SOCIEDAD › MARCHA GAY CON EL TEMA DEL MATRIMONIO IGUALITARIO

Un sábado de orgullo para festejar

La alegría de este año estuvo focalizada en el gran logro institucional. Estuvieron Vilma Ripoll, Jorge Coscia, Martín Sabbatella, Eduardo Jozami, Claudio Morgado, María José Lubertino y Hugo Yasky.

Imagen: Laura Gallo.

-Ahí está llamando... ¿dónde estás Vida? --preguntó Romy, cabellos fucsia fuerte, con mechitas amarillas y verdes, divino el coiffeur, y bigotes densos que le salían casi desde los omóplatos, vestido muy a lo Freddy Mercury, pero nada más que vestido, sin cantar--. Pero no Vi... no, no, ya estamos saliendo, venite ya...

Romy tenía razón en apurar a Vi porque apenas cortó el celular una marea humana daba los primeros pasos desde la hiperpoblada Plaza de Mayo hacia el Congreso, cantando la consigna "¡Derechos / legales / para travestis y transexuales!". Y al grito de "¡Vamos por máaas!". Adelante, encabezando la marcha y arrancando las miradas, las travestis, desnudas, mostrándose suculentas, piel al aire apenas interrumpida por diminutas telitas que justificaban la constitución trav. Difícil tarea la de algunos fotógrafos de medios "tradicionales", la XIX Marcha del Orgullo Gay mostraba demasiada teta al aire para esquivarla en imágenes.

Después, la cabeza de la marcha, la que enarbolaba la bandera, con María Rachid, presidenta de la Falgbt y promotora del impulso por el último logro, la ley de matrimonio igualitario; entremezclados entre cuerpos desnudos y retozones asomaba Luis D'Elía haciendo el gesto de la V, no de Vida, que ya había llegado y se estampaba un soberano chupón con Romy. Felices estaban ellas con sus bigotes de omóplato. En la cabeza también Vilma Ripoll, junto al secretario de Cultura Jorge Coscia. A un lado Martín Sabatella, Eduardo Jozami, Claudio Morgado, María José Lubertino, Hugo Yasky, en fin, todos intercalados con travestis que desacomodaban de cuerpo entero cualquier formalidad que se le quisiera imponer a una marcha que desde el vamos cantaba por la felicidad y los derechos a alcanzarla sin rótulos pero con documento propio.

Y mientras los organizadores intentaban abrir al público para avanzar por la avenida que por un día fue de May@, detrás, varios enormes camiones de comparsa, (los de la CHA, con música a todo volumen, ruidosos y vociferantes), bamboleaban la estructura de sus remolques, mientras l@s chic@s arrancaban aplausos, suspiros y fotos.

Difícil saber la cantidad de participantes. Los organizadores no podrían saberlo, tan tomados estaban por sus reclamos, tan mostrándose a todo orgullo y libres de toda atadura, difícil que pudieran saber que parecían muchos más de los que imaginaban. Difícil preguntar a los policías que entre socarrones y ojos perdidos, no podrían hacer estimaciones. ¿Cuántos serán?, nada más para saber con el absurdo ánimo de categorizar en números y Muchísimas, fue la respuesta.

El jolgorio se armaba donde fuera, no había espacio para evitarlo. Un negro, bien afrodescendiente, lomo al aire, compitiendo desde su musculatura con las desnudeces travestis, se dejaba fotografiar con cuanto mujer o varoncito lo quisiera acariciar para la foto. Mucho turismo gay-in-english, que apenas pudieron rescatar algo de su flemática composición, totalmente desbordados por las imágenes.

"¡Vamos por más!" gritaban desde los parlantes, mientras algunas miradas, tomadas de improviso, desacomodadas, no entendían qué significaba ir por más ante tanta desnudez pateando latitas de cerveza por la avenida de los españoles. La avenida misma vitoreaba al paso de la XIX Marcha del Orgullo Gay, camino al Congreso de la Nación, donde se levantó el escenario para reclamar por la identidad sexual indivisa, documento y sexo trans.

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