SOCIEDAD

Un padre en huelga de hambre para que Brasil le restituya a su hija

Edgardo Cosmán se instaló ante la embajada de ese país. Reclama a su hija, llevada por su ex mujer. La Justicia argentina lo avala.

En un día de protestas multitudinarias, la que inició en soledad Edgardo Cosmán no pasó desapercibida. Se sentó ayer a las 10 de la mañana en la puerta de la Embajada de Brasil, acompañado de una botella de agua mineral y un bolso repleto de papeles. En ellos constan las numerosas resoluciones de la Justicia argentina para que vuelva al país su hija de 12 años. Se la llevó su madre a Brasil hace 20 meses, sin siquiera avisarle. Cuando logró encontrarlas, la Justicia de aquel país determinó que era lícita la actitud de la mujer, porque ella es la madre y tiene ciudadanía brasileña. Para que se revea su caso, Cosmán empezó una huelga de hambre. En su primera jornada no obtuvo resultados, sólo perdió algunos gramos.
“Al señor embajador de la República de Brasil”, señala el encabezado de la carta de ocho carillas que dejó en el edificio. Allí figuran los argumentos de la Justicia nacional para que la chica regrese a este suelo. “Según el Tratado Internacional de Restitución de Menores de La Haya y su similar interamericano, Ailén fue secuestrada y su retención es ilegal”, cuenta Cosmán a Página/12. “Esos tratados, a los que suscriben tanto Argentina como Brasil, están por encima de las leyes que cada país pueda tener sobre el tema”. Por ello en la Cancillería atribuyen a un “error jurídico” el rechazo a la demanda de Cosmán.
Su ex esposa, Graciela Scandurra, es arquitecta, al igual que él, y escultora. Se separaron cuando la nena tenía 4 años. Tienen otro hijo, de 15, cuya tenencia quedó a cargo de Cosmán. El es quien a la noche le va a traer una campera, una bolsa de dormir y mate. “Soy muy matero”, se alegra el hombre, dispuesto a pasar su primera noche frente al edificio que en sus formas tiene un parecido notable con un estadio de fútbol. La gente que pasa por Cerrito mira de refilón a Cosmán, que por nada del mundo suelta los carteles en los que pide por su hija, presente en la foto. Ella está en Curitiba. Para él, sentarse sobre un cantero brasileño es estar más cerca.
“Algunos me dicen ‘fuerza flaco’ o me dan un apretón de manos”, comenta Cosmán. No pasa lo mismo desde el lado brasileño. “A las 11 salió un funcionario para persuadirme en los mejores términos de que me retirara, porque no estaba de acuerdo con mi modo de protestar”, cuenta. “La vereda es argentina”, le reparó Cosmán. Más tarde, otro miembro de la embajada le dijo que se fuera con su huelga a otro lado porque “usted ya tuvo respuesta”. “No señor, primero tienen que responder a mi apelación”, le respondió. El hombre se enojó y se fue sin dar su nombre, como le había pedido.
“Solamente quiero una definición, quiero que terminemos con esto”, insiste. De esta manera podría “saber dónde estoy parado. Y si vuelven a negar mi pedido, voy a apelar a la Justicia internacional”, afirma. En sus carteles, que el viento empuja y le hacen doler los brazos, pide que no haya otra Navidad sin la niña. “Decidí hacer la huelga el fin de semana. Quiero llegar al 25 con al menos un papel firmado. Si no, vamos a brindar acá en la calle.” El “vamos” de Cosmán involucra a su familia, su actual mujer y a las dos hijas de ella, de las que habla como si fueran propias.
Según afirma, el canciller Rafael Bielsa le aseguró que “es el caso más claro de restitución que hay”. Y asegura que el funcionario se comprometió a darle al ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, una carpeta con la información de los sucesos. Hasta ahora, los dos exhortos diplomáticos emitidos por el Tribunal de Familia de Lomas de Zamora no lograron conmover a las autoridades de ese país.
A la noche, entre los papeles legales hasta ahora infructuosos, Cosmán leerá un material que ante la Justicia no es prueba válida: los mails que su hija envió a una amiga en los que dice que extraña a su padre y a su familia, expresa su desagrado por la ciudad desconocida en la que vive ahora y, entre palabras en las que describe su confusión, asegura que va a volver.

Informe: Sebastián Ochoa.

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Con pancartas y mate, Edgardo Cosmán reclama una respuesta.
 
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