EL PAíS › LA REPRESION ARGENTINA EN LAS ESCUELAS DE ISRAEL

El horror de otro genocidio

 Por Raúl Kollmann

A partir del ciclo lectivo que empieza mañana en Israel, los estudiantes de los primeros años del secundario tendrán como parte del plan de estudios el análisis de la represión ilegal en la Argentina, en especial con los desaparecidos judíos. Como en Israel todos los colegios son estatales y el plan de estudios es obligatorio, el ciento por ciento de los estudiantes estudiarán el tema en el marco de una materia denominada Comunidades Judías del Mundo.
Desde el fin de la dictadura militar, la Asociación de Familiares de los Desaparecidos Judíos (AFDJ), que preside Marcos Weinstein, brega por una autocrítica del Estado israelí por lo actuado durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Así lo explicó Weinsten a Página/12 cuando se realizó un homenaje a los desaparecidos judíos: “En 2004 viajamos a Israel justamente en el marco de la polémica que se desató por la política israelí. La Comisión Parlamentaria que investigó el caso nos invitó a Jerusalén, donde pudimos exponer nuestras posiciones. Hubo unos trescientos judíos argentinos que se pudieron refugiar en Israel durante el Proceso, pero la diplomacia israelí fue condescendiente con lo que ocurrió. Ya no hablamos de las relaciones entre los Estados y la venta de armas a Videla, cosa que siempre fue explicada por ellos en el marco de la sobrevivencia israelí. Hablábamos de que no se tuvo la postura de algunos otros países, por ejemplo Suecia, que reclamó y reclamó por el caso de Dagmar Hagelin, mientras que los embajadores israelíes en la Argentina, durante el Proceso y aun después, nos dieron la espalda. La Comisión Parlamentaria terminó admitiendo parte de estos cuestionamientos y recomendó políticas distintas para el futuro”.
Ya hace un año, producto de las presentaciones de la Asociación de Familiares de Desaparecidos y las conclusiones de la Comisión Parlamentaria, se incluyó el caso argentino en los planes de estudios de la Cancillería, o sea que los diplomáticos israelíes incorporaron la cuestión como uno de los puntos de su formación, obviamente con la óptica de que aquello –la política israelí respecto del Proceso– no debía repetirse.
Ahora, lo sucedido con los desaparecidos argentinos, en especial los de origen judío, será materia de estudio de todo el alumnado israelí. En realidad, la Comisión Parlamentaria llegó a la conclusión de que Israel debe promover el conocimiento en profundidad de la situación al interior de los países, en especial con las violaciones a los derechos humanos y sobre todo cuando estén afectados integrantes de la comunidad judía. Por un lado –sostienen hoy en la diplomacia israelí– no hay que pasar una barrera que signifique meterse en los asuntos internos de los países, pero por el otro lado no se pueden hacer oídos sordos ni se puede hacer la vista gorda ante las violaciones a los derechos humanos. Por lo tanto, lo sucedido en la Argentina tiene que ser una luz roja, un hecho que no se debe repetir, e Israel debe asumir otras responsabilidades en casos similares.
Como se sabe, la proporción de desaparecidos judíos fue muy alta, nítidamente por encima del porcentaje que la comunidad judía representaba en ese momento respecto del total de la población. También está probado que muchos de los secuestrados judíos fueron sometidos a torturas aún peores por su condición e incluso existen testimonios sobre campos de concentración en los que se reproducían discursos de Adolf Hitler por los altavoces, además de que hubo casos en que, usando un cuchillo, se les marcaba la cruz esvástica en el cuerpo a prisioneros judíos.

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