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“Me quedaba callada y muy seria, pero ponía cara de entender todo”

La actriz Ana Torrent contó así en Punta del Este a Página/12 la técnica que le valió trabajar en grandes films españoles de los ‘70. Hoy sigue siendo una estrella, solo que hace bastante más que mohínes y caritas.

 Por Martín Pérez

Desde Punta del Este

Cuando se teclea el nombre de Ana Torrent en cualquier buscador de Internet, lo primero que aparece es un site sobre niños prodigio. Allí, además de la completa lista de toda su filmografía, preside su página online la foto de su rostro de niña, mirando a cámara desde “El espíritu de la Colmena” (1973), el mítico film de Víctor Erice. Aquella mirada seria que la ha ubicado en la historia del cine al lado de las Jodie Foster de su época, no sólo gracias a Erice sino también a su participación en el mítico film de Carlos Saura “Cría cuervos” (1976), se mantiene en la Ana de hoy, cuando mucho cine ha engrosado un currículum ya adulto.
Sentada en una mesa de la recepción de su hotel esteño luego de un tardío desayuno, Torrent confiesa a Página/12 que no tiene mucha conciencia de haber hecho cine en aquella época. A la hora del rodaje, “me quedaba callada y muy seria pero ponía cara de entender todo. Eso parecía alcanzar a los directores”, explica la española, una de las pocas invitadas estelares a la quinta edición del festival “Europa, un cine de Punta”. “Yo no elegí trabajar en cine, sino que me seleccionaron en la escuela”, precisa. “Y recuerdo todo con una sensación de juego, que por supuesto tenía también mucho de misterio y fascinación. Más para una niña curiosa y muy introvertida, que observaba atentamente y en silencio todo lo que sucedía a su alrededor.”
Aún con un dejo de timidez a la hora de hablar sobre sí misma, Torrent cuenta que aquella introversión sólo fue dejada de lado cuando se dió cuenta que atentaba contra su carrera. “Me di cuenta realmente de lo que significaba actuar cuando comencé a tomar clases de interpretación a los 17 años”, recuerda. Y agrega entre risas: “A partir de entonces todo fue más difícil, pero también más seguro. Porque de niña todo el tiempo era Ana ante la cámara. No actuaba ningún personaje, sino que era simplemente yo”.
Una de las cosas más curiosas de la carrera de Torrent es que no sólo su rostro infantil es emblemático del cine español de la década del setenta, sino que –veinte años más tarde– desde el afiche de Tesis (1996), el celebrado debut de Alejandro Amenábar, su cara adulta también se transformó en ícono del nuevo cine español de la última década. “Tal vez ese sea mi film preferido, si es que tengo que elegir sólo uno”, confiesa. “Porque en realidad llevo casi toda una vida intentando que dejen de llamarme ‘la niña de El espíritu de la colmena`. Y el film de Amenábar es tal vez un producto ya de la conciencia, y por eso un recuerdo más disfrutable”.
Además de estelarizar aquel debut de Amenábar, Torrent participó de la ópera prima de otro de los grandes nombres de la generación de directores españoles de los ‘90: Vacas (1991), de Julio Medem. “Hay algo de fortuna en mi carrera, pero también constancia. Tanto Medem como Amenábar iban a hacer su primera película cuando trabajé con ellos, así que no se podía saber qué lugar iban a ocupar dentro del cine español, pero sin embargo me puse a su servicio”, señala Ana, que considera que ambos directores hacen un cine bastante opuesto. “Medem tiene un mundo más simbólico y onírico, el suyo es un cine de sensaciones, mientras que Amenábar tiene mucho sentido del ritmo y conciencia del espectador.”
Aunque Torrent no elige entre ambos, su inclusión del debutante Juan Carlos Fresnadillo entre una lista de directores con los que le gustaría trabajar delata un poco sus preferencias. Porque Intacto, la ópera prima de Fresnadillo presentada en el Festival de Punta, delata cierta irreprimible influencia del cine de Amenábar en el joven director. El film por el que Torrente se encuentra en Punta del Este, mientras tanto, lleva por nombre El juego de Luna, y es la segunda película de la madrileña Mónica Laguna. “Es la historia de una chica que es jugadora de pókerprofesional”, cuenta Ana. “Y lo que más me gustó de mi personaje, que es el protagónico, es que tiene una forma de vivir que es positiva y desafiante. Lleva la vida como un juego de cartas.”
Semanas antes de viajar hacia Punta del Este, Torrent terminó un año de representaciones teatrales de una obra llamada La raya del pelo de William Holden. Mientras participa del festival, espera una llamada telefónica que le confirme las fechas del rodaje de su próximo trabajo cinematográfico, dirigida nada menos que por Peter Greenaway. “Es un director con un sentido del humor muy agrio, por momentos muy chocante”, apunta Ana, que señala que el film que el proyecto lleva por nombre La maleta de Tulse Luper y cuenta la historia de un escritor a lo largo de su accidentada vida.
“Es un proyecto multimedia, en realidad, y es muy difícil de contar. Mi papel es el de la chica de la que se enamora el escritor”, revela, pero no quiere hablar aún de sus compañeros de rodaje porque no están confirmados. Los nombres que se han adelantado, sin embargo, hablan de un reparto integrado por Madonna, Vincent Gallo, Anjélica Houston e Isabella Rosellini, entre otros. “No quiero hablar mucho de todo eso porque estoy esperando el llamado”, confiesa Torrent, que sin embargo parece entusiasmarle mucho más hablar de Greenaway o Tulse Luper que de ella misma. Sigue siendo, de muchas maneras y aunque le pese, aquella Ana seria, callada y con mirada de comprenderlo todo de su debut en un medio que ha terminado siendo parte de su vida.

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Ana Torrent en “Cría cuervos”, de Carlos Saura, y en “Tesis”, el debut de Alejandro Amenábar.
 
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