La contadora Laura Busato amaneció ayer atada y amordazada en el living de su casa del barrio porteño de Parque Chas. Estaba muerta. El lugar estaba revuelto y, según informó anoche una fuente de la fiscalía de Saavedra que interviene en la causa, la mujer “habría sido víctima de un robo, aunque no se descartan otras hipótesis”. La causa de la muerte aún es un misterio. En principio, desde la Policía Federal aseguraron que la víctima no tenía herida de bala ni de arma blanca, y que la muerte se habría producido por asfixia, como consecuencia de la presión de la mordaza que le habían colocado los asaltantes. Por la tarde, se le practicó una autopsia de la cual, aún, no tienen resultados. Busato vivía junto a sus padres, quienes también fueron atados y amordazados por los supuestos ladrones, y debieron ser asistidos por el SAME. “Cuando los desataron, no imaginaban que su hija estaba muerta”, confió una fuente policial.

El crimen ocurrió alrededor de las 6 de la mañana en la casa ubicada en un primer piso, en la calle Ta-sso 2685, entre Gamarra y Avalos, muy cerca del Hospital Tornú. Busato, de 49 años y divorciada, vivía allí con sus padres y también sus hijos menores, de 8 y 9, quienes dormían al momento de los hechos. La hija mayor de la contadora, quien vive en un PH vecino a la casa de su madre, recibió a las 6.30 un llamado de su abuelo, que acababa de desatarse. La joven, de 22 años, fue la primera en darse cuenta de que su madre había muerto, luego de llamar al 911.

Agentes de la Seccional 39 encontraron la casa muy desordenada y ninguna mancha de sangre. Luego asistió la División Homicidios de la PFA, aunque por pedido del fiscal José María Campagnoli no tomaron aún intervención. La casa fue periciada por la mañana y al mediodía el cuerpo de Busato fue trasladado a la morgue judicial. Mientras tanto, desde la fiscalía pidieron a la hija mayor que revise la casa de su madre para determinar si faltan dinero u objetos de valor.

“No había nada forzado, ni puertas ni ventanas”, aseguró ayer Rubén, ex marido de la víctima. Luego relató que el supuesto asalto fue realizado por dos hombres de entre 25 y 30 años, uno de ellos con el rostro cubierto. Maniataron a la contadora y a sus padres. Los investigadores creen que los ladrones entraron por la parte trasera de la vivienda, que da a la mitad de la manzana, ya que el frente, donde antiguamente funcionó una fábrica de medias y ahora hay una herrería, está totalmente enrejado.

Según fuentes de la Policía Científica, Busato podría haber fallecido por dos motivos: asfixiada por la mordaza que le colocaron los delincuentes o por un infarto, consecuencia de la tensión vivida. De momento, los investigadores se inclinan por la primera opción. Aunque no se descartan otras hipótesis, los investigadores creen que tras inmovilizar a las víctimas, los delincuentes revisaron la casa, robaron lo que encontraron y huyeron. “Me llama la atención que sea un robo. Es una casa normal donde no hay cosas de valor ni plasmas, solamente hay tres televisores que tienen veinte años”, dijo ayer un familiar que se acercó hasta la casa.

“Era una excelente persona. Antes vivía enfrente a esta casa, después se mudó un tiempo y cuando se separaron, decidió volver y vivir con sus padres. Hace poco su madre cumplió 89 años, hicimos una reunión al mediodía con ellos”, comentó ayer un vecino. Busato trabajaba como contadora de una empresa privada y había desempeñado la misma función en la Asociación Italiana. Anoche, los investigadores comenzaron a esbozar un identikit de los dos sospechosos a partir de los datos aportados por los padres de la víctima.