Sáb 08.05.2004

ESPECTáCULOS  › EMMA THOMPSON Y “ANGELS IN AMERICA”, QUE HBO ESTRENA HOY

“Ahora el sida es la peor amenaza”

La actriz es una de las protagonistas de la miniserie, con un tratamiento cinematográfico. En esta entrevista exclusiva, Thompson cuenta de qué manera evolucionó –o involucionó– una problemática que estigmatizó a los gays.

› Por Emanuel Respighi

Debido al masivo desarrollo que alcanzó el sida en los últimos años, nadie está exento de contagio. Sin embargo, muy diferente era la visión que se tenía de la enfermedad promediando la década del ’80, cuando su irrupción en los Estados Unidos desestabilizó el tradicional american way of life. Por entonces, la enfermedad estaba asociada a los homosexuales, como un virus que atacaba casi con exclusividad a la comunidad gay. Es esa época de descubrimiento en el país del norte –por entonces gobernado por Ronald Reagan– la que constituye la trama de Angels in America, la nueva miniserie dramática de seis horas de duración que HBO estrena, la primera parte, hoy a las 22, mientras que la segunda mitad se proyectará el sábado 15 en el mismo horario. La serie, producida por el departamento fílmico de HBO, costó la friolera de 60 millones de dólares, a razón de 10 millones por hora de contenido.
Basada en la obra de teatro escrita por Tony Kushner (estrenada en Broadway en 1993), Angels in America narra en un tono dramático el momento exacto en el que el sida brota masivamente en el seno de la sociedad estadounidense, a través de tres historias paralelas que terminarán entrecruzándose bajo la desgracia de la enfermedad. Con una realización cinematográfica y un guión con pretensiones filosóficas, Angels in America es una serie televisiva en la que los registros de lo real y lo fantástico se cruzan permanentemente en las dos partes en las que se desdobla el ciclo, “El milenio se aproxima” y “Perestroika”. Con actuaciones de estrellas cinematográficas como Al Pacino, Emma Thompson, Meryl Streep y Mary-Louise Parker, la serie se alzó este año con cinco premios Globos de Oro, entre ellos como mejor miniserie de TV. “La película trata sobre todos los ‘ismos’ con los que convivimos a diario: el racismo, la homofobia, el sexismo, el homosexualismo... pero también sobre el amor”, subraya, en una entrevista exclusiva con Página/12, Emma Thompson, quien interpreta en la serie a tres personajes diferentes: una enfermera homosexual, un ángel y una persona sin techo.
–¿Cómo fue hacer cine para TV?
–Lo bueno de trabajar para una cadena como HBO es que no es lo mismo que hacer una película de cine, porque no surgen los mismos problemas. Nunca se podría hacer Angels in America como película: por su duración –seis horas– y la manera en que se aborda la temática del sida y la homosexualidad sería imposible conseguir el dinero para la financiación. HBO fue la empresa ideal para asumir este proyecto. Me saco el sombrero ante esa forma de hacer cine, tan valiente y arriesgada.
–Angels... encara el tema desde un punto de vista humano, donde hasta los afectos más cercanos parecen traicionar al enfermo...
–Uno de los enfoques es sobre una persona que no puede aceptar que su compañero esté tan enfermo. Y creo que es algo cierto. Es decir, uno de los grandes problemas de las enfermedades es que no sabemos bien cómo responder cuando les ocurre a los demás. Para los pacientes de sida, en particular durante los primeros años, lo más importante era ser tocados. Porque nadie quería tocarlos. Y eso es horrible: te enferma más. Es muy difícil saber cómo reaccionar ante alguien que presenta indicios de lo que podría ser una enfermedad mortal. Eso es una de mis cosas favoritas de la historia, como lo es también que lo que se muestra nos afecta a todos diariamente. Uno se siente atrapado por saber cómo reaccionan personas que están viviendo cosas que le pueden estar pasando a uno.
–Aun cuando la obra fue escrita hace ya veinte años...
–Tiene todavía más vigencia hoy, lamentablemente. Es decir, si hablamos de las amenazas para el mundo, el sida es la amenaza global más grande que ha enfrentado la humanidad a lo largo de la historia. En Africa está extendiéndose como un reguero de pólvora. Y la respuesta de nuestrosrespectivos gobiernos, que es tan lenta, se desentiende de un modo casi psicótico de este problema que estamos enfrentando. Y con respecto a la peste que sacudió a la población gay de Nueva York en los ochenta, recuerdo que yo oía hablar de eso, la información se filtraba de a poco y era una clase distinta de tragedia: afectaba a un grupo muy específico que ya era oprimido, que tenía que lidiar con el hecho de ser paria y estar fuera de la sociedad, por decirlo así, y con tener que morir de maneras realmente horribles. Eran tratados como leprosos, realmente. Ante cualquier enfermedad nueva que aparece, la gente tiende a cerrarse, creando un clima de mucho miedo.
–Es una obra en la que el espectador pasa constantemente por estados anímicos muy contradictorios...
–No hay un solo momento en que uno no se incline por la risa o el llanto. Nunca se sabe cuál y eso es lo maravilloso. Frente a una enfermedad mortal, la risa se vuelve no sólo necesaria, sino también inevitable. Nunca me reí tanto como cuando estuve junto a alguien en su lecho de muerte, con un vaso de gin tonic. Todos, incluso la persona agonizante. La risa es algo difícil de lograr a medida que uno envejece. ¿En qué medida uno se ríe realmente como se reía cuando tenía 13 o 14 años, en clase o detrás de cobertizos o donde sea? Es algo difícil de lograr cuando uno es mayor y creo que cualquier tipo de entretenimiento, en particular el que contiene temas tan fuertes como éstos, tiene que ser gracioso. Es una historia en la que hay mucho de qué reírse.

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