EL PAíS › LA BUSQUEDA DE OTROS DOS CHICOS DESAPARECIDOS

Empapelando todo el barrio

El 19 de julio será una fecha que los vecinos de El Jagüel no podrán olvidar jamás. Aquel día la familia Peralta pagó el rescate por Diego, que fue asesinado pocas horas después. Y dos chicos de 13 y 14 años desaparecieron al salir de la escuela donde habían jugado un torneo de fútbol. Leonardo y Fernando no regresaron a sus casas desde ese momento, mientras que ayer se realizaron varios procedimientos de búsqueda que no dieron resultados positivos. Sus madres empapelaron todo el barrio y hasta Monte Grande con sus fotos y se sorprendieron de que muchos afiches aparecían luego arrancados. Las organizaciones Missing Children y Red Solidaria colaboran en el rastreo de los dos adolescentes. Los casos se suman a los otros dos chicos que desaparecieron en 2000 y enero pasado.
“La última vez que lo vi me pidió: ‘Guardame comida, que en un rato me voy a bañar’ y no volvió más”, cuenta a Página/12 Ramona Peña, la madre de Fernando, de 13 años. Su hijo había ido ese viernes 19 de julio a jugar un torneo de fútbol a la EGB 3 de El Jagüel, que debía terminar a las tres de la tarde. Ramona se lo cruzó cuando fue al colegio a buscar a su nieta y tuvo ese diálogo con él. Al ver que no regresaba, hizo la denuncia ante la policía, donde se enteró de que había otro chico desaparecido. A las 18.30 del sábado, un hombre se comunicó con ella. “Me dijo que tenía a los chicos, que estaban bien y que si avisaba a la policía no los iba a devolver”, recuerda. El hombre le prometió volver a contactarse a las diez de la noche, pero no lo hizo. Y nunca más recibió un llamado. En el medio, Ramona había vuelto a la comisaría para avisar de la primera comunicación. “No tengo la menor idea de lo que pasa, pero seguramente hay alguien detrás de las criaturas”, asegura María Torres, mamá de Leonardo. Agrega que su hijo “no tenía amigos” y como había sido operado del corazón “estaba feliz de poder volver a jugar al fútbol”. De acuerdo con María, Leo había enviado a Fernando hasta su casa en mitad del partido a buscar a su cuñado para que se sumara al encuentro. Para Ramona, ése es un punto “que no entiendo, porque ellos no eran amigos”. Las madres pegaron por todos lados las fotos de los chicos. Sin embargo, se encontraron con que muchas de ellas habían sido arrancadas.
Susan Murray, titular de la organización Missing Children, afirma que “es la primera vez que tenemos un caso así, porque lo que nos confunde es el llamado de ese hombre” y añade que es llamativo que “en un barrio ya sensibilizado, con los ojos atentos, nadie vio nada”. La fiscalía a cargo del caso trata de determinar desde dónde se hizo la única llamada y si alguno de los otros jugadores observaron algo raro aquel fatídico 19 de julio.

Informe: Romina Ruffato.

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