SOCIEDAD › PROYECTO PARA REABRIR LA MITICA CONFITERIA DEL MOLINO

Al rescate de la historia porteña

Una propuesta legislativa que cuenta con aval oficial prevé expropiar el edificio. Habría una confitería y un centro cultural.

Formó parte de la Buenos Aires de antaño. Por sus salones pasaron numerosas personalidades de la historia argentina. La misma historia que disfrutó de su brillo y lloró su decadencia, hasta el cierre definitivo en 1997. Siete años más tarde reabrió para una megamuestra cultural, en el marco del programa Estudio Abierto. Ahora, y tras varios intentos por recuperar aquel esplendor que supo tener, la Confitería del Molino, en la porteña esquina de Callao y Rivadavia, podría convertirse en un “espacio de la democracia y del Congreso”. Un proyecto de ley que cuenta con el aval del gobierno nacional propone la expropiación del edificio, para restaurarlo y transformarlo en un sitio cultural.

“Este tiene que ser un lugar para fortalecer la cultura democrática; un espacio audiovisual que esté orientado a la democracia, a nuestra historia”, explicó a Página/12 el autor de la iniciativa, el diputado Jorge Coscia.

El lugar elegido para el anuncio fue el salón Delia Parodi de la Cámara de Diputados, en el Congreso de la Nación. En la presentación del proyecto, el diputado, que preside la Comisión de Cultura de la Cámara baja, organizó la proyección de un video documental que relata la historia del edificio por el que pasaron personalidades como Lisandro De la Torre, Juan Domingo Perón, Tita Merello, Enrique Santos Discépolo, Marcelo T. de Alvear y Alfredo Palacios, entre otros.

Para apoyar la recuperación del tradicional edificio, estuvieron presentes en el acto de ayer el vicepresidente, Daniel Scioli; las diputadas Cristina Alvarez Rodríguez y Norma Morandini, y Susana Rinaldi y Leopoldo Federico, por la Asociación de Intérpretes, entre otros legisladores y personalidades de la cultura.

Para el diputado y cineasta, “en Buenos Aires hay muchos espacios culturales muy buenos, pero éste deberá tener exposiciones sobre la política y la historia argentina”. “Mi sueño es que el lugar tenga fotos, muestras de arte, salas de conferencia para actos, además de otras cosas”, contó el director de la película Luca Vive. “Imagino un museo interactivo que explique el funcionamiento de las instituciones del país, sobre todo para alumnos de los colegios. Con este proyecto, la idea es ayudar a construir el futuro”, afirmó a este diario.

En tanto, Morandini relató qué le significa el edificio, al recordar a su hermano Néstor, que fue secuestrado en esa esquina en los años de la dictadura. “Hay que rescatar lo mejor de nosotros”, destacó.

La propuesta indica que tras la expropiación, el edificio pasaría a depender del Congreso de la Nación. Luego se crearía una comisión de cuatro diputados y cuatro senadores, y un representante de la Secretaría de Cultura de la Nación para seguir adelante el proceso. La idea es llegar al bicentenario con la confitería recuperada y remodelada. La Jefatura de Gabinete del Gobierno habría dado el visto bueno para que el proyecto tenga los fondos necesarios.

“La confitería será, si se aprueba el proyecto, una confitería como la que fue, que respete el mismo estilo. No habrá pantallas de plasma ni cosas que no tengan que ver con su espíritu. El resto del edifico estará orientado a la memoria; en cada piso habrá algo en especial, como distintas muestras de arte, proyecciones de documentales. Incluso allí podrían sesionar las actividades del Parlamento Cultural del Mercosur”, detalló el diputado, y advirtió que no habrá “nada de oficias ni de burocracia”.

Por su parte, el vicepresidente, Daniel Scioli, destacó la necesidad de “recuperar el patrimonio cultural en beneficio de la tradición”.

La Confitería del Molino se inauguró en su actual ubicación en 1905 y tomó su nombre del primer molino harinero de la ciudad, que estaba a unas cuadras de la confitería. En 1997, año en el que fue declarada Monumento Histórico Nacional, la esquina de Callao y Rivadavia, frente al edificio del Congreso, “cerró por vacaciones” y, salvo para una muestra que duró diez días, nunca más volvió a abrir sus puertas.

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La Confitería del Molino, en la esquina de Rivadavia y Callao, cerró definitivamente en 1997.
Imagen: Pablo Piovano
 
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