SOCIEDAD

A mal tiempo de turista, buena cara de comerciante

El fin de semana largo dejó felices a operadores turísticos y comerciantes. No sólo hubo muchos visitantes, sino que el mal tiempo los llevó a consumir por encima de las expectativas.

El último fin de semana larga cumplió con creces con aquel giro popular que dice “al mal tiempo, buena cara”. El mal tiempo lo sufrieron miles de turistas que se acumularon en localidades clásicas como Mar del Plata, Bariloche y Córdoba, entre otras. La buena cara la pusieron dueños de comercios, shoppings, cines, bingos, casinos, casas de video, casas de jueguitos, restaurantes, bares al paso, paseos y demás rubros que mantuvieran una condición excluyente: estar situados bajo techo, lo que garantizó que terminaran atestados de turistas ávidos en gastar como si nada hubiera cambiado. Ayer, las respectivas secretarías de Turismo locales aún no habían cerrado sus números respecto de la cantidad de visitantes, pero en todos los casos los voceros señalaron felices: “El número de turistas superó todas las previsiones”.
“No pensábamos el éxito que íbamos a tener.” El director de Turismo de Córdoba, Carlos Marrero, era uno de los rozagantes funcionarios. Según estimaciones de esa dirección, la tradicional zona turística del Valle de Calamuchita y la misma ciudad de Córdoba mostraron un lleno total en sus localidades hoteleras. En la misma provincia, Villa General Belgrano desbordaba de visitantes, lo mismo que Santa Rosa y La Cumbrecita. En el Valle de Traslasierra, los funcionarios de Turismo locales daban una explicación a su euforia: “Vino mucha gente, como no venía hace tiempo -aseguraron voceros–, pero a eso hay que sumarle el buen nivel socio- económico”. Y, como se sabe, un bolsillo con abundancia redunda en la calidad y cantidad del gasto. Lo mismo señalaron hoteleros y comerciantes, dueños de restaurantes y comercios de Carlos Paz.
En Mar del Plata, cifras extraoficiales mencionaban la afluencia de 80 mil turistas. Los hoteles 5 estrellas tuvieron el máximo de ocupación, los de 4, el 90 por ciento; 85 en apart-hoteles; 55 para los de 3 estrellas; 25 por ciento para los de 2; 20, los de 1; y ocupación de 70 por ciento en hoteles gremiales. Las Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero, albergaron a más de 16 mil turistas en hoteles y campings. En tanto, en Bariloche, el secretario de Turismo local, Hugo Cejas, destacó “la importante presencia de visitantes chilenos”. Después de la devaluación, los trasandinos son, según los comerciantes, los que más meten la mano en el bolsillo para compras no sólo de artículos regionales y cueros, sino también equipamientos, herramientas y alimentos no perecederos.
Pero la característica del pasado fin de semana largo fue el clima, que derivó el gasto a determinados bolsillos: el de los comerciantes bajo techo. La lluvia, en algunos casos con sombras de tempestad, obligó a los turistas a actividades en lugares cerrados. Según la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias, “se observó mayor afluencia de público a las salas cinematográficas en relación con el mismo período del año pasado”. La afluencia se destacó, especialmente, “en los cines instalados en shoppings”. El dato fue verificado tanto en Capital como Mar del Plata y Córdoba. En la Rural de Palermo, la Exposición de Armas 2002 registró un 30 por ciento más de concurrentes, según CAME “debido a las intensas lluvias” aunque agregó, curiosamente, “y por la cantidad de ofertas a precios de liquidación”.
También cybercafés y locales de Internet ocuparon un 12 por ciento más que el año pasado sus cabinas de navegación on line, llegando incluso a extender sus horarios habituales. También según CAME, el gasto en todos los destinos turísticos “se dirigió hacia los rubros de gastronomía y espectáculos. En Mar del Plata –citan los mercantiles a modo de ejemplo-, los locales de bingo tuvieron un incremento del 16 por ciento, y los niños optaron por los videojuegos, que presentaron un crecimiento de 4 por ciento respecto al año anterior”.
Los principales beneficiarios meteorológicos en las grandes urbes fueron, sin duda, los alicaídos shoppings, “en oposición –cita CAME– a los comercios ubicados en los principales centros comerciales a cielo abierto en la Ciudad de Buenos Aires y barrios históricos como San Telmo y Recoleta”.

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