ESPECTáCULOS › MAS ALLA DE LA “CUOTA”

Cómo sobrevivir a los tanques

 Por Mariano Blejman

Tal vez las casualidades existan, pero lo del miércoles en Los Roldán es al menos sugerente. En medio de la batahola que despertó la regulación del Incaa que protege la exhibición de cine nacional, la comedia más exitosa de la TV viró su guión, con una escena donde Leo, hijo de Tito Roldán, fue invitado por su compañera al multicine para ver “una película distinta, algo que te abra la cabeza”. No le propuso ver cine francés, ni la vanguardia alemana, sino Troya. En la producción de Los Roldán juran y perjuran que la mención es casualidad, que en el guión habían escrito que debían nombrar “una película taquillera” y que a alguien se le ocurrió poner la de Brad Pitt. Pero el ambiente está susceptible.
Troya es distribuida por Warner Bros. Pictures, socia de la 20th. Century Fox, una major del cine. Las majors cortan el bacalao del negocio, y además de coproducir aseguran estrenos mundiales con agresivas campañas de difusión. Suelen poner más de 100 copias por películas, contra las habituales 20 de las argentinas. Además de la Warner-Fox están Columbia, Buena Vista Internacional-Disney y UIP. Y manejan más del 80 por ciento de los espectadores. Hacen su trabajo, dicen, sólo eso. En 2004 hubo hasta ahora 40 estrenos, se facturaron 76 millones de pesos y hubo 12 millones de espectadores. A pesar del volumen que manejan, las majors no se sentaron a negociar con el Incaa. Argumentaron que “no tenemos ninguna posición que tomar, no modifica nuestro negocio”. Pero puede decirse que hablan a su modo. La Warner-Fox estrenó el taquillero El día después de mañana, La Pasión de Cristo de Mel Gibson y la chilena Sexo con amor (vista por 1 millón en Chile, aunque aquí pasó inadvertida). En julio estará I, Robot y Garfield, en septiembre El perro, de Carlos Sorín.
Buena Vista Internacional, socia de Disney (la misma que en EE.UU. se negó a distribuir Farenheit 9/11, que aquí distribuirá Bernardo Subnik), estrenó Mini espías 3D con 572 mil espectadores, Scary Movie 3 con 453 mil, Starsky & Hutch con 257 mil, Kill Bill 2 llevó 295 mil y la argentina La puta y la ballena, de Luis Puenzo, con 66 mil. Buena Vista-Disney está por estrenar Patoruzú (producida por Patagonik, una parte es de Disney). Columbia Tristar estrenó El Hombre Araña II, mientras que UIP maneja el 20 por ciento de los espectadores. Realizó 11 estrenos con 401 copias, recaudó 17 millones de pesos y tuvo 2,7 millones de espectadores, de los cuales el 70 por ciento fue a parar a los multicines. Shrek 2 tuvo 123 copias, Van Helsing 70 copias y 334 mil espectadores, Perdidos en Tokio, 17 copias y 229 mil espectadores y todavía está en cartel.
Sin embargo, existe otro mundo de distribuidores que intercambian películas nacionales, europeas o estadounidenses independientes. Todos admiten estar preocupados y dicen hacer cola para estrenar. Ahora están en un cuello de botella entre las majors y las nacionales. Un lanzamiento medio cuesta, entre las 10 copias requeridas y algo de publicidad, alrededor de 20 mil dólares: para recuperar la inversión necesitan 25 mil espectadores. En esa lista está la chilena B-Happy, la francesa de animación Les triplettes de Belleville y el afgano Osama, que pasaron por el Festival de Cine Independiente con buena aceptación. Los distribuidores anunciaron los estrenos, pero se echaron para atrás, ante el aluvión de tanques hollywoodenses. Suponen que habrá espacio después de mitad de año.
Si hace 20 años había 20 distribuidores independientes, hoy queda apenas un puñado. “No sólo se cerraron empresas, se cerraron distribuidoras”, dice Pascual Condito, uno de los nacionales. Otro es Hugo Kusnet, de Alfafilms, que estrenó la alemana Good Bye Lennin, la rusa El arca rusa y las argentinas Los guantes mágicos, de Martín Rejtman, y La niña santa, de Lucrecia Martel, como para amenizar. Entre las que esperan estrenar está La piscina, de Francis Ozon, y Reencuentro, una holandesa nominada al Oscar. Condito se había enfurecido la semana pasada con Leonardo Racauchi, de la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantalla (CAEM), quien dijo a este diario que la regulación era innecesaria. “Ahora nos calmamos un poco”, dice Condito. “Con el tiempo vamos a convivir distribuidores y exhibidores. Pero hay un factor que pesa: las compañías americanas que presionan estrenando con muchas copias. Vienen títulos importantes y el grande se come al chico.” Como en Buscando a Nemo. Para Condito la regulación llega después de “los abusos cometidos por todos lados” y acepta que por el momento que vive el mercado están estrenando menos. “Lamentablemente los americanos estrenan todas las semanas y se quedaron con las mejores fechas del año: en vacaciones de invierno no hay posibilidad. En Semana Santa tampoco, en diciembre tampoco. Agarramos las migas.” En la lista de próximos estrenos está La seguridad de los objetos (independiente, de EE.UU.), la francesa Lejos del mundo, Ricordate di me (de Giuseppe Muccino, director de El último beso), entre otras.
Los independientes evalúan la posibilidad de reunirse. “No creo que a las majors les interese convivir con nosotros. Pero estoy en el negocio hace años, tengo 12 empleados y quiero vivir”, se sincera Condito. Luis Lavalle (Eurocine) estrenó la noruega Mi amigo y yo, la francesa Siete años de matrimonio y la coreana Camino a casa. Desde hace un tiempo evalúa estrenar Rubi y Quentín de Francis Veber y La escena de los tontos, norteamericana independiente. En Eurocine aseguran que hay que evaluar con cuidado la cantidad de copias para estrenar, ya que, como con Good Bye Lennin, sobraron copias por falta de salas. En Quasar films, de Alejandro De Gracia (iban a distribuir B-Happy y pasó para más adelante, también Mil cuerpos de Rob Zombie), dicen que “somos argentinos, damos trabajo a argentinos y nos siguen achicando espacios. Si no compramos para distribuir en América latina, desapareceremos”, dice. A pesar del silencio de las majors, los independientes saben, como dice De Gracia, que “uno no puede ser ciego, porque la bola vuelve tarde o temprano”. Algo parecido opina Mario Feraboli, de Forever Films, quien apoya la resolución del Incaa: “La mayor parte de las salas está copada. La resolución está estudiada, me parece acertado contemplar a los no tan fuertes. La regulación es acertada y va a dar satisfacciones a todos”.

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