PIRULO DE TAPA

GRACIOSO

Alberto Fernández estaba realmente preocupado. En un momento pensó que había perdido el saco. Después se convenció de que la desaparición había sido producto de un robo. Y cuando ya empezaba a evaluar cómo explicaría la situación al regresar a casa, el jefe de Gabinete encontró la maldita prenda. La habían escondido en un baño de la Casa Rosada al que acceden únicamente Néstor Kirchner, su secretario Daniel Muñoz y el vocero presidencial Miguel Núñez. Fernández todavía se pregunta quién habrá sido el gracioso.