también sufrió una amenaza mortal. Esta comisión logró testimonios muy valiosos y se esperaba una declaración de Piazza. Creo que ésta es la razón principal que está detrás del crimen. El mensaje que está detrás del crimen de Piazza es claro, que nadie más investigue los hechos. Habría que preguntarle al titular de DEFISA, Julio Ernesto Gutiérrez Conde, qué vínculos políticos tenía para tener permiso para esos depósitos fiscales. Precisamente Gutiérrez Conde, a quien Domingo Cavallo denunciaba como testaferro de Alfredo Yabrán, es hoy director de Aeropuertos 2000. El señor Adrián Pelacchi, ex jefe de la Policía Federal, es hoy jefe de seguridad de Aeropuertos. Todo está quedando al descubierto: acá el que no quiere enfrentarse es cómplice.

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