ESPECTáCULOS › LOS PERSONAJES QUE TRABAJAN DE SOL A SOMBRA

Los nuevos oficios del universo VIP

Estos son los nuevos oficios del verano marplatense 2005: la promotora con onda, el patovica disimulado y el locutor-operador. Hay más: un performer que aturde al desprevenido y un invitado especial que trabaja de hacer visitas pagas. Todos unidos por el desembarco de la fama sobre la arena, la era en que estar bajo el sol se tornó más un oficio que un relajo, el minuto en que el viejo balneario con ducha y metegol se transformó en un pequeño boliche al aire libre con sectores VIP, tragos, gente vestida y divanes para mostrarse.

- La durmiente: se la contrata o invita al parador para descansar en un diván blanco, un puff o un sillón BKF, en reemplazo de la anticuada esterilla o lona, contenta de ya no saber qué significa el contacto de los pies con la arena caliente. Ella (Miss Playboy, Silvina Luna o Claudia Albertario) acude a la solicitud, se inclina, da media vuelta y se apoya sobre el otro brazo, en un culto al movimiento acotado, apenas sonriendo al fan que la mira desde abajo de la madera (¡no lo dejan subirse a la cabaña!). No habla, no tose, no se broncea, apenas acepta la interacción con un cronista sólo si es para pasar el chivo: un trabajo agotador.

- El invitado: cobra un cachet diario o un viático y visita la playa, entrega un saludito desde escaleras como una reina de belleza y participa ligeramente en la transmisión de los paradores radiales. Ya no firma autógrafos: ahora se impone la foto robada desde el teléfono celular.

- La nueva promotora: no vende productos, ni reparte volantes o tarjetas, ni es víctima de multitudes en busca del regalito. A la nueva la contratan para estar, con precursoras en la FTV Beach de Punta del Este, allí donde todas entendieron la changa como el inicio de una carrera como modelos. Alguna escéptica dirá todo lo contrario. “A las bookers no les gustan las promotoras –dice Cynthia, de la playa Coca Cola–. Porque dicen que somos chicas muy posadas, muy viciadas. Yo lo hago exclusivamente para pasar el verano en la costa.”

- El performer: trabaja en el parador de Rock and Pop y es “re-loco”. Aparece con un disfraz de pulpo, con otro de payaso, con uno más de indio, muestra un poco el culo, se hace el perseguido, después acosa al público con agua o coquetea con alguna chica, siempre en culto a la “sin razón”, como en un nonsense más aturdidor que divertido, pero aportando eso que todo parador apreciaría: bullicio, ilusión de movimiento y espíritu joven.

- El cuidador de VIP: es un semipatovica que parece más un surfer que un orangután. Se lo ubica estratégicamente en los bordes de una cabaña o madera o isla central que funciona como nodo de todo parador o playa temática. El tipo no es violento pero marca el límite con argumentación. “Por favor bajate porque este sector es para invitados especiales”, dice al cronista en La Metro. “Pero yo...”, alguien intenta. Pero a diferencia de la nueva promotora (que acepta dar marcha atrás), él nunca da el brazo a torcer. Esquiva la mirada y da el empujón.

- El locutor-programador: en los paradores radiales, ahora el locutor también es el operador de sus transmisiones: programa y alterna los temas, maneja la técnica y los contenidos en una multifunción que se defiende como “la manera de dar agilidad al programa, de volverlo vivo, acorde al contexto y el estado de ánimo de la gente ese día”. Pero alimenta sospechas de “dos trabajos en uno” sólo para abaratar. ¿Quién, yo?

- El barman malabarista: hace números vivos en la barra del bar playero para acaparar la atención de las chicas, medios y músicos. Es una estrella siempre rodeada por grupos de más de 20, nunca regala un trago, pero tira jarras, botellas y copas al aire en un arte aprendido (posiblemente) en la escuela de circo. A cada playa ofrece lo que más le gusta. Cerveza en la Rock and Pop, y energizantes en La Metro. En El Cien dicen que lideran los tragos frutales.

- El/la dios/a del verano: camina por aquí, por allá, saluda a alguien que no conoce, se acerca de más. Trabaja, espontáneamente, reclutando fanspara incrementar las miradas sobre sí. Ganará el que más convoque en esta guerra por concitar la atención y grabar en la arena un nombre de pila asociado a la seducción.

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