ESPECTáCULOS

Los hermanos sean unidos, esa sigue siendo “la ley primera”

Una impresionante cadena de artistas celebró el Día del Libro con una lectura colectiva del “Martín Fierro” que imantó al público.

 Por Silvina Friera

Hay historias que parecen inalterables, que irradian siempre el mismo aroma, que eluden el desgaste del tiempo y perduran en la memoria. Algo de esto sucede con el Martín Fierro, de José Hernández (escrito entre 1872 y 1879), elegido para celebrar el Día del Libro. Unas 500 personas impacientes comenzaron a aplaudir para que los artistas iniciaran la lectura de esta notable pieza de la literatura argentina. Tras aclarar que las demoras se debían a las dificultades para acercarse a la Feria, la escritora María Esther de Miguel dio el puntapié inicial. Los espectadores recibían y acunaban cada una de sus palabras que resonaban con peculiar intensidad, como “cantando he de morir, cantando me han de encontrar”. Una actitud de resistencia cultural frente a los ruidos y rumores que emanaban de las calles, en otra jornada caliente para la vida política argentina. “Cuando el país se asemeja a un torbellino, leer esta obra me parece realmente placentero porque remonta a los verdaderos fundamentos de una nación que es el arte y la literatura. Hay que entregarse a la voz de un contador de la patria, un intelectual, un poeta. Este país es maravilloso aunque lo quieran hacer distinto”, dijo De Miguel a Página/12.
La parte que más le gusta a De Miguel, que se crió a la sombra de esta obra, es La vuelta de Martín Fierro. “El personaje ya lo sabe todo y dice que hay que volver a tomar el arado, trabajar y reconstruir, creo que lo mismo sucede con este país”, sugirió la autora de El palacio de los patos. Cuando apareció Enrique Pinti, la ovación fue conmovedora. “Siempre va a permanecer, como todas las grandes obras de la cultura. Es una síntesis de la historia argentina que transmite lo bueno y lo malo”, destacó Pinti. “La Feria del libro está llena de gente, el festival de cine también y yo convoco a casi 4000 personas por semana. La gente se empeña en no morirse y resiste. Este es uno de los pocos signos de madurez que tiene el pueblo argentino”, subrayó el creador de Salsa criolla y Candombe nacional.
“Lo que siempre me impresionó es la vigencia y adaptabilidad para cualquier circunstancia histórica. Es una rareza que no se la haya prohibido”, señaló Pinti. “Esta es la ventaja de un clásico, se puede representar en cualquier época porque apunta a los sentimientos primarios de la gente. Personajes como el Viejo Vizcacha son un compendio de la mentalidad de la clase media.” Con la dulzura de su voz, Julia Zenko encandiló a los espectadores. “Estuve practicando porque no es una obra de lectura fácil”, confesó. Después de Pinky, otra de las ovacionadas por la garra que puso en la lectura, Lydia Lamaison demostró por qué a los 80 no para de trabajar en teatro y TV. El público parecía estar atornillado al asiento, disfrutando en continuado de una historia esencial.
Luego de la lectura de Carlos Ulanovsky, China Zorrilla se encargó de concluir con la primera parte del libro. “Mi padre siempre me dijo que Hernández se inspiró o tiene una raíz uruguaya que no pudo eludir a la hora de escribir”, aclaró Zorrilla. La apertura para La vuelta... estuvo a cargo de Valeria Lynch. Nelson Castro, Canela, Antonio Carrizo, Lorenzo Quinteros, Juan Carlos Baglietto, Graciela Dufau, Omar Cerasuolo, Julieta Cardinalli, Marilina Ross, Alberto Cormillot, Andrés Giménez, Perla Santalla, Magdalena Ruiz Guiñazú, Leonor Benedetto, se fueron sumando a esta propuesta maratónica con un cierre de lujo: el mismísimo Joan Manuel Serrat irradiando su voz mágica, después de casi cuatro horas de lectura.

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Enrique Pinti, en un pasaje de la lectura en la sala José Hernández.
 
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