SOCIEDAD › UN MICRO ASALTADO EN EL VIAJE

La ruta del robo

Los 26 pasajeros del servicio ejecutivo de la empresa de ómnibus General Urquiza calcularon las comodidades del coche en el que viajaban desde Catamarca hasta Buenos Aires pero no pudieron prever la eventualidad del viaje: siete hombres encapuchados con armas largas arrojaron clavos “miguelito” sobre la ruta, subieron al coche y los desvalijaron en plena madrugada. El hecho ocurrió ayer a la 1.45 en una autopista cordobesa. Fuentes de la policía provincial aseguraron que los delincuentes “tenían estudiados” los horarios en que pasaban los “seis servicios ejecutivos” que circulan a la noche por esa zona y que no se trató de un robo “al voleo”. Si bien hay pistas sobre los delincuentes, hasta anoche no hubo detenidos.
El servicio ejecutivo para 26 pasajeros en camarotes que viajaban desde San Fernando del Valle de Catamarca hasta la Capital Federal no tenía prevista una parada en Córdoba; la tuvo a la fuerza cuando el chofer Roberto Scheinffer, de 35 años, divisó sobre la autopista Córdoba-Pilar una “planchuela con clavos ‘miguelito’” que quiso esquivar pero no pudo. El coche debió detenerse en la banquina. El conductor y su compañero bajaron a cambiar las dos gomas destruidas y –según relató a Página/12 Diego Kadesevich, uno de los encargados de la empresa en Córdoba– “de entre los pastizales de la ruta salieron siete tipos encapuchados con armas de grueso calibre, tiraron boca abajo en la ruta a los choferes, subieron al ómnibus y asaltaron a los pasajeros”.
Los ladrones se llevaron dinero, objetos de valor y bolsos de mano de los pasajeros del interno 357 del servicio Urquiza Dorado; no así los objetos que estaban en la bodega del micro. Luego huyeron corriendo entre los pastizales, en dirección a un barrio de la zona. El auxilio y la policía cordobesa llegaron media hora después; ni los pasajeros ni los dos choferes fueron heridos. El empleado no supo precisar qué ocurrirá con los bienes de los viajeros pero afirmó que “cada coche tiene un seguro” y, en su consideración, “el que tiene que tomar medidas es el gobierno de Córdoba”.
Según la policía, la zona es “bastante oscura” y “no es la primera vez” que se registran hechos de ese tipo. Kadesevich precisó que “las pedradas a los coches son habituales; es más, una vez tiraron contra el parabrisas la rótula de un auto”. Hace semanas, varias empresas de corta distancia cordobesas instalaron rejas a los vidrios de sus coches debido a las continuas pedradas. “No creo que lleguemos a esa instancia, blindar nuestros coches sería una ridiculez”, opinó el empleado.

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