SOCIEDAD › ARRANCA EL JUICIO DE UN CASO EMBLEMáTICO

El femicidio de Olavarría

 Por Mariana Carbajal

El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de Azul llevará adelante el juicio por el femicidio de Graciela Tirador, una contadora muy conocida en Olavarría, que fue asesinada en una brutal golpiza el 13 de enero de 2013. Su ex pareja, Luis Pablo Barbato, un jubilado de 64 años, es el único imputado. El hecho conmovió a esa ciudad bonaerense, que marchó dos veces, conmovida por el femicidio, para llamar la atención por la violencia machista. “El hombre es un cazador y un depredador por naturaleza y la mujer es una especie inferior”, solía repetir con convicción Barbato. A Tirador, literalmente, la convirtió en su presa. El debate oral está previsto que comience hoy, en una fecha por demás emblemática. Sus hijos Carla, María y Mariano Melotto convocaron a otra marcha a las 19.30 en el Paseo Jesús Mendía, con el objetivo “de concientizar, informar, educar y visibilizar la problemática de la violencia de género en todas sus manifestaciones”, contó Carla a Página/12.

Adhirieron a la convocatoria la Afsca, la APDH, el Espacio de Contención para Personas en Situación de Violencia de Género, la Mesa Local Contra la Violencia Familiar, espacios académicos y otras instituciones de Olavarría.

Barbato llega al juicio detenido, acusado de “homicidio doblemente agravado por alevosía y por la relación de convivencia que tuvieron”. Es decir, se lo encuadra como un femicidio íntimo. Fue el primer caso en el país en el que se imputó esa figura, después de la aprobación de la reforma que la incorporó al Código Penal, a fines de 2012.

Está previsto que el juicio oral y público se extienda por tres días. Durante la primera jornada declararán los familiares y vecinos de la víctima; en la segunda, los peritos que actuaron en el lugar del femicidio y los que realizaron la autopsia. El tercer día se esperan testigos propuestos por la defensa.

El femicidio de Tirador generó gran conmoción en Olavarría. La mujer estaba a cargo de una de las oficinas del Registro Automotor y era muy querida localmente. Luego del crimen, sus hijos organizaron dos marchas frente a la plaza principal con una nutrida participación –más de un millar de personas– para reclamar “justicia, prevención y conciencia social” frente a la violencia de género. Tirador había hecho varias denuncias contra su ex novio, tras decidir cortar la relación, porque la amenazaba y la hostigaba, pero la Justicia no llegó a protegerla, denunciaron sus hijos. La pareja se conoció a través de Facebook y convivió en la casa de Tirador durante diez meses, entre 2011 y 2012, hasta que ella decidió finalizar la relación como consecuencia de situaciones de violencia psicológica y física ejercidas por Barbato, según surge del expediente judicial.

Según la investigación que llevó adelante el fiscal Martín Pizzolo –quien actuará en el juicio–, en la madrugada del 13 de enero de 2013, Barbato se presentó en el domicilio de su ex pareja –en la calle José Luis Torres Nº 2430, de Olavarría– y le dio una feroz golpiza con un bate de béisbol y un caño galvanizado, provocándole múltiples heridas que le causaron la muerte. Las pruebas que lo incriminan son varias: en su casa se encontró un caño galvanizado similar al que había en la escena del crimen –y que no pertenecía a Tirador– y una silla blanca de plástico con manchas de sangre compatibles con el perfil genético de su ex novia. Cuando la Justicia allanó ese mismo día la casa de Barbato, sobre la calle Juan XXIII Nº 2162, en el garaje, colgados de un hilo, se encontró una camisa de Grafa azul y un pantalón del mismo material, sospechosamente lavados en la madrugada de ese domingo. Para el fiscal pudieron ser las prendas que vestía el acusado en el momento del crimen, que tenían manchas de sangre, pero no se pudo determinar su perfil genético porque no eran suficientemente abundantes para establecerlo. Al pedir la elevación del caso a juicio oral y público, el fiscal Pizzolo, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 5 del Departamento Judicial de Azul, tuvo en cuenta los antecedentes de violencia de género relatados por los familiares de Tirador, quienes testificaron en la causa que la mujer le tenía miedo y no sabía cómo cortar la relación, porque él la amenazaba con matar a su familia. Luego de la separación, Barbato siguió hostigándola, según se desprende de las denuncias que ella presentó en su contra. Una de ellas fue archivada.

En el expediente está incorporado el peritaje psicológico y psiquiátrico realizado a Barbato, que revela que el imputado “presenta una actitud fría, sin resonancia afectiva”, y que hace referencia a la víctima como “la occisa”. En la mayor parte del estudio “aparece la intención de descolocar y desafiar encubiertamente al otro, con habilidad manipulativa y oposicionismo encubierto”. Dice el peritaje que “es proclive a realizar recortes arbitrarios de la realidad, imponiendo lo propio como lo único verdadero”, que tiene “características egocéntricas”, que puede expresar “irritabilidad y hostilidad ante situaciones que no tengan que ver con las esperadas por él...”. Como conclusión de la entrevista, el peritaje indica que Barbato “presenta una caracteropatía narcisista con rasgos perversos... surgen características de manipulación hacia el otro, agresividad encubierta, falta de autocrítica y tendencia a la no diferenciación entre los deseos del otro y los propios, en tanto aparece un intento de imposición de sus propias perspectivas... las características descriptas pueden hacerlo propenso a conductas de acción. Subyace un sentimiento de superioridad con respecto al otro que incluye la figura femenina”.

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