SOCIEDAD › FUE LIBERADO EL EMPRESARIO QUE MATO EN BELGRANO A LOS DOS LADRONES

La legítima defensa del Rolex robado

El juez consideró que José Luis Vercesi se excedió en su legítima defensa. Esa figura permite la excarcelación. El empresario había disparado desde su auto a tres ladrones que huían tras robarle su reloj. Mató a dos. El caso Santos y la polémica.

 Por Carlos Rodríguez

El caso del empresario José Luis Vercesi, que el 2 de febrero mató a balazos a dos delincuentes que le habían robado el reloj, se parece cada vez más al del mítico ingeniero Horacio Santos: ayer, como ocurrió con el “justiciero” de la década del ‘90, lo dejaron en libertad por considerar que sólo actuó “con exceso en la legítima defensa”, confirmó a Página/12 una fuente judicial. La causa sigue caratulada como “doble homicidio en ocasión de robo”, pero la interpretación del juez Jorge Rimondi es que Vercesi “fue víctima de un delito y reaccionó en legítima defensa, aunque se excedió en cuanto a los medios utilizados para repeler la agresión”. La decisión no está firme porque fue apelada por el fiscal Lucio Herrera, quien entiende que Vercesi debe seguir preso por el doble homicidio. Puede suceder que el imputado siga en libertad hasta el juicio oral porque, de prevalecer el criterio del juez Rimondi, el empresario podría ser condenado sólo por homicidio culposo, un delito excarcelable.
El magistrado evaluó los hechos, que ocurrieron en pleno día y que fueron presenciados por varias personas, para finalmente concluir que Vercesi “se excedió en la legítima defensa y como no tiene antecedentes penales, lo que correspondía era dejarlo en libertad hasta que se sustancie el juicio oral”. La medida fue apelada por la fiscalía y también por la defensa de Vercesi, que sostiene que el caso es “una típica situación de legítima defensa que no debe recibir ningún tipo de sanción penal”, explicaron las fuentes judiciales. La definición de la controversia entre las partes quedó en manos de la Cámara del Crimen de la Capital Federal, a quien fue girado el expediente.
Vercesi pasó este fin de semana en familia, en su casa del barrio porteño de Belgrano, ya que está en libertad desde el viernes, aunque la noticia recién se supo ayer. Su madre, Arminda, le dijo telefónicamente a este diario que el empresario no estaba en la casa ni quería hablar con la prensa. Luego, cortó la comunicación. Vercesi, de 52 años, es un experto tirador que practicaba todos los sábados y domingos en el Tiro Federal. El 2 de febrero fue asaltado por tres hombres en la esquina de Avenida del Libertador y Mendoza. Uno de los ladrones supuestamente lo amenazó con un cuchillo, obligándolo a entregar un Rolex de acero y el dinero.
El empresario, sin bajarse de su Peugeot 505 bordó con el que se había detenido al ponerse el semáforo en rojo, vio cómo dos de los ladrones trataban de escapar en una moto Translap plateada. Sin moverse de su asiento sacó una pistola 9 milímetros y disparó más de diez veces. Sobre el pavimento quedaron los cuerpos sin vida de Sixto González, de 38 años, y Manuel Soria, de 26. Los dos murieron en el acto. Uno tenía un balazo que le entró por la espalda y el otro dos impactos de bala, uno en el omóplato y otro en la cabeza. Ninguno de los dos llevaba armas, ni siquiera el cuchillo que un testigo dijo haber visto en la mano de uno de los asaltantes. Se trataría del tercero, el que huyó.
Vercesi vació el cargador de la 9 milímetros y en el barrio quedaron las huellas del ataque de nervios. Javier Boscherino, empleado de un locutorio cercano al lugar del hecho, confirmó que el empresario disparó sin bajarse, asomado a la ventanilla izquierda del Peugeot. Luego se bajó del auto, sólo para cerciorarse de que ninguno de los dos delincuentes diera señales de vida. Finalmente volvió a sentarse y esperó a que lo detuvieran los policías de la comisaría 51ª que intervinieron. “Parecía tranquilo”, dijo el testigo.
Horacio, el propietario de una casa de venta de repuestos para el automotor, sostuvo que “las balas volaron por todas partes”. De acuerdo con su relato, estallaron los vidrios de su negocio y junto con unos clientes tuvo que arrojarse al piso, para evitar consecuencias. También corrieron algún riesgo las personas que se encontraban dentro de un local de comidas McDonald’s que está sobre Avenida del Libertador. Eran las 11.30 de la mañana y el movimiento de personas a esa hora es permanente.De todos modos, luego de analizar la prueba reunida, el juez Rimondi interpretó que sólo hubo “exceso en la legítima defensa”.
El empresario tenía permiso para portar la 9 milímetros otorgado por el Registro Nacional de Armas (Renar). El juez Rimondi dejó el caso en un punto intermedio entre el homicidio simple, por el que se inclinaría el fiscal Herrera, y la absolución que pide la defensa. La figura del “exceso en la legítima defensa” encuentra su equivalente en el artículo 84 del Código Penal, aplicable para los homicidios de índole culposa. En lugar de los 8 a 25 años que se establecen para el homicidio simple, la pena por aplicar oscila entre los seis meses y los tres años de prisión. Es un delito excarcelable en la actual etapa del proceso y cuando se llegue al juicio oral, el tribunal puede aplicar una sentencia en suspenso, sin aplicación efectiva. Lo mismo ocurrió, luego de un proceso mucho más largo, con el ingeniero Santos.

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