EL PAíS › LA LEY DE RESPONSABILIDAD FISCAL LLEGO A AFRICA

La estrella ahora es Nigeria

 Por Maximiliano Montenegro

Para el Fondo la Argentina cayó en desgracia. Ahora la estrella es Nigeria. En el último número de la revista del Fondo Monetario (IMF Survey) la portada lo dice todo. El título principal es: “(Rodrigo) Rato felicita los esfuerzos por las reformas en Nigeria”. Abajo, el otro título, referido al dictamen de la Oficina de Evaluación Independiente sobre la crisis argentina, marca el contraste: “Auditores culpan a Argentina, pero también al FMI”.
Cuenta la publicación que tanto el director gerente del Fondo como las autoridades nigerianas coincidieron en que “el desafío, alcanzar tasas de crecimiento más altas y reducir la pobreza, es formidable”. Para lograr esos objetivos, prosigue, Rodrigo Rato destacó la importancia de “la aprobación en tiempo de la pendiente Ley de Responsabilidad Fiscal (“Fiscal Responsabily Bill”), que otorgaría el fundamento legal para la prudencia fiscal y la transparencia a todos los niveles de gobierno”. ¿Hay mejor prueba que ésta, que el Fondo ensaya con la misma receta en todos los rincones del planeta?
La Argentina aprobó la semana pasada esa ley a pedido del Fondo. Pero el organismo no ponderó ese “esfuerzo” de la administración Kirchner, porque la norma no contempló la posibilidad de acusar penalmente a los gobernadores incumplidores.
El resto de los condimentos de la receta ofrecida a Nigeria es bien conocido en la Argentina. Según la revista oficial del FMI, Rato también habló, durante su gira africana, de “la necesidad de que Nigeria persevere en la agenda de reformas en áreas tales como privatizaciones, reforma del sector público y la reestructuración del sistema financiero”.
Otra de las joyas de la publicación es la entrevista que Shinji Takagi, director de los equipos de la Oficina de Evaluación Independiente que auditó el caso argentino, concedió a una funcionaria del área de institucionales del Fondo, en el supuesto rol de “periodista”.
Takagi se esmera en explicar, una y otra vez, que el problema fue que el FMI no presionó lo suficiente a las autoridades argentinas para que aplicaran un mayor ajuste fiscal y la famosa agenda de reformas. “El staff del FMI no evaluó correctamente los obstáculos políticos en la Argentina. Las autoridades sabían lo que tenían que hacer, pero no tuvieron la suficiente capacidad política para hacerlo. Las condiciones que se impusieron al Gobierno eran débiles, y el incumplimiento por parte de la Argentina siempre se acomodaba”, asegura. Con semejante apología de la política de mano dura, se entiende por qué a Rato no le tembló el pulso para tachar a la Argentina de las prioridades del Directorio.
La perla final de la publicación corresponde también al ex ministro de Economía de Aznar. Para calmar a los funcionarios del FMI, atemorizados por las amenazas de Al-Qaida contra la institución, Rato les informa que “se tomaron todas las medidas de seguridad necesaria”. En su opinión, “el FMI es un objetivo (del terrorismo) debido al crítico rol que jugamos como una de las instituciones globales que están promoviendo la prosperidad para todos los ciudadanos del mundo, alentando la libertad económica y la transparencia. Debemos continuar trabajando para cumplir con nuestras responsabilidades en el interés de nuestros miembros, incluyendo los más pobres”, arenga a sus empleados. Después de leer estas líneas no tienen de qué preocuparse.

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