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“La mayoría de los hombres mayores de 60 vienen acostumbrados a que su pene erecto sea el comandante del acto sexual –metaforiza Adolfo Casabé, del Servicio de Urología del Hospital Durand–; durante muchos años la erección se le producía sólo por pensar en tener sexo, pero llega una edad en que suele ser necesario el estímulo directo en la zona genital; si la pareja no atiende a esto, la erección no se produce: esto no hay pastilla que lo cure pero puede resolverse con palabras, en una entrevista. Muchas veces los pacientes vienen buscando Viagra y se llevan un libro.”
También puede ser que, al revés, la consulta por impotencia permita diagnosticar una enfermedad orgánica subyacente: “Eso es frecuentísimo –advierte Casabé–: muchos pacientes descubren que son diabéticos desde que empiezan a tener problemas de erección. Y esto vale para diabetes serias, incluso descompensadas y en gente joven. Muchas veces la solución está en tratar adecuadamente la diabetes, y no hace falta Viagra. Otra causa posible de impotencia es el abuso de medicamentos como los antidepresivos, los antihipertensivos, los diuréticos”.
“Por todo eso –destaca el especialista–, es importante, ante la disfunción eréctil, hacer una consulta. Porque tomar Viagra cuando el pito no se para es fácil: la cuestión es encontrar la causa y tratar de resolverla.”