SOCIEDAD › BAJO EL CONSUMO DE QUESOS Y AUMENTO EL DE YERBA

El nuevo menú de la crisis

Un estudio revela que la carne vacuna sigue siendo el alimento preferido de los argentinos. Respecto de 1999, cayó el consumo de quesos y derivados de la harina, y aumentó el de cerveza.

A dos años de la devaluación, la crisis parece haber modificado los hábitos alimentarios de los argentinos. El consumo de pollo, pescado, pastas frescas, frutas y verduras y, sobre todo, de quesos, experimentaron bruscos descensos. La carne vacuna sigue siendo la vedette de la dieta criolla: se mantiene en el tope de las preferencias a la hora de hacer las compras. Y los derivados de la harina se mantienen estables, aunque con algún retroceso. Solamente la yerba mate y la cerveza, en algunos estratos, tuvieron mayor demanda desde entonces. Estos datos corresponden a una comparación entre dos investigaciones, una realizada en 1999 y otra efectuada durante la tercera semana de octubre de este año sobre más de mil casos en todo el país.
La información fue obtenida mediante entrevistas personales y domiciliarias que integraron encuestas realizadas por la consultora TNS Gallup, con un margen de error estimado en un 4 por ciento. Se indagó a la población sobre sus hábitos de consumo con el propósito de medir cuál fue el impacto que produjo la crisis. La consulta, realizada entre el 23 y el 26 de octubre, arrojó que el 88 por ciento de los consultados aseguró haber comprado o consumido carne vacuna, manteniendo a ese alimento al tope de las preferencias alimentarias. En segundo lugar se ubicó el pan, con un 85 por ciento, y luego los huevos con el 79 por ciento; las verduras, con el 77 por ciento; la yerba mate, con el 75 por ciento; las frutas, con el 72, y las galletitas, con el 66 por ciento.
En comparación con el consumo en 1999, los productos con mayores retrocesos fueron los quesos, especialmente los blandos, los jugos preparados y las pastas frescas, que hace cuatro años representaban el 50 por ciento de la dieta de los argentinos.
“Este tipo de encuestas las realizamos en forma periódica. Pero se nos ocurrió comparar una medición de este año con una de 1999, el año en el cual se empezó a sentir la recesión. La conclusión a la que arribamos es que el consumo decreció y que se manifestaron algunos cambios en los hábitos de consumo de los argentinos”, explicó a Página/12 Constanza Cilley, de la consultora TNS-Gallup.
En cuanto a las carnes, la vacuna sigue siendo la elegida por los argentinos. En el orden de preferencias le siguen el pollo, el pescado, el cerdo y el cordero, en ese orden. En comparación con el trabajo de 1999, el consumo de carne vacuna se mantiene relativamente estable, mientras que las demás carnes sufrieron fuertes retracciones.
El estudio analizó el consumo por nivel socioeconómico. Por ejemplo, en los sectores de mayor poder adquisitivo, el consumo de carne alcanzó al 95 por ciento de la gente. En los estratos bajos, el consumo se mantiene dentro del promedio: 88 por ciento. En cambio, en el consumo de pollo la brecha es mayor: lo consumió el 77 por ciento de los encuestados del nivel alto y el 58 por ciento en los sectores de más bajos recursos.
En los derivados de la harina se registran las mayores retracciones en el consumo. Hubo un fuerte recorte en las compras de pastas frescas y galletitas. Sin embargo, para el pan, un producto básico en la dieta de los argentinos, no varió demasiado la demanda.
Respecto de los lácteos, es el queso en todas sus variantes el producto que sufrió la baja más notable en la elección de los consumidores: 35 por ciento respecto de 1999. Un dato notable es que, en octubre del 2003, la leche entera fue adquirida por el 48 por ciento de la gente en los sectores de más alto nivel económico, mientras que el 67 por ciento, dentro de la misma categoría, eligió la leche descremada. Este producto tiene un promedio de consumo de un 25 por ciento entre los sectores medios y bajos.
En el rubro de las infusiones, la yerba mate lidera las preferencias con un 75 por ciento. Su consumo se incrementó desde hace cuatro años en todos los sectores sociales, sobre todo en los altos. No pasó lo mismo con otras infusiones, como el té o el café, que experimentaron caídas. En cuanto a las demás bebidas, las gaseosas decrecieron al igual que las de contenido alcohólico. A excepción de la cerveza, cuyo consumo aumentó en la franja de quienes tienen entre 18 y 24 años, y el vino, que aumentó en las preferencias de los mayores de 35 años.

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En las góndolas, los quesos fueron los productos que más dejaron de comprarse en estos años.
 
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